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Argentina, Mundo :: 16/08/2015

Globalización, colonialidades y nuevas legitimaciones. Ocho temas para un debate imprescindible

Jorge Eduardo Rulli
La endeblez del progresismo, el espejismo del desarrollo, las nuevas dependencias imperiales para latinoamérica y el rol de las izquierdas

Integrante y fundador del Grupo de Reflexión Rural (GRR), el autor propone un señalamiento de temas que apuntan al núcleo de la estructuración social que dejó el extractivismo en nuestra región.

1. Una izquierda escarmentada. Como aquellos que se quemaron con leche, y cuando ven una vaca lloran…. la generación que conduce el gobierno progresista o que lo respalda, tal como ocurre con los intelectuales de Carta Abierta y otros, seguramente como consecuencia de los excesos y desvaríos ideológicos cometidos en los años setenta, ha exceptuado de su universo el concepto de “Revolución”. Ahora abrazan con la fe del converso un “posibilismo” ramplón, pero funcional a prácticas políticas que tienen a los negocios como aspectos inseparables. Lamentablemente, se repite esa mirada y esos mismos bastardeos de la política, en buena parte de las generaciones más jóvenes, que se reprodujeron a imagen y semejanza del setentismo y que ahora practican una militancia rentada… Me refiero a la Cámpora, así como a Unidos y dominados, ese miserable experimento de organizar a miles de jóvenes en base a contratos con el Estado botín, convirtiéndolos en una plataforma para la disputa y para la concentración de poder.

2. Las derivas hacia el desarrollismo. Desde los años sesenta y a cubierto de presuntos y rebeldes entusiasmos propios de la época, se fue imponiendo gradualmente en el pensamiento de buena parte de los intelectuales, una mirada que mecánicamente sobrentendía que se trataba de alcanzar el Socialismo a través de los desarrollo del Capitalismo. Esa mirada revalorizó fuertemente a partir de la prédica de Horacio González, el papel de J. W. Cooke en la historia de las luchas populares, en especial por su alineamiento con la Revolución Cubana y su mirada crítica del Peronismo, desde el marxismo leninismo. Y ello, aún a contrario sensu de las memorias que recuerdan de manera fehaciente su respaldo a la candidatura del Dr. Arturo Frondizi en 1958 [a disgusto, por orden de Perón], y la ruptura de una tradición insurreccional a que ello condujo, en el Peronismo de la Resistencia. En los procesos progresistas existentes en América Latina se evidencian asimismo similares entusiasmos de muchos de sus líderes por el desarrollo de las fuerzas productivas, el caso más patético sería el de García Lineras… Un enamoramiento que remite probablemente a vicios de formación debido a manuales como los de Marta Harnecker, tenidos como libros de cabecera en los años setenta y según nos consta, también y hasta hace pocos años en las escuelas de formación política del MST en Brasil, pero ahora y a diferencia de aquellas épocas, esos entusiasmos y enamoramientos han sido lavados de toda utopía de cambios revolucionarios…

3. Negarse a comprender la Globalización. En los debates propios de las crisis que acompañaron el inicio del milenio, se impuso de manera obstinada una cerrada oposición en gran parte de la izquierda a considerar los fenómenos de la Globalización como algo que debía distinguirse y caracterizarse en relación a los procesos que la antecedían. Todo lo contrario, se insistía en que se trataba de la agudización de los mismos procesos propios del Capitalismo, y que se la debía abordar con los criterios habituales del análisis marxista, es decir con las mochilas propias del siglo XIX y XX. En aquellas obstinaciones y contumacias ideológicas radican seguramente los orígenes de las peregrinas doctrinas extendidas hoy a lo largo de América Latina, en cuanto a que podríase ser antiimperialista pero en simultáneo respaldar o reconocer a Monsanto o acaso también, el que podríamos prescindir de Monsanto para desarrollar nosotros una Biotecnología nacional y hasta una producción propia de Glifosato o de los diferentes agrotóxicos necesarios a procesos Agro biotecnológicos… De hecho, resulta habitual que diversos regímenes progresistas, aún aquellos caracterizados por ciertas osadías, que parecieran aventajar a sus semejantes progresistas en el continente, rechazan los procesos de la Modernidad, pero habiendo previamente incorporado como propios sus presupuestos fundamentales.

4. Los fenómenos que se producen en China modificaron los paradigmas existentes. En el año 1973 Nixon y David Rockefeller negociaron con Mao el traslado de las primeras fábricas de Occidente a China con la finalidad de aprovechar la mano de obra local, barata y disponible, así como la ausencia de conquistas laborales que caracterizaban al mundo del trabajo en China. Ese habría sido el comienzo de la llamada Globalización. Cuarenta años más tarde, China se erige como la fábrica del mundo y como nueva potencia en ascenso. Su presencia en nuestro continente es cada vez más hegemónica, tanto en proyectos energéticos como megamineros, en países como Venezuela equipara a EEUU en la compra de crudo y en Ecuador su presencia en proyectos de infraestructura y minería es mayoritaria. Sin embargo, el común de las miradas permanecen atrasadas de tan acelerada y cambiante realidad, de esa forma resulta común que se continúe mencionando las relaciones de dominación en términos generales como de norte sur, y no faltan los líderes de izquierda que continúan insistiendo en que China es una especie de hermana mayor o que, como Atilio Borón, rebaten que se trate de un nuevo imperialismo, dado que no ejercería al menos todavía, acciones militares en respaldo de sus políticas financieras y de inversiones…

5. La pretensión de ignorar o de permitirse incomprender la ruralidad. Es esta una época en que los mercados globales imponen sus reglas de producción masiva de comodities y cuándo las necesidades del coloso chino resultan inagotables en materias primas y en recursos. Es una época asimismo, en que las Corporaciones transnacionales extienden el modelo de los Agronegocios a nivel global y generan vaciamientos de poblaciones en considerables espacios destinados a sus producciones agrícolas en vastísimas escalas. Estos procesos generalizados de despoblamiento, procesos que implican la destrucción del tejido sociorural tradicional existente a lo largo de los últimos siglos, así como la desaparición masiva de aldeas y de pequeñas comunidades, van acompañados por formidables procesos de Conurbanización, que comprometen a lo largo del Planeta a centenares de millones de personas. Ellas son arrancados de sus lugares tradicionales de existencia, desterritorializadas y quebrantadas sus costumbres y sus redes parentales, deben hacinarse en las nuevas periferias de extrema pobreza.

6. ¿A qué condujeron esas ignorancias o incomprensiones de la ruralidad? Sorprendentemente, mientras aquellos procesos brutales de despoblamiento de la ruralidad, desplazaban a millones de personas, destruyendo sus vidas y amenazando la existencia misma de la Cultura humana que, ha tenido siempre sus orígenes en las zonas agrarias, la izquierda urbana reivindicaba para esos condenados de la tierra recién arribados a los conurbanos de pobreza, su derecho a vivir en la ciudad, cosa que en la práctica significa el poblamiento precario de zonas bajas inundables o altamente contaminadas, cuando no directamente el tener que habitar sobre antiguos basureros y enterramientos industriales. Fue de esa forma, propio de esos primeros años del nuevo milenio, que se produjo la multiplicación de organizaciones sociales que revalorizaron como fundamental los procesos de respaldo a la organización de esos sectores, en su extremo esfuerzo por sobrevivir en las nuevas, extrañas y hostiles condiciones en que debían desenvolverse. Tampoco faltaron los sectores de la izquierda urbana que se implicaron en los reclamos de planes y subsidios para atender las necesidades de esos mismos sectores que, para las nuevas categorías de estas miradas, pasaron a ser denominados como desocupados, trabajadores excluidos o meros recicladores. Es muy posible que aquellas campañas puedan haber proporcionado la idea de los extendidos procesos de asistencialismo masivo con que actualmente desde el progresismo, se los contiene y somete a fuertes procesos de aniquilamiento de la autoestima y de la propia dignidad. No podemos dejar de señalar que la consigna central en las recientes elecciones argentinas por parte del oficialismo y de sus acólitos, fuera llamativamente y sin ambages, la de que Gobernar es urbanizar….

7. El modelo extractivo y del agro negocio tiene su correlato político en el Progresismo. Mucho tiempo y energías se han perdido en especular acerca de cómo modificar el modelo progresista, corregir sus costados más autoritarios, denunciar su corrupción, detener la explotación de los bienes naturales y evitar las devastaciones ecológicas. Y cada vez que ganábamos una batalla lo que logramos es que el sistema se perfeccionara, que limara sus aspectos más groseros y se asemejara más todavía a las propuestas de RSE, Responsabilidad Social Empresarial. Continuamos pensando en términos anacrónicos de izquierdas y derechas, sin darnos cuenta que las derechas carecen de proyecto y de discursos, pero sobre todo carecen del imaginario necesario y de la vocación para diseñar políticas sociales. No son capaces de seducir y eso las deja afuera de los equipos gerenciales que se requieren, en épocas de sometimiento a las necesidades de los mercados y de las Corporaciones transnacionales. Hoy la ideología imperante es la de hacer negocios, operar en política, guiarse por estudios de ingeniería social y reproducirse como tribu, en lo que se piensa es el Poder y en realidad es el Gobierno y no mucho más que eso… El Poder con mayúscula es el de una nueva oligarquía que ha sabido comprender las nuevas reglas de una religión que sacraliza el interés por las comodities y las materias primas por parte de los mercados globales. Se trata de una plutocracia de origen inmigratorio reciente, que, en su mayoría provienen del partido comunista o pasaron por sus organizaciones juveniles como la FEDE.

8. Se anticipan nuevas legitimidades por parte de una izquierda cómplice que aceptó formalmente coparticipar en una escala reducida pero funcional al sistema. Una de las primeras promesas de quien tiene las mayores chancees de ser el próximo presidente de los argentinos, ha sido la de institucionalizar un nuevo ministerio de la Economía Popular. La jugada es brillante, no sólo porque un Ministerio de la Economía Popular estaría reconociendo explícitamente que la Economía en realidad es la otra, la verdadera y no la propia, que requiere aditamento, sino también porque incluye en el sistema de colonialidad a vastos sectores disgregados de la Sociedad, los famosos excluidos. Cartoneros, obreros de fábricas recuperadas, agricultores familiares, campesinos y gente de la Puna han tenido a lo largo de los últimos años y a través de sus dirigencias que no provienen de sus mismos estratos, sino que son militantes provenientes de la Universidad y siempre hijos de los sectores medios medios/altos que caracterizábamos antes como izquierda escarmentada, una larga historia de distraccionismo para los grandes temas de la política. Estos sectores a los que se habría prometido el nuevo Ministerio, han sido abiertos legitimadores del modelo aunque por izquierda, sustentando relatos y simulaciones, cuando no ejerciendo abiertas complicidades, tal como cuando en las Mesas de Diálogo convocadas por el Ministerio de Agricultura y bendecidas por el Obispo Lozano, engendraron con los grandes sojeros, documentos a favor de la Coexistencia.

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