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Europa :: 28/05/2023

¿Qué tanto interviene la OTAN en Ucrania?

Jorge Wozniak
El 9 de marzo misiles hipersónicos Kinzhal destruyeron en Lviv un búnker a más de 120 metros bajo tierra que servía como centro de mando para 150 oficiales de la OTAN

La respuesta a esta pregunta parece obvia: los Estados de esta organización militar, a título individual o colectivamente han aportado abiertamente recursos financieros, armamentos, municiones y capacitación (dentro y fuera de Ucrania).

Al comienzo de la invasión algunos Estados donaron o vendieron armamentos que poseían de la era soviética, dado que era el predominante en las fuerzas armadas ucranianas, lo cual facilitaba su manejo y su mantenimiento. Eran materiales para los cuales disponían de técnicos y líneas de montaje para repararlos.

A medida que el conflicto se intensificó esto no fue suficiente: se organizó que en algunos países del antiguo Pacto de Varsovia se reabrieron fábricas o se aumentó la producción de municiones para los cañones y morteros con calibres de tipo soviético. Además, la compra de esas municiones fue financiada por la propia OTAN. Al mismo tiempo gestionaron la compra de tanques soviéticos en otros países externos a la organización (como ser Marruecos) para reponer el cuantioso material destruido. Sin embargo, esta asistencia llegó a su fin por haberse acabado las existencias disponibles dentro y fuera de la OTAN.

Otro aspecto tan importante como todo lo anterior es el asesoramiento en inteligencia brindado por los satélites espías y las comunicaciones satelitales (pensemos por ejemplo en el sistema Starlink) para facilitar las operaciones a los mandos ucranianos, sin los cuales el desarrollo de la guerra sería muy diferente en este momento.

Otro aporte central en la guerra es el financiamiento otorgado (especialmente por los EEUU) para el funcionamiento del Estado ucraniano. Teniendo en cuenta el nivel de destrucción en la red energética y en algunos sectores industriales que provocaron una caída de casi el 30% en el PBI, sin el aporte de los Estados occidentales Ucrania ya habría colapsado: cada mes se inyectan unos 5.000 millones de dólares para garantizar los gastos administrativos cotidianos que mantienen la gobernabilidad.

Por todo lo anterior se entiende la declaración de la ministra de relaciones exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, en enero de 2023 acerca de que la OTAN está en guerra con Rusia. O la respuesta dada poco después por el vocero de Putin, Dmitry Pskov en febrero acerca de que “Rusia está de facto en guerra con la OTAN”. El propio Putin declaró este 9 de mayo en el Día de la Victoria que “Occidente ha comenzado una guerra contra Rusia”.

Más allá de los apoyos abiertos, está en discusión cada vez más si la OTAN no interviene de manera directa sobre el terreno con oficiales y soldados, porque esto podría llevar a considerar a los Estados intervinientes como beligerantes.

Cuando se produjo el fulminante ataque ruso por el sur del país y antes de la toma de la planta de Azovstal en Mariúpol los medios rusos afirmaban que en los sótanos de la acería había altos oficiales extranjeros. El rápido avance impidió su evacuación y durante el sitio de la ciudad dos barcos y dos helicópteros fueron destruidos al tratar de llegar allí. Esto sería una confirmación de la importancia del asunto para Kiev que decidió arriesgar medios escasos para lograr salvar a algunas personas clave. Cuando esto fracasó Zelenski pidió a Moscú abrir una ruta para que los sitiados pudieran abandonar la fábrica.

Los medios rusos afirmaban que en Azovstal estaba el teniente general canadiense retirado Trevor Cadieu, el general estadounidense Roger Cloutier Jr., los mayores retirados Paul Gray y Jasen Pask, junto al general Eric Olson, el teniente coronel británico John Bailey y otro personal de la OTAN. Aunque se desmintió rápidamente que algunos hayan sido capturados, tanto en Rusia como en Occidente la noticia desapareció rápidamente de los medios, lo cual es muy llamativo. Además de altos mandos otro tema es la presencia de miles de voluntarios polacos y de otros países occidentales, calificados como mercenarios por Rusia y como combatientes por la libertad en Ucrania y en los medios occidentales.

La pregunta que queda abierta es cuántos de ellos son efectivamente voluntarios o, si por el contrario, fueron enviados de forma encubierta por sus gobiernos para colaborar en el esfuerzo bélico ucraniano. Según las supuestas declaraciones de prisioneros ucranianos, muchos soldados polacos, británicos y estadounidenses tienen funciones de mando y no son sólo infantería de apoyo. Esto rompería uno de los acuerdos tácitos de la Guerra Fría por el cual cuando las tropas de uno de las superpotencias intervenía en un conflicto las tropas de los otros no lo hacían directamente en el frente

Prigoshin, el jefe del grupo Wagner, afirmó que en algunas localidades tomadas encontraron almacenados cadáveres decapitados con las manos amputadas, para dificultar la identificación. Los mismos serían los restos de militares polacos caídos en combate. Teniendo en cuenta que no suele exagerar en sus declaraciones vuelve a ser llamativo que nunca se hayan presentado las pruebas correspondientes.

El 9 de marzo varios misiles hipersónicos Kinzhal destruyeron un búnker cerca de Lviv. Según la inteligencia rusa ese lugar a más de 120 metros bajo tierra servía como centro de mando para que los oficiales de la OTAN coordinaran las acciones de las tropas ucranianas. En ese ataque habían perecido casi 150 oficiales extranjeros, información desmentida por Kiev que sin embargo no explicó por qué se atacó con recursos tan valiosos esa instalación.

¿Cuánta de esta información es verdadera y cual es simple propaganda para desinformar?

Durante la guerra de Corea a principios de los 50 la aviación estadounidense se enfrentó a pilotos “coreanos” muy hábiles. Los reportes de los aviadores de EEUU era que en las cabinas enemigas vieron pilotos rubios. En un momento tan caliente de la Guerra Fría (donde aún no existían pautas de convivencia claras) y en pleno macartismo, los mandos militares ordenaron silenciar esa noticia. En ese clima tan exaltado, la misma podría llevar a las autoridades de Washington a tener que escalar la guerra por la presión de la opinión pública.

¿Estaremos viendo algo similar hoy en día con los oficiales y soldados de la OTAN muertos o capturados? Según supuestos informes del Mossad hasta octubre de 2022 habían muerto más de 230 oficiales de Gran Bretaña y EEUU en Ucrania. De ser ciertos los documentos filtrados del Pentágono este año, comandos británicos estarían operando en el país.

De no resultar exitosa la ofensiva ucraniana de primavera y de colapsar sus líneas por un contraataque ruso es imprevisible el desarrollo del conflicto. Una derrota de la OTAN en Ucrania sería un grave desprestigio para la misma y daría paso a los críticos que proponen crear una organización netamente europea y no subordinada a los intereses de EEUU.

Seguramente en los próximos años podremos tener acceso a información acerca de cuál fue el nivel real de intervención del personal de la OTAN en Ucrania. O mucho antes si las bajas occidentales aumentan significativamente, como está sucediendo con el entierro de soldados polacos en ceremonias oficiales en diferentes cementerios de ese país,

* Profesor de Historia Contemporánea en la UBA e investigador en el Centro de Estudios sobre Genocidio.
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