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Bolivia, Anti Patriarcado :: 26/11/2019

Bolivia: Las respuestas a Rita Segato

Marina Yasky / Jorge Alemán
Dos de las varias respuestas que suscitaron las desafortunadas declaraciones de la antropóloga Rita Segato y otres intelectuales sobre el golpe de Estado

La falta de memoria

Marina Yasky

A quiénes se referirá Rita Segato cuando habla de la construcción de un Evo perfecto que nos tiene cegadxs. Entre los tantos y tantas entre quienes me incluyo, no conozco gente acrítica. En mi vida le di una 'green card' a nadie en nombre de nada, no necesito que quien defiendo aspire a una suerte de perfección imposible en la que además no creo ni creí nunca; así como quien no quiere la cosa, Rita nos trata un poquito de pelotudxs.

Tal vez no seamos lo suficientemente intelectuales ni lo suficientemente 'cool', pero de ahí a calificar de pelotudxs, hay unos veinte pueblos de distancia. Construir una reflexión partiendo de la base de que el otrx es una especie de abducido por un ramillete de pasiones que le tienen la capacidad de distinguir tres en un burro anulada, es un pelín soberbio. Y la soberbia es una cagada, no importa quien la profese ni cuales sean sus cucardas.

En lo personal, nunca fui una cristinista de paladar negro, tuve diferencias y discusiones bastante afiebradas con muchas personas que no aceptaban ni la más mínima crítica y que a la primera de cambio te corrían con el kirchnerómetro, pero nunca tuve dudas de que en la balanza, Cristina era (y es) lo mejor que tenemos. Y nunca tuve dudas que quienes la atacaron durante todos estos años con el único fin de limarla de la escena política, la criticaban por lo que hizo bien, nunca por lo contrario. Con Evo hacen lo mismo y atienden en el mismo lado del mostrador.

Me pregunto qué será para Rita Segato la imagen de la alcaldesa de Vinto (previa al golpe) en manos de la manada. Vejada, meada, golpeada por una turba de machos alfas, mezcla de Torquemada con el Ku Klux Klan, que le cortaron el pelo, la tiñeron de rojo y la pasearon como a un trofeo por las calles de su ciudad. Faltó solamente que la quemaran viva en una hoguera y teníamos la postal del espanto completita.

Qué significará la imagen de las bartolinas vapuleadas por una patota de encapuchados. Las mujeres a las que les cortaron las trenzas. Las que tumbaron en el suelo para escupirlas desde arriba. Cómo explica Rita Segato que sigan poniendo el cuerpo para defender a Evo, para defender ese otro mundo posible que empezó con Evo como presidente.

¿Será el endiosamiento lo que nos les permite ver que con su cría a cuestas defienden a quien en realidad no merece su par de ovarios? ¿No será un poquito soberbio creer desde la comodidad de una casa en Buenos Aires, que todas esas mujeres en el fondo ni ven ni entienden nada, y necesitan de la antorcha de la secta de les iluminati para ver con claridad que en realidad no vale la pena defender con su vida lo que defienden? ¿No es en el fondo una visión muy elitista y hasta despectiva sobre un pueblo al que seguimos estereotipando? ¿Y si aprovechamos el tiempo de las deconstrucciones para deconstruir también un poquito la mirada occidental sobre los pueblos originarios?

Borrar el contexto político y el histórico, relativizar al enemigo, contar las costillas de Evo en plena sangría y subestimar las razones de un pueblo que de resistencias sabe probablemente más que ninguno, es o mala leche o ignorancia. Como lo primero lo descarto, no me queda otra que llamarlo ignorancia. Y no, no basta la fama bien ganada de intelectual brillante para no pisar el palito de la ignorancia.

Me resulta además bastante ofensivo con nuestra propia historia, como una suerte de escupitajo sobre nuestra propia herida relativizar un golpe de Estado, encontrarle los peros, el cómo y el dónde, y no detenerse en lo único que importa, en lo urgente: Bolivia somos también nosotrxs, lo fuimos hace 43 años y nada ni nadie nos garantiza que no podamos volver a serlo.

Evo no cayó por sus errores, cayó por la misma fórmula golpista que bañó de sangre estas tierras a lo largo y ancho de nuestra historia. Frente a un escenario como este, Rita Segato nos invita a quitarnos la venda del endiosamiento de los ojos y pegarle a Evo cual piñata de cumpleaños. Gracias pero paso. La verdad es que si hay alguna ceguera que me preocupa es la falta de memoria.

* Militante de la CTA

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Bolivia y la deconstrucción

Jorge Alemán

En este momento horrible de Bolivia surgen voces que desde distintos lugares reclaman abrir un "espacio crítico" con respecto a Evo, "pensar sus errores para no repetirlos", "no ser binarios", etc. En otros términos, en el momento en que el verdugo levanta el hacha invitan a la víctima a "deconstruirse" y les proponen a los seguidores de Evo que reflexionen sobre todos los errores cometidos.

Más allá de la pobrísima idea acerca de la función de la repetición en la historia insinuada en esta posición, desde qué lugar de enunciación se pretende hablar, quienes son aquellos que por su valiente "lucidez crítica" tienen el privilegio de situarse fuera del antagonismo para no ser "binarios".

¿A qué lugar remite este uso masivo e indolente del término binario cuando somos los contemporáneos de una masacre? ¿Es endiosar a Evo no señalar ahora, justamente ahora, todos los errores de su proyecto? Los que lo apoyamos sin ambivalencias y condenamos sin más al golpe, ¿no habíamos visto los errores? O ahora resulta que para no ser binarios nos podemos situar en una alteridad irreductible e intocable que nos protege y nos promete un futuro sin errores.

L@s intelectuales critic@s que nos quieren deconstruir en nuestro apoyo incondicional demuestran cómo un supuesto ejercicio crítico a veces es nada más que ofender a la causa, esa causa frágil, errática, poblada de errores, pero con enemigos muy crueles y peligrosos como para salirse del "binarismo" haciéndose el distraíd@ con aquello que mata de verdad. ¿Quienes son los que están cieg@s?

* Psicoanalista vinculado a la escuela lacaniana

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