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Medio Oriente :: 21/09/2017

La guerra de Siria está llegando a su fin y Al Assad es el vencedor

Robert Fisk
Quienes en la ultraderecha política del régimen israelí afirmaron que Al Asad era un peligro mayor que Isis, quizás tengan que volver a pensárselo

Recibí un mensaje en mi teléfono móvil la semana pasada. "El general Khadour cumplió su promesa", decía. Sabía lo que significaba. Hace cinco años conocí a Mohamed Khadour, que estaba al frente de unos cuantos soldados sirios en un pequeño suburbio de Alepo, bajo el fuego de yihadistas islamistas en el este de la ciudad. Entonces me mostró un mapa. Recobraría esas calles en 11 días, aseguró.

En julio de este año, volví a encontrarme con Khadour lejos, al este, en el desierto sirio. Me dijo que iba a entrar en la sitiada ciudad de Deir Ezzor antes de finales de agosto. Le recordé, un poco cruelmente, que la última vez que me dijo que recuperaría parte de Alepo en 11 días, el ejército sirio tardó más de cuatro años en hacerlo.

"Eso fue hace mucho tiempo", dijo Khadour. En aquellos días, el ejército no había aprendido a luchar en una guerra de guerrillas. El ejército había sido entrenado para retomar Golán y defender Damasco. Pero ya había aprendido.

Y, efectivamente, así era. En el desierto, Khadour dijo que iba a bombardear la ciudad de Sukhna -los rusos harían gran parte del trabajo- y sus tropas sirias entrarían en Deir Ezzor, rodeada por Isis durante tres años, donde resistían 80.000 civiles y 10.000 soldados. Khadour aseguró que llegaría a Deir Ezzor el 23 de agosto. Y así lo cumplió. Ahora dirige su ofensiva hacia el resto de Deir Ezzor y luego hacia la frontera sirio-iraquí.

Después de la captura por completo de la ciudad y con Khadour en la frontera, y ahora que Alepo está totalmente en manos del gobierno y sólo la provincia de Idleb sigue siendo un cubo de basura de terroristas, en su mayoría islamistas (incluyendo al-Qaeda), a muchos de los cuales se les permitió viajar allí a cambio de entregar trozos de ciudades sirias, lo que parecía impensable en Occidente está ocurriendo: las fuerzas de Bashar al-Asad están ganando la guerra.

¿Cuántos recuerdan el día en que los estadounidenses bombardearon a los soldados sirios cerca de esa base aérea y mataron a más de 60, permitiendo que Isis la separara del resto de la ciudad?. Los sirios nunca han creído la afirmación estadounidense de que estos cometieron un "error". Los rusos avisaron claramente a la fuerza aérea estadounidense que estaban bombardeando a las fuerzas sirias.

Los británicos ya parecen haber recibido el mensaje. La semana pasada retiraron sus entrenadores militares, los hombres que debían entrenar a los míticos 70.000 rebeldes de David Cameron, que supuestamente iban a derrocar al gobierno de Al Asad. Incluso el informe de la ONU de que el Gobierno de Asad había matado a 80 civiles en un [supuesto] ataque con gas este verano tuvo poco eco en los políticos europeos, que hasta entonces habían denunciado los [supuestos] crímenes de guerra de Asad y apoyado el ataque sin sentido de EEUU con misiles Cruise contra una base aérea siria.

¿Y qué pasa con Israel? Un régimen que de verdad contaba con con el fin de Asad, llegando hasta bombardear a sus fuerzas y a las de sus aliados de Hizbulah e iraníes, mientras prestaba ayuda médica [y económica, y militar] a las bandas islamistas de Siria en las ciudades israelíes.

No es de extrañar que Benjamín Netanyahu estuviera tan "agitado" y "sensible" -según descripciones rusas- cuando se entrevistó con Vladimir Putin en Sochi. Irán es un “aliado estratégico” de Rusia en la región, le dijo Putin. Israel era solo “un socio importante” de Rusia. Lo que no es exactamente lo mismo - ni lo que Netanyahu quería oír.

Por otra parte, las repetidas victorias de los sirios significan que su ejército está entre los más "endurecidos en batalla" de la región, unos soldados que antes solían luchar por sus vidas y que ahora están entrenados para coordinar tropas e inteligencia desde un solo cuartel general de mando. Como ha dicho Sharmine Narwani, investigadora asociada del St. Antony's College [Inglaterra] esta semana, esta alianza tiene actualmente la cobertura política de dos miembros permanentes del Consejo de Seguridad de la ONU, Rusia y China.

¿Qué hará Israel? Netanyahu ha estado tan obsesionado con el programa nuclear de Irán que evidentemente nunca imaginó -como Obama, Hillary Clinton, Trump, Cameron, May, Hollande y otros miembros de las elites políticas en Occidente- que Al Asad podría ganar, y que de los escombros de Mosul también puede emerger un poderoso ejército iraquí.

Netanyahu sigue apoyando a los kurdos, pero ni Siria, ni Turquía, ni Irán, ni Irak tienen ningún interés en apoyar las aspiraciones nacionales kurdas, a pesar de la utilización militar de las milicias sirias de las llamadas Fuerzas Democráticas Sirias (que son fundamentalmente kurdas y no “sirias”, no son “democráticas” y tienen poca “fuerza” sin el apoyo aéreo de EE UU).

Así que mientras esperamos a que Donald Trump y Kim Jong-un comiencen la Tercera Guerra Mundial, no nos hemos dado cuenta que el mapa militar de Oriente Próximo ha cambiado de manera sustancial y sangrienta. Pasarán años antes de que se reconstruyan Siria e Irak (y Yemen), pero los israelíes, tan acostumbrados a pedir ayuda a Washington, quizás tendrán que volver a Putin para que les saque del lío en el que se encuentran.

Quienes en la derecha política israelí afirmaron que Al Asad era un peligro mayor que Isis, quizás tengan que volver a pensárselo, sobre todo porque Al Asad puede ser el hombre con el que tendrán que hablar si quieren mantener su frontera norte segura.

www.counterpunch.org. Traducción: Enrique García para Sinpermiso. Revisada por La Haine

 

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