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Cuba :: 05/08/2025

La Revolución Cubana lucha por mantener vigente el socialismo en medio de nuevos bloqueos y crisis

Gabriel Vera Lopes
Cuba debate actualmente cómo sostener su modelo socialista mientras implementa las reformas necesarias para superar la crisis actual

[En la foto: Cubanos pasan frente a la Embajada de EEUU mientras marchan por el paseo marítimo de La Habana el 20 de diciembre de 2024, durante una protesta contra el bloqueo y la permanencia de Cuba en la lista de países patrocinadores del terrorismo.]

A sólo noventa millas de la mayor potencia mundial, Cuba construye –con inevitables avances y retrocesos– desde hace más de seis décadas un proyecto social, económico y político alternativo al sistema capitalista hegemónico.

Como ningún otro país en la historia, y armada únicamente con su convicción y firmeza ética, Cuba se ha enfrentado a EEUU a lo largo de su historia. El camino que eligió, un compromiso con la autonomía y la independencia nacional, estuvo marcado por constantes agresiones como castigo por esta decisión.

Sin embargo, el país caribeño mantuvo su compromiso con la construcción del socialismo, incluso tras la caída del campo socialista y la disolución de la Unión Soviética. Según el profesor de economía e investigador cubano Carlos Enrique González, la vía de la construcción socialista fue necesaria para muchos de los avances sociales en salud, educación, cultura y deporte. Incluso sectores ajenos a la Revolución admiten que pocos países —especialmente los pequeños Estados insulares en condiciones adversas— han logrado un progreso similar.

«Cuando pensamos en socialismo, pensamos en un proceso que busca transformar todos los aspectos de la sociedad: nuestra forma de pensar, de producir, de organizar la economía, las relaciones sociales e incluso los patrones de consumo. Esto no se logra de la noche a la mañana», afirma el profesor.

El investigador enfatiza que, durante el siglo XX, se creía erróneamente que la construcción del socialismo sería un proceso lineal y estructurado. Pero la historia ha demostrado lo contrario: «Construir una sociedad diferente al capitalismo es profundamente contradictorio y complejo, con avances y retrocesos. Lo más importante es aprender de los errores y actuar con rapidez para corregirlos».

En un contexto de economía frágil y creciente hostilidad de Washington, Cuba debate actualmente cómo sostener su modelo socialista mientras implementa las reformas necesarias para superar la crisis actual.

Enfrentando la adversidad

El debate principal que hoy recorre la Revolución es cómo lograr que Cuba vuelva al crecimiento y al desarrollo, condición indispensable para la vigencia de los derechos que promueve el socialismo.

Debates recientes en la Asamblea Nacional del Poder Popular refuerzan esta visión. Carlos Enrique Gonzales enfatiza que, a diferencia de otras experiencias políticas, la vocación social de la Revolución y el gobierno busca mejorar la calidad de vida, especialmente de los sectores más pobres. Sin embargo, para mantener y profundizar estos logros —muchos de los cuales se han deteriorado en los últimos años— es fundamental superar la crisis económica y retomar la senda del crecimiento.

El desafío es enorme. Cuba libra sus batallas en condiciones excepcionales, enfrentando la hostilidad constante de la principal potencia militar y económica del hemisferio. Washington intenta asfixiar la economía cubana por todos los medios, mediante el criminal bloqueo, cuyo objetivo explícito es causar sufrimiento a la población.

En este sentido, el profesor señala que los discursos mediáticos que minimizan el impacto del bloqueo «solo pueden actuar por ignorancia o mala fe». El bloqueo afecta profundamente la capacidad del país para el desarrollo económico y el progreso social.

El economista explica que «algunos insisten en que el bloqueo afecta al gobierno, no al pueblo, pero esta separación no existe en Cuba. El bloqueo impacta sobre todo al pueblo, pues es quien más sufre sus consecuencias. Limita el desarrollo económico y, con ello, reduce la capacidad de consumo y la calidad de vida».

Sin embargo, González aclara que, si bien el confinamiento agrava muchos problemas, no todos son consecuencia exclusiva de él. «Puede parecer contradictorio, pero no es negativo: significa que el confinamiento no es una realidad absoluta ante la que no podamos hacer nada. Podemos hacer mucho, aunque sea difícil. Depende de nuestra lucha para salir adelante».

Además, añade que, pese a todo, “Cuba tiene capacidad de superarse, como lo hizo en el pasado”, siempre que pueda encontrar e implementar políticas económicas adecuadas.

Una economía en busca del equilibrio

«En un contexto de mayor confinamiento, sumado a políticas económicas que, en mi opinión, no eran las más adecuadas, llegó la pandemia. Nuestra capacidad de recuperación se vio muy limitada y aún no hemos encontrado la fórmula para reactivar la economía», reflexiona González.

Entre las políticas que considera problemáticas, menciona el proceso de dolarización iniciado en 2019. Si bien el objetivo era atraer más divisas al sistema económico nacional, a mediano plazo esto tuvo el efecto contrario en el aparato productivo. Muchos sectores dependían de las asignaciones gubernamentales de divisas, y el aumento de la demanda interna de divisas impulsó el crecimiento del intercambio informal. La falta de un mercado cambiario formal exacerbó las distorsiones y afectó profundamente la producción nacional, obstaculizando la capacidad del gobierno para captar divisas.

A esto se sumó el Proceso de Ordenamiento Económico, iniciado a principios de 2021, con el objetivo de unificar las dos monedas que coexistían hasta entonces y establecer un tipo de cambio único. Sin embargo, al implementarse en un contexto de extrema fragilidad —debido a la pandemia y al endurecimiento de las sanciones impuestas por la administración Trump—, generó importantes desequilibrios monetarios en el funcionamiento de la economía cubana.

Un ejemplo por el que vale la pena luchar

Más allá de la urgencia de estabilizar la economía, se requiere un debate más profundo: ¿qué significa actualizar el socialismo en las condiciones actuales? González argumenta que es necesario aprender tanto de los aciertos como de los errores del socialismo del siglo XX, algunas de cuyas características aún persisten en Cuba.

Uno de los principales desafíos es actualizar los mecanismos de planificación económica, esencial para diferenciarnos de las economías de mercado guiadas por la lógica del lucro. Propone avanzar hacia formas de planificación menos centralizadas, como sugiere la propia Revolución.

En este contexto, destaca que “pocas veces ha habido un debate económico tan constante como el que existe hoy en Cuba. Un debate que permea centros laborales, instituciones, universidades y centros de investigación”.

Sin embargo, cree que es crucial que estos debates se hagan más públicos. «Cuanto más abierto y participativo sea el debate económico, menor será el riesgo de cometer errores».

Refiriéndose a la tradición participativa de la Revolución, González afirma que, aunque el pueblo no defina las políticas macroeconómicas, “será él quien marque el camino”.

Creo que la Revolución Cubana es un proceso por el que vale la pena seguir luchando. Porque el capital político que ha acumulado no es solo retórica, sino una prueba concreta de que es posible luchar por un mundo mejor. Y quizás hoy, más que nunca, este ejemplo merece ser defendido.

Brasil de Fato / Resumen Latinoamericano

 

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