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Europa :: 31/07/2011

La sombra de Olof Palme en Noruega

Dabid Garcia
Perdonar que me cueste aceptar que lo sucedido en Noruega en estos últimos días, sea fruto de la acción de un “aislado” fascista neurótico.

Este tipo de explicación, incluso en ambientes académicos, resulta de lo más utilitario cuando se trata de digerir ciertos hechos aparentemente incomprensibles para la razón humana. Recurrir al enfermo mental para culparle de todo y utilizarlo a modo de parapeto, no sólo pasa en momentos puntuales desgraciadamente, sino que llega incluso a servir para evaluar determinados período históricos.

La salud mental como recurso polivalente, que lo aguanta todo, vale para un roto y para un descosido, un parche muy manido, burdo y estúpido.

Y es que cuando se recurre a la supuesta salud mental de un individuo, sacándolo del contexto económico-social y político en el que se vive, solo sirve para jugar al escondite, fijarse en el dedo que apunta a la luna. Quien utiliza este argumento, quizás lo que trata en definitiva es de encubrir y exculpar a ciertos sectores sociales y grupos de poder implicados en lo acontecido. Ejemplos históricos los tenemos a cientos.

Creo que todos y todas ignoramos, de momento, el fin que tienen las acciones acaecidas en Noruega y si el individuo, autor de la masacre, actuó solo, acompañado o apoyado. Lo único que está meridianamente claro es que la acción tiene como blanco a la Socialdemocracia escandinava. Y apunto de manera intencionada cuando hablo del objeto receptor de este ataque, la Socialdemocracia escandinava.

Puede que un servidor caiga sin remedio en la ya conocida “teoría de la conspiración”. No es mi intención pero intentaré argumentar en mi favor que tenemos que apreciar toda la película de los hechos y no un fotograma en concreto.

Los asesinatos de Noruega, desde luego, no son el comienzo de la supuesta “pérdida de la inocencia” de la sociedad ideal escandinava como nos vienen repitiendo incansablemente los medios de comunicación. O… ¿es que enviar tropas de este país para la ocupación de Afganistán no es una acción de cinismo e hipocresía de los propios noruegos? .Y aunque la cuestión de la culpabilidad o no de los pueblos con gobiernos y estados imperialistas (por muy socialdemócratas que sean) daría para muchas horas de debate lo que este escribiente intenta transmitir es que nada ha comenzado con la matanza de Oslo y la isla de Utoya. Había antecedentes dramáticos en esa aparentemente tranquila zona del planeta.

Eran las 23:21h. Olof Palme caminaba por una calle junto a su mujer, Lisbet, después de haber salido del cine. En ese momento, un desconocido se acercó, abrió fuego contra el Primer Ministro de Suecia y huyó. Así ocurrió el asesinato a tiros del gobernante sueco Olof Palme, el 28 de febrero de 1986 en Estocolmo.

En 21 años de investigación sólo ha habido un acusado, Christer Petterson, un sueco alcohólico y toxicómano, detenido en 1988 y absuelto por falta de pruebas. El crimen no fue resuelto, convirtiéndose para Suecia en el “enigma del siglo”. El caso prescribe el 28 de febrero de 2011, al cumplirse los 25 años.

Reconozco que ni Olof Palme ni la Socialdemocracia escandinava son santos de mi devoción pero este líder de la socialdemocracia sueca se enfrentó al neoliberalismo, por entonces en su primera etapa (y aplicado por primera vez en Chile tras el golpe de estado de Pinochet), porque consideró que constituía un sistema económico de exclusión social a las mayorías y una política global de acumulación brutal.

Bernt Carlsson, protegido y aliado político de Olof Palme, comisionado de Naciones Unidas por Namibia en Julio de 1987, también sufrió una “extraña” muerte. Carlsson murió el 21 de Diciembre de 1988 en el vuelo de la Pan Am World Airlines 103 que estalló de camino a la celebración de la ceremonia de la firma en las Naciones Unidas en Nueva York en la que el Apartheid Sudafricano iba a conceder la independencia a Namibia tras largas y duras negociaciones.

Anna Lindh, política socialdemócrata. Sueca también, fue asesinada 17 años después. Apuñalada el 11 de septiembre de 2003. Persona que muy probablemente irritaba a los mismos grupos que pudieron estar tras el atentado contra Palme.

Ver a los noruegos, con flores en las manos, mostrando su dolor por lo sucedido, me recuerdan los momentos vividos por los suecos años atrás. La dirigencia socialdemócrata sueca tomó buena nota de lo ocurrido a Palme y a otros miembros de su partido y desde entonces, la derecha y la extrema derecha han crecido y el neoliberalismo ha avanzado posiciones en ese País. Posiblemente a los socialdemócratas noruegos les ocurrirá lo mismo. En Finlandia hace tiempo que la fuerzas más reaccionarias avanzan y Dinamarca no se queda a la zaga, los controles policiales en sus fronteras, violando los acuerdos de libre circulación de ciudadanos europeos por su territorio es sólo una muestra.

La Socialdemocracia en general y la escandinava en particular no entendió ni ha entendido que el capitalismo es como un cáncer, le temen sí, pero no hacen nada para combatirlo, creen que lo pueden controlar pero se reproduce tan agresiva y descontroladamente que anula a la sociedad en la que vive y provoca terribles metástasis, acabando por matar a todo lo que le rodea.

La Socialdemocracia, antaño y ahora, miró y sigue mirando hacia otro lado. Nació asustada, sin remedio y ve su final, finiquitada por el propio sistema al que tanto defendió frente a la Revolución. Ejemplos históricos de esto a cientos.

Viendo las imágenes de los cadáveres de la matanza en Isla de Utoya uno llega a visualizar como los hijos de Berstein y de Kaustky intentaban correr, escapar, pero sin recorrido ni rumbo (el estado del bienestar muere asesinado sin remedio y sin alternativa) y aunque procuraban esconderse y pasar desapercibidos para sobrevivir, eran buscados, encontrados y barridos del mapa por un asesino implacable, el capitalismo que siempre fue, ha sido y será salvaje, se ponga la máscara que sea o se disfrace de “Caballero salvador”. Es lo que toca.

Hace mucho tiempo que los socialdemócratas dejaron de entender la dialéctica. Que nadie espere reacciones. Olof Palme y lo acaecido en Noruega son un buen ejemplo de ello.

* Miembro de EHK
Euskal Herrian 2011-07-27


Más información en La Haine:

Olof Palme: a 25 años de su asesinato

Olof Palme: a veinte años del crimen

 

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