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Colombia :: 04/11/2005

La deuda eterna de Colombia: un caso silenciado

Revista Insurrección - ELN
La deuda externa es el principal mecanismo de dominación y saqueo que tienen las grandes potencias sobre las economías y los pueblos del tercer mundo

La deuda eterna, como se le denomina ya, es el núcleo de las razones para la aplicación de los programas de ajuste tan odiosos y lesivos efectuados a partir de los llamados acuerdos con los organismos multilaterales como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial.

Toda esa jerga con que nos aturden los economistas del establecimiento, como ajuste fiscal, superávit primario, apertura económica, libertad del control de cambios, no es más que la referencia a los mecanismos de expoliación macroeconómicos y de política monetaria para que se pague hasta el ultimo centavo de los intereses y servicios que esta inmensa deuda genera.

En abril de este año la deuda externa total, publica y privada, de Colombia era de 37.796 millones de dólares.
El Banco de la República informó que el 63,86 por ciento de la deuda externa total es del sector público u oficial y el 36,13 por ciento fue contratada por los empresarios privados. Lo anterior quiere decir que la deuda del sector público totaliza 24.139 millones de dólares, la mayor parte en plazos mayores a un año.

En el caso del sector privado la deuda externa es de 13. 658 millones y de esa cifra el 63,32% (8.649 millones de dólares) debe pagarse en un tiempo mayor de un año y el 36,66 % (5.008 millones) en un año como máximo.
Como porcentaje del Producto Interno Bruto, la deuda externa total representa el 31,6%. Si le sumamos la deuda interna, para completar lo que se denomina la deuda pública, llegamos al 53%, limite que enciende las alarmas de cualquier economía.

Desde 1996 hasta ahora Colombia es el país que ha tenido mayor crecimiento de su deuda pública en América latina, solo sobrepasado por Argentina que está fuera de concurso. Pasamos del 28 al 53% del PIB en tan solo ocho o nueve años.

De la deuda externa, a la cual Colombia "honra" con un pago estricto, el negocio está en el llamado servicio de la deuda que es un verdadero desangre a la economía nacional. Anualmente se consignan en los bancos extranjeros alrededor de 13.000 millones de dólares en abono, monto similar al total de las reservas internacionales del país.

En 1999 la deuda externa total era 36,733 millones de dólares y desde ese año hasta ahora se han pagado alrededor de 71.000 millones de dólares en servicios. Sin embargo la deuda hoy esta cerca a los 38 000 millones. En cinco años hemos pagado casi el doble de la deuda y ella sigue intacta. El monto de la deuda externa nacional es del doble del total de exportaciones del país en un año.

Este es el mecanismo usurero que el neoliberalismo ha perfeccionado y con el cual los gobiernos de la oligarquía se precian de ser honrados y cumplidores. Es un mecanismo mafioso pero a nivel internacional, donde los prestamistas utilizan el chantaje, la fuerza, los sobornos para que se cumplan sus exigencias. Para esta acción criminal, de estafa y saqueo solo queda la dignidad y el repudio. Es un asunto de soberanía nacional.

La deuda externa sumada a los otros artificios como la privatización del patrimonio de las naciones, el intercambio comercial desigual en detrimento de las economías de los países pobres, el control del comercio mundial por las transnacionales y la imposición de tratados llamados de libre comercio, la imposición de planes militares como el Plan Colombia, la fuga de capitales para los Estados Unidos, la repatriación descontrolada de utilidades de las transnacionales, el robo de cerebros, entre otros, convierten a nuestros países en verdaderas fabricas de pobreza y miseria.

Más de treinta millones de colombianos vivimos en la pobreza de acuerdo a los cánones de los organismos internacionales.

Las cifras que se manejan en la globalidad de la deuda son inconmensurables. Solo con comparaciones se alcanzan a comprender. Por ejemplo el pago por servicios a la deuda en dos décadas de neoliberalismo es igual, aproximadamente, al trabajo y la producción de todos los latinoamericanos y caribeños durante un año. Más o menos dos billones de dólares.

Por cada dólar adeudado en 1980 los países del Tercer Mundo ya habíamos pagado, al año 2001, 8 dólares y todavía debíamos 4 dólares más.

Podemos dar cientos de cifras más, por países, por regiones, por años, y en todas la aritmética es tajante. Ya pagamos y sobrepagamos la deuda. Los que debemos teóricamente, nos estamos convirtiendo en acreedores.

Este asunto que nos atañe a los pueblos pues es nuestro el sufrimiento presente y nuestra la responsabilidad de luchar por un mejor futuro para nuestros hijos, fue denunciado hace 20 años por el Comandante Fidel Castro en memorables jornadas. En ese momento se realizaron una serie de reuniones sectoriales que situaron el tema de la deuda en el puesto que se merece y de donde lo han querido ocultar en la maraña neoliberalizante. Fidel demostró que la deuda era impagable y que era necesaria su cancelación.

En estos momentos la deuda externa hace parte con el ALCA o los TLC y la militarización de nuestros países, de un solo proyecto de expansión y consolidación del imperialismo yanqui. La deuda externa es un instrumento de dominación que sirve para la explotación y el control de nuestros pueblos y recursos por parte de quienes concentran la riqueza y el poder global. La lucha contra estos tres ejes imperiales, son la esencia de la agenda de nuestros pueblos por su liberación nacional.

La deuda externa tiene componentes históricos, sociales y ecológicos

Marx hablaba en sus libros de la acumulación originaria del capital y del papel que tuvo en ella el pillaje colonial por parte de los europeos, para la conformación de los primeros capitales, la acción temprana de los banqueros en la creación de la deuda pública y en las transferencias tempranas entre las colonias y las metrópolis. Ernesto Mandel, economista citado en el libro de Eric Toussant "La bolsa o la vida" estima sobre cálculos realizados por varios autores que entre 1500 y 1750 la transferencia de valores desde las colonias hacia Europa occidental se elevó a más de mil millones de libras-oro inglesas " es decir más del valor total de las empresas industriales europeas en 1800."

Desde el comienzo de la invasión a América en octubre de 1492, hemos sido en conjunto con África y Asia los proveedores de la riqueza sobre la cual la culta Europa y posteriormente los Estados Unidos acrecentaron su poderío y generaron la base material para ser naciones desarrolladas. En aquella época con los burdos mecanismos del pillaje, la esclavitud y el robo descarado. En estos años con diversos métodos sofisticados y elaborados como el de la deuda o los capitales golondrinas, las transferencias de ganancias, las patentes y otros ya descritos.

La inmoralidad de la deuda está vinculada a los resultados sociales que provoca, a la injusticia global que genera, a la desigualdad manifiesta.

Es una deuda ilegitima y no tiene sustentación ética, jurídica ni política. Los países del tercer mundo no tienen por qué pagarla y en su mayoría no pueden pagarla. Buena parte de la deuda fue adquirida por dictaduras militares o con destino a la guerra contra los pueblos en lucha. Es el caso de Brasil, Argentina, Uruguay, Centroamérica, etc. Esta deuda se denomina odiosa y es posible repudiarla por su contenido criminal.

La mayor parte de esta deuda se contrajo contra los intereses nacionales, sin consulta con la sociedad. Favoreciendo en general a la elite oligárquica, fue utilizada en buena parte para infraestructuras que favorecían la expoliación de los recursos y de la fuerza de trabajo.

Es una deuda que fue botín de la corrupción de las elites. Según un estudio de Eric Toussaint la deuda externa total de América Latina alcanzaba 529 billones de dólares en 1995 (ahora son 750), mientras que los depósitos de los ciudadanos latinoamericanos ricos en la banca privada del norte alcanzaba 366 billones de dólares. Es decir que el equivalente al 70% de la deuda externa de América Latina estaba depositada en el Norte.

La consigna que se enarbola en los encuentros y marchas por los luchadores contra la deuda de "NO DEBEMOS, NO PAGAMOS", tiene su sustento en estas realidades demostradas.

En la historia del pago de la deuda hay muchos ejemplos de no pago y entre ellos esta, para "vergüenza" de los buenos deudores que se consideran los oligarcas colombianos, nuestro país. Para la década del 30 del siglo pasado conjuntamente con cinco países se declaró la nulidad de la deuda. Esto permitió la salida de la crisis económica del 30 con niveles de desarrollo por encima de muchos países de Latinoamérica, incluso por años con tasas de crecimiento más altas que las de los propios Estados Unidos.

Sin embargo la lucha es más profunda, la necesidad de un nuevo orden económico internacional (NOEI), que impida la propagación de esta tragedia social y genere mecanismos más equitativos, solidarios, donde los seres humanos y sus sociedades tengamos derecho y posibilidades de desarrollo y bienestar está al orden del día.

Un NOEI que impida la reproducción de la deuda, porque nada hace un país como Honduras, al cual recientemente le fue condonada la deuda, previo acuerdo de ajuste con el FMI, si para su desarrollo tiene que volverse a endeudar y para pagar, obligatoriamente debe aplicar el injusto modelo neoliberal. Honduras, Bolivia, Nicaragua y Guyana están entre los 41 países pobres altamente endeudados, que hacen parte de un programa de condonación de deudas del G7.

La deuda externa de los países del tercer mundo no es más del 10% del total de la deuda externa de los países del mundo. Esa es otra verdad manipulada, pues se esgrime como argumento la catástrofe que significaría para el sistema financiero mundial que se condonara la deuda del tercer mundo. Una deuda que afecta a miles de millones de seres humanos, la gran mayoría de la población mundial pero que no es significativa a nivel financiero. Esa es otra aleve contradicción del capitalismo salvaje.

Solo con la unidad y la lucha de los pueblos podemos presionar a los gobiernos para que no acepten al FMI y al BM, para acabar con los ajustes estructurales que solo traen miseria y pobreza.

Un mundo así no es viable y contra ese estado de cosas debemos luchar unidos los pueblos del mundo.

Debemos profundizar en la investigación de los mecanismos de exacción, de expoliación de nuestros recursos y denunciarlos ante nuestro pueblo. Sistematizar los resultados ya alcanzados y generar conciencia de la gravedad del problema que nos atañe. Llenar de argumentos nuestras consignas.

La lucha contra la deuda externa y por un Nuevo Orden Económico Internacional, debe ser un eje central de las grandes confrontaciones en nuestros países. Pasa por atacar la arquitectura financiera global, por romper la hegemonía imperialista en las instituciones financieras multilaterales, por promover los intercambios comerciales sur-sur en condiciones de equivalencia, por profundizar los acuerdos regionales integradores como el ALBA que promueven otro tipo de intercambio más solidario, por la lucha contra el ALCA, el TLC y la militarización en nuestra tierra.

Nos merecemos una vida en justicia y libertad, una vida en paz y con futuro, una Colombia y una América mejor, solidaria y digna.

En este octubre a 513 años del comienzo de la invasión imperialista española, la lucha continua, en nuestra patria y en la mayoría del continente por la independencia nacional, la democracia y la justicia social.

 

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