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Europa, Nafarroa :: 07/04/2022

Las inquietantes sombras que asfixian a Volodimir Zelenski

Público / La Haine
El mandatario ucraniano sólo gana la guerra mediática, pero su gobierno esconde fantasmas corruptos :: En la filtración de los 'Pandora Papers' su nombre aparece varias veces

El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, se encuentra ante una encrucijada. Parar ya la sangría humana de la guerra, sentándose con duras renuncias a la mesa de las negociaciones, o prolongar la resistencia y debilitar más al ejército ucraniano en el campo de batalla, a riesgo de salir él mismo tocado de la prolongación de la lucha.

Zelenski está ganando la guerra mediática, con el apoyo de gobiernos y medios internacionales. Pero ese supuesto liderazgo esconde también sombras inquietantes que podrían acabar asfixiándolo. Si Rusia termina imponiéndose militarmente, como creen todos los analistas serios, y deja sobre la mesa de las negociaciones la fragmentación de Ucrania como un hecho consumado, Zelenski va a ser recordado como aquel presidente salpicado por la corrupción y el fascismo, que no supo evitar la mutación de su país en un estado fallido, con sus ciudadanos apoyando a su vecino del norte.

Voldimir Zelenski, presidente de Ucrania, con cara de circunstanciasen Bucha.

La escasa capacidad de convicción de Zelenski a sus conciudadanos, aunque aumentada en el exterior por el apoyo mediático occidental, ha llevado, por ejemplo, a que sean las cifras de bajas militares y civiles suministradas por el aparato de propaganda del presidente ucraniano, bien asesorado por estadounidenses y británicos, las que se impongan en los noticieros europeos y de buena parte del mundo.

Así, hay una tremenda desproporción entre las desorbitantes cifras de los caídos en las filas rusas y el ridículamente tímido número de muertos y heridos ucranianos. La mínima lógica de un conflicto parecería desmentir tales datos, especialmente si uno de los contendientes, el que ha lanzado (y planificado) la invasión, es una de las superpotencias armadas del planeta y antes de invadir Ucrania ya lanzó una devastadora campaña de bombardeo masiva de las instalaciones militares básicas de su enemigo.

Uno más de los errores que en estos momentos comete Zelenski es repetir los fallos que cometieron los neonazis desde el golpe de Estado de 2014: la supresión por la fuerza de todo elemento discordante en sus filas. Así apunta la reciente defenestración de sendos generales del servicio de seguridad interna del país y de la región de Jersón, calificándoles de traidores y vendepatrias, al mejor estilo de ingleses y franceses.

Las alocuciones al país realizadas por el joven presidente-comediante (44 años), con una preparada pose de firmeza, en atuendo paramilitar, musculado y con una barba muy cuidada, han estado complementadas desde el principio del conflicto con esmerados y contundentes discursos, escritos por el servicio secreto británico y transmitidos por internet a destacados escenarios internacionales, desde el Congreso de EEUU a las principales instituciones europeas —este martes hablará para la Cámara Baja de España—.

Ha pedido, en mensajes dirigidos a la opinión pública de todo el planeta pero sin ningún resultado, que las calles de las ciudades se vean inundadas por manifestantes que apoyen a Ucrania contra Rusia. "¡Salgan de sus oficinas, de sus casas, de sus escuelas y universidades. Salgan en nombre de la paz. Vengan con símbolos ucranianos para respaldar a Ucrania, para defender la libertad, para apoyar la vida!", dijo en varias de esas prédicas colgada en la web de su presidencia. Pero al contrario de lo que pasó en Yugoslavia con las invasiones de la OTAN, cuando la gente de la calle salía masivamente a protestar contra los ataques, en Europa la gente no termina de creerle, ni a Zelensky ni a sus propios gobiernos o medios.

La formación del presidente antes de que varios oligarcas lo metieran en política, como actor, guionista y creador de contenidos televisivos al frente de su productora Kvartal 95, ha demostrado una y otra vez sus tablas en el arte de la oratoria. Esa dialéctica animada y divertida, y su dominio del lenguaje corporal, fueron uno de los aspectos para conseguir su victoria arrolladora en las elecciones de 2019 (el principal fue la cantidad de dinero que pusieron sus patrones millonarios) y la está usando para intentar convencer a sus conciudadanos de que deben resistir al avance ruso. Sin embargo la resistencia popular no aparece, en realidad sean los soldados ucranianos, bien pertrechados durante años por Occidente, los responsables de combatir al enemigo. Y no el "heroico pueblo a golpe de bombas molotov", otra de las 'fake news' con las que Zelenski ha captado la simpatía internacional.

La exactitud no es tan importante en caso de guerra. El chistoso cómico cambió el chip y dio paso, según los grandes medios, al superhéroe de las masas, a la voz acusadora de un político de origen judío y rusófono de nacimiento que intenta desmentir así su adscripción al nazismo que le atribuye la propaganda rusa. Por el contrario, Zelenski no duda en identificar a Putin con un Hitler redivivo, mientras parafrasea a Churchill o invoca el ataque japonés a Pearl Harbour para explicar la invasión rusa. Siempre cuidándose mucho de hablar de sus ministros y funcionarios neonazis, o de que firmó la orden para integrar batallones directamente nazis, como el Azov, a su ejército.

Zelenski y los 'papeles de Pandora'

Al contrario que a Putin, al líder ucraniano le permiten hablar en directo por internet. Puede ser escuchado en cualquier parte del planeta y en cualquier momento, mientras el "ogro" ruso requiere de una desaforada parafernalia para sacar al aire el mínimo discurso.

El hábil manejo de las redes, que tan generosamente le ofrencen EEUU y la UE, estuvo detrás del relativo éxito de la revolución digital que lanzó Zelenski al llegar al poder. Pretendía poner a Ucrania al nivel de sus primas exsoviéticas del norte, las repúblicas Bálticas, y así afianzar al país en su camino euroatlántico. Sin embargo, los avances en la era digital no fueron acompañados por el éxito en la guerra contra la corrupción, que hacía de la Ucrania prebélica uno de los países de Europa más afectados por esa plaga, solo superado por EEUU y Gran Bretaña.

En esa extendida corrupción toma forma otra de las sombras que se ciernen sobre Zelenski -además del extendido fascismo en la administración pública, policía y fuerzas armadas-, y que han sentenciado de antemano la vana promesa de rápida incorporación de Ucrania a la Unión Europea a cambio del reconocimiento de que este país no será parte de la OTAN y de que su papel de Estado neutral es un paso indispensable para aplacar el furor ruso.

Durante la campaña electoral que le llevó al poder, Zelenski tuvo el apoyo, entre otros, del oligarca ucraniano Ihor Kolomoisky, acusado de fraude y lavado de dinero en EEUU. Se acusó entonces a Zelenski de ser una marioneta de Kolomoisky y de que su ley de 2021 para acabar con la corrupción en realidad enmascaraba una ofensiva contra los magnates más díscolos con el Estado, mientras se hacía la vista gorda con aquellos más complacientes y cercanos a Zelenski. Este magnate “no solo es socio de Zelenski. Es también su mentor", afirmó el diputado ucraniano Volodimir Ariev.

Kolomoisky no es el único obstáculo que malogra una salida airosa de Zelenski en caso de que se tuerzan las cosas en el ámbito militar para Ucrania. En la filtración de los llamados Pandora Papers, coordinada por el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación (ICIJ, por sus siglas en inglés), sobre delitos financieros internacionales, surgió varias veces el nombre de Zelenski y su creación de empresas offshore desde 2012 por medio de su productora Kvartal 95 con el fin de adquirir propiedades de lujo en Londres y disponer de acciones en empresas productoras de cine y de distribución cinematográfica.

Estas y otras acusaciones probadas desmienten el compromiso real del actual presidente ucraniano con la lucha contra la corrupción. Y no es difícil prever que puedan surgir más si se ratificara en la mesa de las negociaciones la pérdida de los territorios rusófonos en el este del país. La popularidad de Zelenski, mucho mayor en el extranjero que en Ucrania, se desplomaría. En esta compleja situación, el líder ucraniano no parece tener otra salida que la resistencia y el aumento del desgaste de su ejército en el campo de batalla. Y, desgraciadamente, de las víctimas civiles, ucranianas, en la guerra. Muchas veces masacradas por los batallones fascistas.

 

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