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Europa :: 08/03/2015

«Llenemos los arsenales…»

Manlio Dinucci
Lidiar por separado con la lucha por el empleo y con la lucha contra la guerra es un viejo defecto de la izquierda y de los sindicatos.

Un ejemplo emblemático es el hecho que cuando Finmeccanica [1] anunció que vendía Ansaldo Sts y Ansaldo Breda al grupo japonés Hitachi, la atención de los políticos y de los sindicatos se concentró en la defensa del empleo, pasando por alto el alcance estratégico de la decisión tomada: reducir la producción civil para incrementar la producción de equipamiento militar.

Entre los 100 productores de armamento más importantes del mundo, Finmeccanica clasifica en el 9º lugar, detrás de 6 firmas de Estados Unidos (Lockheed-Martin, Boeing, Raytheon, Northrop Grumman, General Dynamics y United Technologies), una británica (Bae Systems) y del franco-germano-español Airbus Group (ex EADS).

La venta de armas garantiza a Finmeccanica el 50% de sus ingresos, lo cual significa que, al incrementar su producción en ese sector, este grupo italiano pasará a ser una de las industrias de guerra más importantes del mundo. La operación se concreta con la venta a Hitachi de la empresa Ansaldo Sts, líder en la fabricación de sistemas de señalización para el transporte urbano y ferroviario, Ansaldo Breda, líder en la producción de material rodante para sistemas ferroviarios (lo cual incluye los trenes de alta velocidad) y para el transporte urbano (con más de 1 000 vehículos para los metros de Washington, Los Angeles, San Francisco, Miami y otras grandes ciudades, cmo Milán).

Aunque Hitachi promete mantener los actuales niveles de empleo de esas empresas –cuyas actividades productivas serán probablemente trasladadas a países con costos inferiores en materia de fuerza de trabajo– el hecho es que en lo adelante Italia tendrá que comprarle a Hitachi –con dinero proveniente de los fondos públicos– los sistemas de señalización y el material rodante, lo cual incrementará los costos en el sector del transporte.

Para compensar, Finmeccanica elevará sus ventas y ganancias apostando por industrias como Oto Melara, productora de armamento terrestre y naval y de los cañones Vulcano, vendidos a más de 55 marinas de guerras a través del mundo; Wass, líder mundial de la fabricación de misiles como el misil antibuque Mars y el misil aire-aire Meteor; Alenia Aermacchi, que además de dedicarse a la producción de aviones de guerra –como el caza de entrenamiento avanzado M-346, vendido a Israel– también administra el complejo Faco di Cameri, designado por el Pentágono como polo regional para el mantenimiento de los cazas F-35 estacionados en Europa.

El paso de Finmeccanica del sector civil a la industria militar, que se traduce en una disminución de la cantidad de empleos ya que la industria de guerra de alta tecnología requiere menos trabajadores, contó con la aprobación y estímulo del actual y de los anteriores.
En octubre de 2014, la ministra de Defensa Roberta Pinotti presidió la firma del acuerdo de cooperación entre Finmeccanica y Fincantieri con vista a la construcción de navíos de guerra con «el objetivo de mejorar la competitividad en los mercados nacionales y externos».

En el mercado italiano es el gobierno quien se ocupa de garantizar la «competitividad» ya que la «Ley de estabilidad» asigna 6 000 millones de euros a la construcción de nuevos navíos de guerra y el ministerio de Desarrollo Económico ya financió 8 de las 10 fragatas lanzamisiles Fremm.

O sea, más dinero proveniente de los fondos públicos que va a parar al gasto militar de Italia: 52 millones de euros diarios, según la OTAN.
Pero, según el SIPRI [2] ese gasto se eleva en realidad a 67 millones de euros al día.

Y el propio gobierno italiano se encarga también de promover la exportación de la industria militar, a pesar del «Tratado sobre el Comercio de Armas» que Italia firmó con tanta solemnidad.

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El título de esta crónica es una alusión irónica a la célebre frase de Sandro Pertini, presidente de la República Italiana de 1978 a 1985, «Svuotiamo gli arsenali et riempiamo i granai!», o sea «Vaciemos los arsenales y llenemos los graneros»

[1] Finmeccanica es el segundo grupo industrial más importante de Italia y uno de los más importantes del sector aeroespacial a nivel mundial.

Desarrolla su actividad en el sector de la defensa, en la fabricación de helicópteros así como en los sectores aeroespacial, transportes y energía.

[2] SIPRI, siglas en inglés del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo.

Il Manifesto / Red Voltaire

 

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