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Medio Oriente :: 26/05/2018

Los 63 muertos de Gaza y el fin de la conciencia israelí

Gideon Levy
En la noche de la masacre de palestinos, Zion se regocijó con la embajada de EEUU y Eurovisión. Es difícil pensar en una degeneración moral más atroz

¿Cuando llegará el momento en el que la matanza de palestinos  le importará a la derecha? ¿Cuando llegará el momento en el que la matanza de civiles conmueva, al menos, a la izquierda y el centro? Si el asesinato de 63 personas no es suficiente, ¿quizás lo consigan 600? ¿O 6.000?

¿Cuándo llegará el momento en el que aparezca una pizca de sentimientos humanos, aunque sólo sea por un momento, hacia los palestinos? ¿Simpatía? ¿En qué momento alguien dirá ¡basta!, y sugerirá compasión, sin ser tachado de excéntrico o enemigo de Israel?

¿Cuándo llegará el momento en el que alguien admita que el verdugo tiene, después de todo, alguna responsabilidad de la matanza, no sólo el sacrificado, que por supuesto es responsable de su propia masacre?

A nadie importan las 63 personas muertas [tan solo en un día, en el total de la Gran Marcha del Retorno fueron más de 110 asesinados por balas vivas], ¿tal vez si fueran 600? ¿O 6.000? ¿Encontrará Israel excusas y justificaciones también entonces? ¿Se echará la culpa a las personas asesinadas y a quienes les “denviaron” incluso entonces, sin una palabra de crítica, mea culpa, dolor, pena o arrepentimiento?

El lunes, cuando el número de muertos se disparó de manera alarmante, Jerusalén celebraba la nueva embajada de EEUU y Tel Aviv se felicitaba del triunfo en Eurovisión, como si nunca más se volviera a repetir un momento así. El cerebro israelí ha sido lavado de forma irrevocable, su corazón sellado para siempre. La vida de un palestino ya no vale nada.

Si 63 perros callejeros fueran asesinados a tiros en un día por soldados de las FDI, todo el país estallaría en protesta. Los verdugos de los perros serían llevados a juicio, la nación de Israel ofrecería oraciones por las víctimas, tendría lugar un funeral en Yizkor por los perros sacrificados por Israel.

Pero en la noche del masacre de los palestinos, Zion se alegró llena de júbilo: tenemos embajada y Eurovisión. Es difícil pensar en una degeneración moral más atroz. Tampoco es difícil imaginar el escenario inverso: 63 israelíes mueren en un día y la multitud celebra la embajada en Ramallah y se regocija en un concierto en El Bireh para animar al ganador de la versión árabe de “Nace una estrella”, mientras los presentadores y entrevistados en televisión se ríen en las transmisiones en vivo. ¡Oh, esos animales palestinos!, ¡oh, esos monstruos!

La víspera de este lunes negro me encontré sentado en uno de los estudios de televisión al lado de un derechista risueño. Risueño no es el término correcto, porque se reía a carcajadas. Se reía así del asesinato en masa, y encontró aún más divertido que alguien se horrorizase de ello. Israel Hayom se inició con la bendición “Shehejeianu” [Bendiciones en la Menora] en su titular principal sobre otro asunto, sin darse cuenta de la tétrica ironía. Yedioth Ahronoth llevó a cabo una discusión erudita sobre si los líderes de Hamas deben ser eliminados ya o no, quién está a favor de su asesinato y quién está en contra. Imagínense una discusión así en un periódico palestino: ¿quién esta a favor de asesinar a Gadi Eizenkot [jefe de estado mayor del ejército terrorista del régimen israelí] y quién en contra?.

La verdad es que Israel está bien preparado para masacrar a cientos y miles, y para expulsar a decenas de miles de personas. Nada lo detendrá. Este es el final de su conciencia, el pavoneo de la moralidad ha terminado. Los acontecimientos de los últimos días lo han demostrado sin lugar a dudas. Se han asentado las vias, la infraestructura para el horror se ha fundido. Decenas de años de lavado de cerebro, demonización y deshumanización han dado sus frutos. La alianza entre los políticos y los medios para suprimir la realidad y negarla, ha tenido éxito. Israel está preparado para cometer horrores. Nadie se interpondrá ya en su camino. Ni desde dentro ni desde fuera.

Además de la charlatanería habitual, el mundo de la era Trump no moverá un dedo, incluso si Gaza se convierte, dios no lo quiera, en una Ruanda. Incluso entonces nuestros observadores y analistas repetirán que las FDI han logrado sus objetivos, que las FDI han demostrado su moderación, que es el ejército más moral del mundo  y “¿Qué haría usted en su lugar?”

El jefe de estado mayor sería coronado hombre del año, él, el bueno, el moderado y la oposición tuitearía sus aplausos. En la plaza del pueblo se celebraría la victoria del cantante de “izquierda”, a nadie se le ocurriría cancelar la fiesta, o por lo menos dedicar un momento a los muertos.

Ya estamos ahí. Ese momento ha llegado. Ruanda ya está en Gaza e Israel está de fiesta. Dos millones de seres humanos han sido ya encarcelados, y su destino no le importa a nadie. Las imágenes que aparecen de vez en cuando de niños y padres sin electricidad y sin agua, de personas discapacitadas asesinadas a tiros y de amputados de piernas, todos hijos de refugiados del desastre de 1948 que hicimos caer sobre sus cabezas.

¿Qué tiene que ver con nosotros? Es culpa de Hamas. Sesenta y tres personas muertas en un día, y ni una pizca de tristeza en Israel. A partir de ahora, ya no habrá nunca.

Haarets. Traducido por Sinpermiso. Extractado por La Haine

 

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