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Argentina, Anti Patriarcado :: 08/12/2012

Mariela Millan, mapuche, compañera

Oscar Castelnovo
La lucha no es solo por mí, es por todas las mujeres y en particular por las que provenimos de pueblos originarios. Quieren pelea, pues van a tenerla

Su femineidad convocante -opuesta de modo categórico al paradigma tinelliano-, se despliega en talentos al decir, gestos y miradas, risas o gravedad, filosos cuestionamientos o propuestas innovadoras para el desarrollo del Turismo responsable en Esquel [sur de Argentina] y, claro está, a la hora de narrar sus orígenes que trazan la épica de su pueblo perseguido y en lucha, desde hace centurias, en reclamo de los derechos vulnerados. Las tonalidades de su voz van cambiando según avanza el relato que denuncia la mixtura de injusticias, ensañamientos y estulticias de funcionario; o al relatar sus sueños donde concibe a la sociedad en una calidad superior de interacción humana.

Mariela Millan es una descendiente de los hombres y mujeres que sobrevivieron al genocidio comandado por Julio Asesino Roca donde los Mapuche, entre otros, "no encajaban" en el nuevo diseño de las clases hegemónicas. Del mismo modo que un siglo después los militantes políticos y sociales desaparecidos "no encajaban" en el capitalismo neoliberal, que fundó la dictadura cívico-militar con el imperio. Igual que hoy "no encajan" los excluidos, quienes sucumben de hambre o balas, deambulando por las calles o en los manicomios, estremeciendo los basurales o torturados tras las rejas. O, quizá, de todo eso junto. Tampoco encajan muchos de los que batallan por trabajo.

Por caso, a pesar de que puede apreciarse -sin esfuerzos-, la idoneidad de Millan para actuar en una política de Turismo que abra al viajero la cultura ancestral, viva en las comunidades y en cada palmo de la ciudad de Esquel y sus barrios periféricos, burócratas del municipio no la aceptan más en ese área en la que trabajó varios años. ¿Por qué? ¿Cuál es el fundamento? "Qué no le da el perfil". Sí. Si no fuera indignante, sería para caerse de risa.

-¿Alguna vez te explicaron por qué no "das el perfil"?

-Nunca en detalle, fue una de las primeras excusas y como tuve que denunciarlos y llegar a la Justicia, ahora dicen que debían que hacer una reestructuración. En situaciones muy puntuales yo lo preguntaba y ellos me decían: "Bueno, no todo el mundo da con el perfil para viajar a las expos". A los lugares donde se van a promocionar los destinos.

-Contame qué pensaste cuando no "dabas" el famoso "perfil"...

-Bueno, que la razón esencial era que siempre me reivindiqué mapuche. Sigo sosteniéndolo y creo que este Estado nos debe muchísimo a los pueblos originarios. A los mapuche en el sur y a los hermanos del norte y de toda la región de este país. Lamentablemente los pueblos seguimos discriminados. Esa es la verdad. En las oficinas públicas cada vez que un hermano llega es raro que te atienda alguna lamien (mujer mapuche). No nos consideran para estas tareas.

-A simple vista es altamente contradictorio, porque en Esquel y sus alrededores, el 60% de la población es mapuche, ¿verdad?

-Sí, y también es cierto que cuando llevan a los turistas a conocer una cultura viva, los llevan a ver a los galeses, en cambio, para ver a la cultura mapuche los llevan a un museo. Hay gente que llega y come ricas tortas galesas. No está mal, es justo que se hable de la cultura galesa, pero que el Estado "se olvide" de la cultura principal de estas tierras es un hecho agraviante. Cuando planteaba esto, e incluso me ofrecí a armar en conjunto una política de Estado para las comunidades, nunca les interesó. Yo empecé con una gestión, luego seguí con otra, con la que trabajé muy bien. Y fue con la tercera, en la que está Florencia Aversa, secretaria de Turismo, con la que sucedió toda esta injusticia. Muchas veces pienso por qué las mujeres, en una sociedad patriarcal, tenemos que responder a ciertos parámetros de belleza. Tenemos que ser "adecuadas" a la usanza occidental. Y eso se agrava más cuando pertenecemos a un pueblo. Son muchas más presiones al ser mujeres originarias.

-¿Cómo surgió la ida del proyecto de Turismo responsable?

-Con él yo me inicié en la Secretaría de Turismo. Y es que veía que cuando los turistas pasaban por allí, nadie, pero te cuento que nadie, les sabía informar sobre nuestra cultura viva. Los mandaban a hacer un recorrido en "La Trochita" para que terminen en el Nahuel Pan, un museo. Como si fuéramos una pieza fósil. Pero yo me decía: nosotros estamos vivos, tenemos nuestra cultura, por qué un museo para mostrarnos. Fijate que en los barrios periféricos de Esquel la gran mayoría de la población pertenece los pueblos originarios. Son mapuche o tehuelches. Son barrios que se han construido a partir de desalojos, de gente que se tiene que venir a la ciudad para trabajar o darle educación a sus chicos. Abandonados, atravesados por la miseria. A esta altura, casi en 2013, hay comunidades que recorren leguas y leguas a caballo porque no tienen transporte. Esta realidad nos movió a mi hermana Moira, a mí, entre otros, a hacer el proyecto de Turismo, porque también lo veíamos como posibilidad de desarrollo económico y laboral, de inclusión y no de discriminación tan brutal. Tan contrastante con otras culturas.

-¿Por ejemplo?

-Mirá, acá hay una población galesa ubicada en Esquel y en Trevelín. Allí es donde llegan en su momento los galeses a instalarse, en el valle, luego de un primer desembarco en Madryn. Se instalan en Trevelín porque el Estado argentino les cede una cantidad importante de hectáreas para que las hagan productivas. A partir de esto una piensa ¿cómo es que la gente se pregunta por qué hablamos de discriminación? ¿Cómo no vamos a hacerlo? Que alguien me explique por qué generalmente los pobres provienen de pueblos originarios en esta zona. Vos vas a los barrios periféricos de Esquel y no hay "Williams", te encontrás con "Maripan" o "Millan". Reitero, todo bien con los galeses, pero ¿y nosotros?

¿En qué consistía el proyecto de turismo?

-Se les informaba a los viajeros, desde la oficina de Turismo, cómo llegar a algunas comunidades para conocer e involucrarse en la cosmovisión mapuche. Incluía un paseo por un bosque en la localidad de Corcovado y también los hacíamos en la zona de Maitén. En Corcovado, cuando llegaban los turistas no lo hacían masivamente como lo inducen ciertas compañías de turismo que, para recaudar más billetes, mandan las combis una a tras de la otra, con cantidades inmensas de gente sin importar si dañan el suelo o si están haciendo una especie de invasión a la comunidad. Bueno, nosotros impulsamos grupos de no más de siete u ocho personas, más personalizado. Se hacía un recorrido en un bosque donde se les mostraba toda la diversidad de especies animales, plantas autóctonas, medicinales, una de las tantas cosas que fuimos perdiendo, lamentablemente. Se hacía una degustación de comidas típicas y había momentos para involucrarse directa y recíprocamente con los habitantes de la comunidad.

-¿Qué estoy nombrando cuando digo: "cosmovisión mapuche"?

-Nuestra cultura gira en torno de una cosmovisión. Nosotros no tenemos el pensamiento de que al morir dejamos a existir, sino que somos energía que se vuelve a renovar. Por eso decimos que el río está vivo, que el árbol tiene vida, una piedra, una flor. Eso en la cultura occidental no es fácil o no se logra entender. Sabemos que somos parte de la naturaleza. Por eso las luchas ambientales suelen nacer de los pueblos originarios. Por ejemplo, el año nuevo mapuche es el año que vuelve, cuando la naturaleza empieza su nuevo ciclo, no es un año que murió, que pasó y se fue. Luego, el Nguillatun, que considero el ritual más importante, dura cinco días, se trata del contacto pleno con la naturaleza. Allí se hacen las rogativas a los nehueles, a las fuerzas de la naturaleza, a la energía de nuestros antepasados. Nos conectamos con los nehueles, la energía de cada ser que estuvo, si querés carnalmente y luego de cumplir su ciclo vuelve a la naturaleza representado en distintas manifestaciones: los animales, el río, la montaña, y así se va renovando. Nuestros antepasados jamás habrían alambrado la tierra, porque lejos de considerarla su propiedad, sostenían que ellos pertenecían a la tierra, a la naturaleza, al universo, no al revés.

-Vos venís de una familia de luchadoras muy reconocidas, como tu mamá y tu hermana Moira, ¿cómo es tu familia?

-Y si, mi familia no es la convencional. El modelo imperialista de mamá, papá e hijitos, no habla de mi familia. Somos seis hermanos, mi papá y mi mamá que falleció hace diez años. Mi mamá aportó mucho en cuanto a recuperaciones de tierras. Ella nos dejó una fuerza de lucha de mucho tiempo. Tuvo una historia como la de muchas mujeres mapuche que, ante la miseria de sus familias, tienen que salir desde muy temprana edad a la ciudad, donde las dejaban. Mi mamá tenía ocho años cuando salió por primera vez a trabajar a una casa de familia.

¿Y qué tierras recuperó ella?

-Pillan Mahuiza. Está a cien kilómetros de Corcovado. Son 150 hectáreas más o menos, en un movimiento encabezado por mi mamá y Moira. Parte de ese territorio era una reserva policial. En esos tiempos ya se hablaba del proyecto de hacer cinco represas en el lugar. Había allí un cementerio donde muchas familias habían enterrado a sus muertos, entre ellas muchas familias mapuche. Y nuestra gente no podía ir a visitar a sus seres queridos. Hace trece años ellas deciden recuperarlo por estas dos razones. Moira, a través de un sueño muy claro que tuvo, emprendió esa lucha con apoyo muy fuerte de mi mamá. Hoy esa zona está habitada por mapuche, quizás no más de veinte personas. Pero tenemos firme y claro que mientras estemos ahí no se van a hacer las represas.

¿Qué consecuencias traerían las represas?

--Implicaría la inundación de toda esa cuenca a una altura de entre 50 y 70 metros. Un espacio de muchísimos kilómetros. Imaginate que es un proyecto binacional entre Argentina y Chile, se llamó "La Elena". En esta zona, nosotros teníamos antiguamente los rápidos más importantes del mundo. En los años 70, la dictadura militar inaugura una represa e inunda tres lagos que quedan sepultados y, cada tantos años, se abre la represa y uno puede dimensionar todo lo que se perdió. Ha desaparecido el río, los rápidos y buena parte de nuestro ecosistema bajo el agua. Cientos de hermanos y hermanas desalojados de su hábitat.

-¿En qué situación está tu conflicto laboral?

-Hace diez años que yo trabajo para la Municipalidad. He pasado de Turismo a Cultura, me quisieron depositar en Obras Públicas y no pudieron. Tuve que nombrar abogados de ATE y otro doctor que trabaja con pueblos originarios desde hace muchos años. Lo que estoy denunciando: es discriminación, persecución y sexismo. En todo ese período que padecí la persecución de la señora Florencia Aversa, a quién denuncié públicamente, fue porque a mis compañeros, por ejemplo, jamás les piden un "perfil", con un nombre ya está, ya pueden viajar a las expos y eventos. Y además, el tema del sexismo: a nosotras nos piden no solamente la preparación profesional formal sino que también tenemos que cumplir con el parámetro de belleza impuesto socialmente. No es así con los hombres y entonces es menor la carga de presión que tienen a nivel social, a la hora de trabajar o buscar un trabajo. Las mujeres que venimos de pueblos originarios estamos estigmatizadas. Parecería que no podemos salir de esa representación de que servimos para la limpieza solamente, no importa cuánto sepas o tu formación profesional, debés tener los atributos de belleza convencionales. No podemos ser parte visible, a pesar de estar formadas, pero a las mujeres que tienen atributos occidentales, ya con eso basta.

-¿Qué pasó cuando enfrentaste estas circunstancias?

-Cuando ellos ven a mujeres como nosotras, que interpelamos esas cuestiones, les generamos bronca. La lucha devino en una instancia de conciliación que no tuvo acuerdo. Acá tenemos a la Cámara que desde el primer momento estuvo a favor del Municipio, que me presionaba desde el principio de este conflicto. Esa Cámara llamó a esta conciliación y no prosperó. El Municipio nunca llevó una propuesta, ni Williams (el intendente) ni su abogado aportaban nada nuevo. Lo único que decían es que ellos veían que yo estaba bien en Cultura. Ellos no me quieren en Turismo, eso es lo más claro aquí. Hoy, si se quiere, se me garantiza un lugar en Cultura pero mi situación laboral es la misma que el año pasado. Estoy en Planta Transitoria siendo que trabajo hace diez años en el Municipio. Vos fijate que en ese lapso, fueron pasadas a Planta Permanente personas con mucha menos antigüedad, que venían de otras provincias y con solamente tres años de residencia aquí, mientras que nosotros, los originarios, tenemos que esperar. Debemos conformarnos con vivir mal. Está naturalizado que no llegues a fin de mes, que tu hija no tenga para comer, que te releguen en el trabajo. Bueno, no. No es natural.

¿Está la posibilidad de que vuelvas a Turismo?

-Eso es lo que pretendo, no solo por mis derechos como trabajadora, sino para que el pueblo mapuche tenga una presencia visible en un turismo responsable. Quiero impulsar proyectos para que tengamos una política de Estado en cuanto al turismo cultural, por ejemplo. Esto beneficiaría también a los turistas porque serán tratados como seres humanos y no como máquinas de proveer dinero. Y también debería informarse desde el municipio a las comunidades sobre la llegada de los turistas, garantizándoles la promoción por folletos y de todo lo que acostumbra la Secretaría de Turismo a garantizar a las casas de té galesas, para que luego tengamos autonomía para recibir a los viajeros, como las casa de té.

¿Qué pensás hacer en adelante?

-Lo primero que tengo claro, es que nunca voy a bajar los brazos. Tengo una hija mujer (Male, 14) y quiero que ella crezca viendo a su madre con valores y no humillada en silencio. No podemos permitir como sociedad que se siga bancando a gente que nos discrimina de este modo. Hay que hacer visible esto, porque mujeres como Aversa nos muestran con su actuación que existen mujeres sexistas, que son parte de todo este sistema patriarcal, ellas sostienen y reproducen el modelo. Pero la lucha no es solo por mí, es por todas las mujeres y en particular por las que provenimos de pueblos originarios, quienes vemos nuestros derechos hechos polvo. No seré yo la que contribuya a mantener u ocultar esta situación. Quieren pelea, pues van a tenerla.

Contacto con Mariela Millan: milmariela2012@gmail.com
Agencia Walsh

 

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