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EE.UU., Europa :: 24/12/2022

Por qué no ha llegado el momento de las conversaciones sobre Ucrania

M K Bhadrakumar
La opción de Rusia es infligir una aplastante derrota a Ucrania en los próximos meses e instalar un gobierno en Kiev que no esté bajo el control de Washington

Se ha formado un “consenso” ruso-estadounidense: “el conflicto de Ucrania está lejos de una etapa que conduzca a conversaciones de paz”. La postura de Rusia es que cualquier acuerdo dependerá que Kiev reconozca la "realidad", es decir, que acepte que las regiones de Crimea, Donetsk, Luhansk, Zaporozhie y Kherson son partes integrales de la Federación Rusa.

Pero, ¿acaso no sabe Rusia que ningún gobierno en Kiev puede permitirse aceptar la pérdida de más de una cuarta parte del territorio del país? Por su parte, Kiev quiere restaurar las fronteras de Ucrania de 1991 y Biden apoya esta reivindicación. ¿Es esta exigencia hoy una quimera?

Verdaderamente, dado que cuatro de los antiguos oblasts ucranianos (excluyendo Crimea) no están bajo el control total de Rusia y el Kremlin tiene la intención de "liberarlos" por completo, los rusos seguirán combatiendo para obtener ese control.

Entonces, la pregunta clave sigue siendo: ¿Puede el gobierno de Kiev entregar vastas extensiones de territorio ucraniano? Difícil o quizás imposible. Esta dilema puede dejar a Rusia sin otra opción que buscar la victoria total.

La actitud de Biden es crucial. La indicación más clara es esta: los EEUU están lejos de tener prisa por negociar. Esta afirmación esta respaldada por las declaraciones de nada menos que el asesor de seguridad nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, cuya visita a Kiev el mes pasado desencadenó la especulación de que Washington estaría presionando al presidente Zelensky para negociar.

Al contrario, ahora los comentarios de Sullivan en una aparición en el Carnegie el fin de semana pasado dejaron en claro que EEUU está instalado para un largo plazo en Ucrania:

No sabemos cuándo va a terminar esto. Lo que sí sabemos que nuestro trabajo es continuar manteniendo nuestro apoyo militar a Ucrania para que estén en la mejor posición posible en el campo de batalla, de tal manera que cuando la diplomacia haya “madurado”, Kiev este en la mejor posición posible en el mesa de negociación…”

Ese momento no existe ahora y, por tanto, acudimos al Congreso para solicitar una cantidad sustancial de recursos adicionales para poder continuar asegurando que Ucrania tenga los medios para la guerra. Estamos seguros que obtendremos el apoyo de ambos partidos…”

No voy a anticipar el futuro, solo voy a asegurar que en el presente estamos haciendo todo lo posible para maximizar las posibilidades para que Ucrania defienda su soberanía e integridad territorial… Sí, es probable que la guerra continúe durante bastante tiempo…"

Básicamente, EEUU cree tener una mano triunfadora en Ucrania. El pronóstico de Sullivan aparece sincronizado con un reciente artículo del exsecretario de Estado estadounidense Henry Kissinger en la revista Spectator, donde explica su últimas propuestas sobre Ucrania.

Curiosamente, Kissinger cambio de opinión: “por primera vez en la historia moderna Ucrania se ha convertido en un estado importante en Europa Central. Con la ayuda de sus aliados e inspirada por su presidente, Volodymyr Zelensky, Ucrania ha detenido a las fuerzas convencionales rusas que han estado dominando Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Y el sistema internacional, incluida China, se opone a la amenaza de Rusia o al uso de sus armas nucleares”.

Aparentemente, Kissinger cambió su evaluación anterior y ha tratado de sincronizar su reloj con el pronóstico que hace Biden. Desde una perspectiva unilateral, Kissinger ahora aboga por un proceso de paz occidentalizado, “hay que vincular a Ucrania con la OTAN, como sea que esta vinculación se exprese” y hay que lograr “una retirada rusa a las líneas antes del 24 de febrero, mientras que los otros territorios que reclama Ucrania (Donetsk, Lugansk y Crimea) podrían ser objeto de una negociación después de un alto el fuego”.

En sintonía con Kissinger, los comentarios de Sullivan han subrayado que la intervención de EEUU en el conflicto de Ucrania no debe verse como un asunto aislado:

“Al final, el enfoque de nuestro gobierno es una visión de futuro. El objetivo es establecer con claridad dónde queremos que se encuentre EEUU, y nuestros aliados, dentro de una década, dentro de dos décadas, ¿Cómo alcanzar una posición estratégicamente sólida frente a nuestros competidores?” (léase Rusia y China).

En esa línea de pensamiento, Sullivan explicó que para juzgar a Biden deberíamos utilizar un horizonte de 5, 10 y 20 años. En lugar de una horizonte de 1 o 2 o 3 años. Biden siente que lo ha hecho bien con las “inversiones” que ha realizado en Ucrania. (¿A lo mejor piensa que el conflicto en Ucrania puede servir a una candidatura suya para un segundo mandato?).

Sullivan señaló que 2022 muestra que “EEUU jugará un juego largo” tanto en la competencia geopolítica como en el abordaje a los desafíos transnacionales. Según Washington, este enfoque “está comenzando a dar sus frutos”.

En resumen el escenario es el siguiente: si la estrategia de Rusia es “triturar” al ejército ucraniano, la estrategia de EEUU es “triturar” al ejército ruso. En el cálculo de Sullivan, los ultranacionalistas ucranianos son una carta ganadora, ya que mientras sean la élite gobernante, el estado ucraniano no “colapsará”, y la guerra seguirá siendo rentable para Washington.

Después de todo, gran parte de la escalada armamentista va a mejorar la capacidad de sus aliados de la OTAN, que están siendo obligados por las circunstancias a reemplazar sus antiguas existencias de armas, por la “ayuda” a Ucrania. Por lo tanto, un horizonte de 5, 10 o 20 años no es demasiado grande y tiene sentido para la Casa Blanca.

Del mismo modo, si el cálculo ruso es que cuanto más se prolongue el conflicto, mayor será la posibilidad de que Europa se retire por agotamiento, en Washington piensan distinto. Sus estrategas creen que un conflicto prolongado sólo unirá a sus aliados de la OTAN, ya que muchos países europeos aborrecen la perspectiva de una victoria rusa, y abandonados a sí mismos – sin una participación masiva estadounidense – las naciones europeas carecen de la capacidad y los medios para enfrentarse al gigante ruso.

En pocas palabras, los europeos siguen relegados a un papel subalterno y la pura verdad es que no tienen adónde ir. Aquí no se puede pasar por alto una evaluación. A saber: dentro de la propia Unión Europea, son los países de Europa del Este los que han asumido un papel de liderazgo en el conflicto de Ucrania, y son de línea dura que desean ver una derrota militar de Rusia.

Esto está provocando un cambio importante en la política europea con consecuencias de gran alcance, que solo puede funcionar en beneficio del liderazgo transatlántico de EEUU. Washington está alineado con los países de Europa del Este, mientras que Rusia no tiene amigos allá afuera. La conclusión es que la Casa Blanca se ha asegurado que Rusia no pueda contar con el levantamiento de las sanciones occidentales, y que Europa no cuente con energía barata, en un futuro previsible.

Por lo tanto, en las circunstancias imperantes, la opción de Rusia se reduce a infligir una aplastante derrota a Ucrania en los próximos meses e instalar un gobierno en Kiev que no esté bajo el control de Washington. Pero eso requiere un cambio fundamental en la estrategia militar rusa, que tendría en cuenta la posibilidad real de una confrontación con EEUU y la OTAN en algún momento.

observatoriocrisis.com / La Haine

 

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