Cerrad los ojos como habéis hecho históricamente, e imaginad imaginad y negar la realidad. Cerrad los ojos, imaginad y alargad eternamente el conflicto armado.

La Historia y su manipulación, la censura y criminalización de la música que habla de los pueblos y no del Imperio español, la SGAE, los espacios en internet de información anticapitalista...

Cuentan que cuando cayó el muro de Berlín y se convirtió en miles de piedras sin valor alguno, la izquierda también se hizo añicos y perdió toda importancia.

El pueblo vasco no está en venta. El último atentado de ETA así lo demuestra. En Euskal Herria hay un conflicto y la solución no es más o menos autonomía, o el cese de la violencia por una de las partes, sino la democracia por la que el pueblo vasco nunca ha dejado de luchar.

¿Que el pueblo superaba a sus dirigentes? Por supuesto, no puede ser de otro modo. En cada barricada había cosas concretas que hacer y que no permitían espera o consulta alguna. Entonces el pueblo tomaba las decisiones que consideraba pertinentes. Y cuando le pareció injusto lo que planteaba un dirigente, se enfrentó a éste y no le hizo caso

Iñaki no existe. En un país democrático, en el que las libertades y derechos de la ciudadanía están garantizados, no hay presos políticos. Como no hay presos políticos, como la tolerancia y el respeto están garantizados, y las leyes son iguales para todos, Iñaki no existe.

En un mundo en el cual todo es una mercancía: el agua, el aire, la naturaleza, la tierra e incluso las mismas personas, el suelo no escapa a esta lógica. Es por ello que los grandes edificios reemplazan las antiguas casas, y los rascacielos a los edificios viejos.

No basta con no abandonar y darle un carácter clasista a la lucha por la República, sino que se hace necesario ahondar y conocer más profundamente las luchas de los pueblos del Estado español y sus reivindicaciones, así como la revolución social truncada por una República que vaciló y adoptó una posición burguesa.