Articular una oposición de izquierda al actual gobierno, una tarea necesaria y urgente

A estas alturas, salvo las influencias del sectarismo que desgraciadamente no son pocas, cualquier observación realizada desde una perspectiva progresista no puede más que conducir a concluir con una posición fuertemente crítica hacia la política del actual Gobierno. La mayoría de sus medidas eran previsibles: política de gestos para la galería y la publicidad, pero sin apenas contenido real. Si a ese escenario previsible añadimos la dramática cuestión de la COVID-19, el resultado se acerca al desastre. Y lo que nos queda por ver. Se escudan en que ningún Estado estaba preparado para una pandemia de esas características y tal cosa es una verdad a medias, y como toda verdad a medias es en lo fundamental una mentira. La lucha contra la pandemia en el Estado español ofrece los peores resultados del mundo, los segundos en morbimortalidad: esto es un dato rigurosamente objetivo y totalmente elocuente. Pero no sólo es eso, es que no han hecho más que mentir sistemáticamente, además de demostrar una ignorancia supina sobre el problema que teníamos encima.

Las declaraciones contradictorias de un día para otro son muy evidentes: “estamos ante algo poco más importante que una epidemia de gripe común”; “las mascarillas no son útiles”; “no hay que hacer test en un sentido extenso por que habría muchos falsos negativos y eso generaría confusión”; “los controles masivos de temperatura son una chorrada” y así una tras otra. Eso sí, el Estado de Alarma que entró en vigor el 14 de marzo ha supuesto la mayor ofensiva represiva contra la población que hemos conocido en los últimos años. Desde el inicio del Estado de Alarma hasta el 3 de mayo van 806.595 multas y 7.189 detenciones, muchas de ellas con malos tratos y agresiones policiales incluidas, todo ello bajo la cobertura de la Ley Mordaza que teóricamente este Gobierno iba a derogar y ha acabado siendo el que más la ha utilizado, más que en toda su historia anterior, incluyendo los gobiernos del PP.

A medida que la Pandemia va desescalando, va escalando la crisis socio-económico-sanitaria en la que esta se enmarca y en la que hemos entrado de lleno; es por ello el empeño que tiene el Gobierno en mantener indefinidamente la ampliación del Estado de Alarma-Excepción, pues es el mejor marco desde su punto de vista para controlar al movimiento social. Desde varios núcleos de activistas, muy especialmente desde la Coordinara 25-S, se han puesto en marcha actividades para denunciar lo que está ocurriendo y conseguir que haya una voz crítica desde la izquierda que recoja las inquietudes de amplios sectores del pueblo hacia el Gobierno; y no dejar, por tanto, en manos de la extrema derecha esa línea de crítica.

Desde los aledaños del Gobierno, muy especialmente desde las redes sociales, han intentado deslegitimar esa línea de acción, diciendo que eso era hacer el juego a la derechona. Lo que es hacer el juego a la derechona es precisamente lo que están haciendo desde el Gobierno: están sirviendo en bandeja de plata a la derecha del Régimen la llegada al Gobierno, ya sea a través de una maniobra palaciega -tal como ocurrió con Pedro Sánchez- o a través de unas elecciones anticipadas. Cualquiera de las dos posibilidades tiene una alta probabilidad de ocurrir en un plazo inferior a un año.

Solo hay futuro para el movimiento popular progresista si se consigue construir esa oposición de izquierdas al actual Gobierno. En Madrid y en el conjunto de Castilla estamos en ello. En Cataluña van dando pasos del mayor interés por su importancia cualitativa y cuantitativa. En Euskal Herria, desgraciadamente, parece que todos los agentes políticos están volcados más bien en la tarea de “recoger las nueces”, y casi nadie en la de “mover el árbol”, recuperando la frase de Arzalluz, que por cierto, él nunca reconoció como propia; esperamos que esto vaya cambiando. En el resto del Estado habrá que seguir observando antes de sacar conclusiones, pero las circunstancias urgen para ponerse en clave “on”.

Por nuestra parte seguiremos trabajando con el mayor entusiasmo y sensatez en esa línea de construir una oposición de izquierdas al actual Gobierno, en la que tienen que estar incluidas, por supuesto, las bases de las organizaciones que formalmente lo sustentan.