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Estado español :: 14/06/2007

CSO Kanaya: "Tendremos un centro social okupado en Salamanca"

Mariano Pujadas - La Haine
Hacía tiempo que no se impulsaba un proyecto de okupación en la ciudad de Salamanca. En marzo de 2007, en unas instalaciones abandonadas de la Editorial Anaya un grupo de jóvenes intentó construir un punto de encuentro anticapitalista basado en el asamblearismo y la autogestión, pero la policía desalojó el espacio en apenas dos meses. Sin embargo llegaron tarde, la semilla de la agitación ya había sido plantada.

Salamanca es una ciudad que en los últimos tiempos está viviendo periódicas convulsiones en el campo popular. Sin ir más lejos, los pasados días 20 y 21de abril, se vió asediada por grupos neonazis convocados para la campaña electoral del partido de extrema derecha Democracia Nacional y que provocó graves altercados y varios heridos, entre ellos un estudiante fue herido grave con arma blanca. Menores de edad hospitalizados, puestos de propaganda reventados, amenazas a estudiantes y palizas a jóvenes de color, fue parte del saldo violento que denunciaron organizaciones universitarias y antifacistas. Todo ello no sucedió por casualidad en una ciudad donde todavía a día de hoy el ex dictador fascista Francisco Franco ostenta el título de alcalde de honor "a perpetuidad’ de Salamanca otorgado en 1964.

Pero al mismo tiempo se están viviendo otras experiencias más esperanzadoras. Además de la actividad estudiantil, se puede destacar que Salamanca está activa en la solidaridad con los pueblos de América Latina y ha respondido a convocatorias estatales contra las guerras en Oriente Medio. Además, el movimiento libertario está haciendo camino con jornadas de debate y actos de diversa índole tanto en la universidad como en otros espacios. La situación general aún está muy desnutrida, pero poco a poco aparecen indicios de cambio.

De esta manera llegamos a la breve pero valiosa experiencia del Centro Social Okupado "Kanaya".

Espacio de encuentro para un movimiento disperso

Entrevistamos a un miembro del CSO Kanaya, que nos cuenta que "a partir de la experiencia de una asamblea de solidaridad con Oaxaca, algunos compañeros que teniamos inquietud por la okupación, decidimos impulsar el proyecto. Luego despacito la asamblea se fue ampliando. Encontramos un sitio que era gigante, con 5 pisos, que por desgracia estaba bastante lejos, en las afueras. Eso nos desgastaba un poco pero más o menos íbamos trabajando y sacamos cosas adelante".

Se trataba de unas instalaciones abandonadas de la Editorial Anaya que habian sido vendidas, al parecer, a un particular "en extrañas circunstancias" y con una trama de especulación detrás, según contaron antiguos empleados de la empresa.

La asamblea del CSO Kanaya era de lo más variopinta, "muchos somos anarquistas aunque la asamblea no se ha definido específicamente como tal. Simplemente tenemos unas bases claras con las que trabajamos y a partir de ahi que entre quien quiera: horizontalidad, autogestion, apoyo mutuo y acción directa", subraya el activista del centro social.

Este CSO pretendía construir un espacio de encuentro para el movimiento anticapitalista de Salamanca, que a juicio de este activista está algo atomizado y disperso. "Estamos en contacto o participando en varios colectivos de Salamanca, desde La Sandía (cooperativa de agricultura ecológica), la asamblea solidaridad con Oaxaca, CNT, CGT, el CSA La Perrera, etc. El centro social pretendía ser una manera de aglutinar, un punto de encuentro", concluye.

En el mes de marzo dieron el pistoletazo de salida. "Hicimos unas jornadas con algunas charlas y espectáculos de malabares. Luego dejamos el sitio para que viniera gente a pintar, chavales hacían actividades con arcilla, cariocas, etc".

Pero el proyecto, que poco a poco y con esfuerzo se iba asentando, se encontró sorpresivamente con una orden de desalojo. Ocurrió justo antes del fin de semana del 11 al 13 de mayo, cuando estaban convocadas unas jornadas sobre indigenismo, con charlas sobre Oaxaca y Chiapas, exposición fotográfica, concierto, teatro y comedores veganos.

Según relatan desde el CSO Kanaya, "nos pillaron a 4 personas dentro. Nos enseñaron una orden de desalojo con la denuncia del propietario y ponía que era inmediato, y que si oponíamos resistencia lo harían a la fuerza. No nos veíamos con fuerza para resistir asi que simplemente salimos, y un grupo de solidarixs se concentró en la puerta para protestar. Por suerte, luego conseguimos trasladar algunas actividades de las jornadas de indigenismo a otros sitios de Salamanca".

Pero el desalojo no le salió al estado totalmente gratis. Una semana después, con tiempo para reagrupar fuerzas, la asamblea del CSO Kanaya convocó una manifestación. "Queríamos dejar algunos días de margen para legalizar la manifestación y poder difundir bien la convocatoria, nuestra intención era intentar hacer una demostración de fuerza. La verdad es que salimos muy contentos de la movilización, hubo bastante buena respuesta. Participaron 200 personas, que para ser Salamanca y con un proyecto tan verde no es poco".

La sensación que queda después de esta batalla es que la lucha va a continuar: "no es mucho lo que hemos conseguido pero hemos empezado y no nos vamos a quedar así. Seguiremos okupando y tenemos claro que conseguiremos tener un centro social en Salamanca. La gente ha visto que se puede okupar y tenemos bastante apoyo porque esta lucha nos ha servido para contactar con muchos grupos. Además, hemos podido aprender en todos los sentidos, desde organizar asambleas, temas legales, redes de solidaridad..., incluso valoramos mucho el apoyo recibido desde fuera, como el caso de La Haine o muchos otros colectivos que desde otros sitios nos han echado una mano y nos han apoyado", afirma.

Muchas cosas se quedaron en el tintero como para no seguir intentándolo. Este activista subraya que "había un montón de talleres preparados y colectivos que estaban interesados en participar del proyecto. Se habia planteado hacer un taller de escultura de piedra, una huerta ecológica, un taller de software libre, grupos autogestionados y colectivos de música querían hacer cosas... En las naves de al lado también había entrado gente a okupar y estaban haciendo unas rampas para las bicis.. y también teníamos pensado hacer cosas con contenido más político, como una charla sobre precariedad laboral con CNT, una charla con Sergio LD y el teatro antirrepresivo que tienen preparado, etc. Por eso el proyecto sigue vivo".

Sin duda, la única lucha que se pierde es la que se abandona.

 

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