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Estado español :: 21/12/2020

Entre el COVID y la crisis. 3ª parte

TrinCHEra - Organización Obrera Popular Revolucionaria
Esta es la tercera parte de un largo artículo sobre la situación actual y el contexto internacional, nacional, político y económico

“Crear dos, tres… muchos Vietnam.”

Ernesto Che Guevara, 1967.

Esta es la tercera parte de un largo artículo sobre la situación actual y el contexto internacional, nacional, político y económico así como sobre la situación del campo popular y revolucioario que hoy cerramos con una propuesta de acción concreta en esta tercera parte. Nuestra propuesta pretende servir para superar los límites y dificultades actuales en la unidad, en lo programático y organizativo, profundizar la conciencia de clase, organizar desde la base, en un amplio sentido democrático y difuminar las diferencias, tanto entre trabajadoras y trabajadores como entre organizaciones radicales que deberían y pueden aún ser hermanas. La propuesta no es sólo discursiva. Desde TrinCHEra impulsamos desde hace meses su existencia en diferentes territorios del Estado Español. La hemos bautizado Corriente Clasista 1º de Mayo, pero no es un espacio de TrinCHEra, sino que apostamos por que sea autónoma y está abierta a la participación de militantes de otras organizaciones del campo popular que compartan sus principios y formas de funcionamiento. Echémosle un vistazo más en detalle.

En el momento histórico actual, como ya hemos descrito en la primera[1] y segunda[2] parte de este artículo, nos encontramos con que, frente a la acumulación de contradicciones y ataques del modo de producción mundial capitalista, la conciencia de la clase obrera se ha precipitado a un nivel extremadamente bajo. Hoy nos encontramos con que hasta la acción económica, cuando se da, es de un persistente carácter esporádico, corporativo, sectorial, subordinado al Estado, pasivo y estratégicamente inocuo. Para revertir la situación, es para nosotros una prioridad comenzar a construir una red no lábil ni episódica de organizaciones intermedias entre sí y la clase, así como desarrolar nuestra intervención, junto a otras organizaciones políticas, revolucionarias o no, a fin de poder debatir y verificar en la práctica sus tesis entre las masas obreras organizadas.

Una nueva expresión de la experiencia anterior

No inventamos nada. Estamos decididos a aprender de las experiencias anteriores de lucha de la clase obrera, de sus éxitos, así como de sus innumerables derrotas para poder extraer aprendizajes, recuperar la esencia y adaptar la forma y los métodos al momento actual. Hemos estudiado críticamente las herramientas organizativas intermedias que ha usado nuestra clase en el pasado para que nos sirvan como ejemplo de las características que pensamos debemos afianzar en la propuesta que es la Corriente Clasista 1º de Mayo.

En primer lugar, la corriente quiere ser un espacio de profunda democracia interna. Un espacio donde se den y se puedan dar debates sobre la línea de intervención política a seguir, sobre las alianzas, sobre el contexto político, social y económico. Estamos convencidos de que el hecho de que otras tendencias y partidos puedan participar en el seno de la organización de la Corriente y manifestar divergencias tácticas y estratégicas no podrá más que enriquecer el espacio y a sus participantes. Defendemos pues la autonomía de la Corriente respecto de Trinchera, por mucho que sea Trinchera quien haya impulsado el espacio, puesto que nuestro objetivo es que sea justamente autónomo, independiente y pueda construir su propia línea, con las aportaciones de todas y todos los que participamos en ella.

El objetivo entonces pasa por hacer crecer la conciencia de clase entre las y los trabajadores. Sabemos que la conciencia de clase se adquiere de manera dialéctica, en la que es imprescindible conseguir trasladar a una parte del proletariado desde el terreno de los movimientos espontáneos parciales suscitados por los intereses de los grupos existentes hacia el terreno de la acción proletaria general. No se trata de negar la expresión elemental del malestar de la clase, sino integrarla, superarla y acrecentarla mediante la experiencia viva, tomando parte activa en ella durante todo su desarrollo. La propaganda y el proselitismo, la consistencia numérica y el grado de influencia real son inseparables de la realidad de la acción y del movimiento de la clase en todas sus manifestaciones. Es un error banal considerar que la participación en luchas por objetivos contingentes y limitados se contradiga con la preparación de la lucha revolucionaria final y general.

Se trata entonces de poner el cuerpo. Construir la unidad de la clase real prescindiendo de subterfugios tácticos desligados de los principios. Introducir, mediante el trabajo persistentemente metódico y respetuoso con las y los compañeros, consignas y métodos de orientación general que apunten hacia la organización conjunta de las y los proletarios de todas las empresas, categoría, localidad, asalariados o parados, independientemente de su origen nacional, género, orientación sexual, pertenencia a un partido o a otro o a ninguno.

Las puertas están abiertas a todas y todos los trabajadores a la hora de pertenecer a una organización como la Corriente Clasista 1º de Mayo (y así debería ser para cualquier otra organización de masas), incluso para aquellos que votan a determinado partido conservador o incluso mantienen prejuicios reaccionarios. Que existan no quiere decir tolerarlos, pero es ridículo esperar que no subsista en lo íntimo la influencia reaccionaria de la organización social capitalista en las y los trabajadores. Esa exigencia de “pureza” es en la práctica una barrera para una práctica política emancipadora y muestra, más que otra cosa, el desconocimiento de la realidad de nuestra clase trabajadora, después de años de abandono y traición por parte de sus propias organizaciones y de embrutecimiento por la explotación y la opresión más despiadada.

Desde el barro de la clase realmente existente, la Corriente es un espacio que permite debatir sobre la necesidad de reivindicar la defensa de la huelga frente a las limitaciones impuestas; las reivindicaciones de aumentos salariales, reducción masiva del tiempo de trabajo, abolición de las horas extras, de los premios, de los incentivos, de los destajos; salario íntegro para las y los parados, las y los despedidos, las y los inmigrantes, de la función del racismo y el sexismo o la homofobia como herramienta de división de nuestra clase.... Así como también de la necesidad de denunciar el sabotaje, la disgregación y la apatía que promueven hoy aquellas organizaciones dichas progresistas que se oponen a tales reivindicaciones y métodos de lucha. No se trata de renunciar a la intervención en luchas locales, en las empresas, ni a la difusión y propaganda de objetivos parciales y reivindicaciones menores. Al contrario, se trata de incidir, en el trascurso de esas luchas, en el sentido de la necesidad histórica de la emancipación total de la clase obrera – aun aceptando que una lucha económica pueda garantizar un alivio temporal de las formas más duras de usura capitalista.

Defendemos y sostenemos que el sindicato obrero, como cualquier otra forma de organización inmediata, incluso no exclusivamente económica, no es nunca por sí mismo revolucionario. Es más, dadas su inmediatez y la presencia de intereses contingentes discordantes entre los obreros, tiende a encerrarse en el horizonte estrecho y corporativo de acciones minimalistas y reformistas. Pero también puede y debe trabajarse para convertirlo, al sindicato, en un instrumento de preparación del proletariado en la búsqueda de una paulatina unificación y centralización sindical, junto con la organización de trabajadores no afiliados. Defendemos la necesidad de organizar trabajadores y trabajadoras afiliados a cualquier sindicato.

Nos reafirmamos al indicar afiliados y afiliadas a cualquier sindicato. Excluyendo únicamente a los sindicatos corporativos de las fuerzas represivas, pues entendemos que su única función es proteger a aquellos a quienes siempre nos encontramos y nos encontraremos en frente en nuestras reivindicaciones. Hablamos desde nuestra práctica militante, desde una inserción real y atenta. Vemos como en toda organización sindical se dan luchas de aparato en las que siempre se anteponen los intereses de una minoría por encima de los intereses de nuestra clase, por mucho que se escondan tras un discurso que busca nuestra complicidad. Nada diferente de lo que hace la patronal. Apelamos a todos aquellos trabajadores y trabajadoras conscientes que, cansados de estas dinámicas, reivindican un sindicalismo desde el que defender nuestros intereses inmediatos partiendo de nosotros y nosotras mismas. Entendiendo que es la organización la que nos hace fuertes, por encima de las siglas o las caras visibles. Y que buscan que esta organización sea lo más amplia posible, lo cual no puede limitarse a nuestras particularidades, si no que hemos de buscarlo en nuestro interés colectivo como clase explotada.

Consideramos que es necesario construir una línea combativa y de clase en todas las centrales, especialmente las más grandes, no sólo porque agrupan al mayor número de obreros, sino porque constituyen el campo específico de acción de la burguesía en el seno del movimiento obrero, con una línea de corte legalista socialdemócrata y provocando, de rebote, la constitución de organizaciones obreras “alternativas” de las que conocemos muy bien los límites. Respecto a las corrientes de “oposición” nacidas recientemente en el marco de las grandes centrales, su única perspectiva es mantener ligadas a la organización y su funcionamiento actual a los sectores más rebeldes a la política de la dirigencia, usando el señuelo de una mayor democracia interna. En cualquier caso, nuestra tarea objetiva es desenmascarar toda estratagema creada para contener el descontento obrero y neutralizarlo, dando a nuestras intervenciones el carácter de la exposición del punto de vista de una fuerza o corriente real del movimiento obrero.

A pesar de ello, en ningún caso predicamos el abandono en masa de los sindicatos oficiales por parte de los trabajadores, ni la Corriente es una especie de remplazo de los sindicatos. Vemos la hemorragia de obreros que padecen las organizaciones sindicales oficiales como una salida errónea pero comprensible, síntoma del malestar de sus afiliadas y afiliados. Muestra de la debilidad organizativa que padece nuestra clase, incapaz de dar la batalla frente a los aparatos burocráticos ante la falta de una propuesta capaz de reorganizarla. En cuanto a los sindicatos llamados alternativos, no vemos grandes diferencias en la línea política, aunque si pensamos que es posible desarrollar más fácilmente una acción coherente y rigurosa de crítica y sobre todo de orientación de clase, aunque no sin dificultades y enfrentamientos con la burocracia sindical.

Si bien defendemos la organización de todos los trabajadores en toda situación, consideramos prioritario organizar a delegados y activistas independientes reconocidos por sus compañeros de sectores estratégicos. Soldar la acción política a la acción sindical, incluyendo el promover asambleas obreras, iniciativas de lucha extendida y a ultranza, formas de proselitismo aun de tipo individual, tomas de posición abiertas contra las prácticas traidoras de las burocracias sindicales amarillas de sectores que son de extrema importancia para el funcionamiento del sistema y la extracción de plusvalía.

Junto con esa intervención en las luchas sindicales, el trabajo en los barrios nos permite reconstruir los vínculos rotos entre la lucha económica-sindical y las reivindicaciones sociales que afectan directamente a todas las y los trabajadores. Recuperar lo mejor de la historia de las luchas barriales, protagonizadas en el pasado por nuestra clase bastarda, para usarla como punta de lanza contra las divisiones que hoy nos atenazan y que sirven de puerta de entrada a proyectos políticos reaccionarios, hoy con gran predicamento entre nuestra clase pero que no son ni mucho menos tan profundos como parecen, ni en modo alguno irreversibles. Se trata de construir una forma de lucha unificada que destruya los recelos, cuidadosamente cultivados por el poder durante años, entre trabajadores “nacionales” e inmigrantes, “aristocracia obrera” y precarios, trabajadores asalariados e informales.

De hecho, una de las herramientas que desarrollamos en la Corriente, es justamente la propaganda para dar a conocer nuestra actividad y objetivos condensados en un programa de mínimos siempre en construcción. Apostamos por denunciar el carácter no solamente irrisorio sino también contraproducente de las formas de lucha y los objetivos de las centrales existentes; que muestre los límites de la acción reivindicativa y la necesidad de superarla en la lucha política general; que combata las tendencias corporativistas, localistas y pro-patronal siempre latentes en las filas proletarias; que estigmatice la práctica de implorar una “paternal” intervención del Estado o de la opinión pública debidamente “sensibilizada”; que defienda que las luchas parciales no pueden ser fines en sí mismos, sino medios necesarios de cara a sus últimos objetivos; que proclame la imposibilidad de un sindicalismo políticamente “neutro”; que se solidarice con otras organizaciones de clase; que subraye la importancia y necesidad de la unificación de las luchas y de las organizaciones intermedias; y finalmente, que vincule la lucha de clase en el Estado con la situación de las luchas de clase en el mundo.

Hablamos de Estado refiriéndonos al Estado Español, pues como Corriente entendemos que es en esta construcción estatal y geográfica en la que tenemos que construir nuestra organización. No viene esta decisión a negar la existencia de pueblos oprimidos dentro del territorio Español ni mucho menos tratar de imponer la lógica centralista que muchas organizaciones de izquierdas no se cuestionan. A pesar de ello, entendemos que como organización debemos construirnos en el conjunto de territorios que conforman el Estado Español.

El análisis que hacemos nos muestra que para atacar a nuestro enemigo de clase en la realidad en que nos encontramos ahora mismo (vivimos en un país totalmente doblegado a los intereses del gran capital e inserto en la dinámica imperialista), construirnos organizativamente en el mismo plano en que se construye la dinámica de la lucha de clases es vital para los objetivos políticos que nos proponemos. No quiere decir esta decisión que cerremos las puertas a trabajar con otras organizaciones que tomen otras realidades territoriales como propias ni que no entendamos la cuestión nacional como una parte esencial en el camino de la liberación humana, al contrario.

Simplemente nos construimos en base al estudio de nuestra realidad, a las formas organizativas que nos precedieron en tiempos anteriores y que nos dejaron ejemplos de lucha muy valiosos, como fueron las Alianzas Obreras que durante toda la II República supusieron uno de los bagajes más interesantes en la búsqueda de una forma organizativa donde puedan trabajar conjuntamente distintas tradiciones de la izquierda revolucionaria. La revolución Asturiana, el hito máximo de estas experiencias, nos guía en el intento más que necesario de volver a levantar las banderas de la solidaridad y la rebelión sin tacticismos ni sectarismos entre el conjunto de organizaciones que queremos formar parte y ser protagonistas de las luchas del porvenir.

Conclusión

La crisis general en la que está situado el capitalismo y que está alcanzando niveles excepcionales está acelerando el proceso de reorientación de la clase, bajo el impulso de tensiones sociales cada vez más agudas, en la dirección del programa de lucha, inmediata y final. En este proceso, en TrinCHEra, sabemos que debemos y podemos dar una contribución decisiva en el sentido de colaborar en la construcción de una dirección precisa y coherente de las luchas, más allá de la crítica a las fuerzas políticas que la desvían hacía salidas democráticas burguesas o pequeñoburguesas o falsamente “extremistas”, sin perder nunca el hilo de una orientación basada no solamente en fundamentos teóricos precisos, sino también en un bagaje de experiencia más que secular.

La evolución en sentido centralizador y totalitario, en economía y en política, del capitalismo imperialista es irreversible. Tenemos sin embargo la certeza científica del carácter reversible del proceso que desde hace más de 50 años conduce a la clase trabajadora a la inacción y la derrota, haciendo parecer la superación del capitalismo como algo inverosímil o incluso imposible. Como lo es que el estallido de la crisis económica y la erupción de la recuperación de la lucha de clases, por lejana que hoy aparezca, forma parte de la dinámica de las determinaciones objetivas de la fase imperialista del capitalismo.

La auténticaduradera y fundamental conquista de semejante reinicio de la lucha de clases será el retorno a la escena histórica, como factor agente, del renacimiento de organizaciones de masa, intermediarias entre la amplia base de la clase y unos partidos revolucionarios que hoy brillan por su ausencia y sobre los cuales hablaremos en otros artículos. Respecto a la Corriente Clasista 1º de Mayo, quienes militamos en ella aún hemos de curtirnos en la alta tensión política de los grandes acontecimientos históricos, donde las agudizaciones de los antagonismos económicos y sociales que hoy sufrimos sin reaccionar, se reflejan en la apertura de profundas heridas en el seno de nuestra clase explotada y en la exasperación de las luchas.

En ese proceso de aprendizaje, es nuestro objetivo y determinación, promover la conciencia de que la vuelta al camino proletario de clase, es la única salida del abismo de la contrarrevolución y pasará necesariamente por experiencias dolorosas, bruscos contragolpes, amargas desilusiones, tentativas confusas de sacudirse del peso aplastante de más de sesenta años de infame praxis oportunista. Pero es necesario aceptar que las luchas no se adaptarán al esquema armónico de una batalla organizada centralmente y extendida a todos los frentes, sino que es necesario construir desde la realidad, con todas sus limitaciones y potencialidades. Antes bien, reconociendo el síntoma de una instintiva reacción proletaria al estado de impotencia al que las organizaciones dichas progresistas reducen las luchas y reivindicaciones sistemáticamente, podremos extraer aprendizajes políticos para la capa de explotados, por estrecha que sea, sobre cómo sus esfuerzos, aun generosos, están condenados a quedar estériles si la clase no encuentra en sí la fuerza de provocar y conseguir una inversión completa del camino político hacia el ataque directo y general al poder capitalista.

En este largo y tumultuoso proceso, que hoy despunta en una nueva etapa, la Corriente quiere jugar un rol fundamental en la construcción de una práctica política realmente liberadora. Un espacio con valores distintos de los hegemónicos bajo el Capital, el egoísmo, el individualismo, la lucha animalizada entre los hombres por la apropiación… Es decir, la desvalorización del ser humano a la que conduce la progresiva valorización del mundo de las cosas que el capitalismo promueve. La Corriente sólo tendrá sentido si construye, al calor de las luchas, otro tipo de relaciones entre individuos. Un humanismo, esencial para la supervivencia humana, base de la nueva sociedad que queremos construir. En esa batalla, la más importante de la humanidad, necesitamos de todas las fuerzas, todos los debates, todos los análisis y todas las manos. Os esperamos.

[1] 1º Parte: https://trincheraor.com/f/entre-el-covid-y-la-crisis 

[2] 2º Parte: https://trincheraor.com/f/entre-el-covid-y-la-crisis-2%C2%BA-parte

 

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