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Estado español, Angeles Maestro :: 24/06/2018

Cuba, 15M, movilización feminista, Catalunya, nuevo gobierno, Venezuela….

Insurgente / Ángeles Maestro
Conversando con la militante comunista Nines Maestro

19/6/2018.- Ángeles Maestro fue electa Concejala por el PCE en Talavera de la Reina en 1979, diputada por IU de 1989 a 1996 y luego  militante de la organización comunista Red Roja. Su presencia en luchas sociales y políticas a lo largo y ancho del Estado hacen importantes las opiniones sobre la actualidad política.

Cambio de Gobierno. ¿Qué hay de nuevo bajo el sol?

Como cada vez que se ha producido un cambio de gobierno del PP al PSOE y viceversa, cada dos legislaturas desde 1996, un gran respiro para la gran mayoría. El mismo que cambió al PSOE de Felipe González achicharrado por la corrupción, las privatizaciones, las reformas laborales y el GAL, por el PP de Aznar. La misma satisfacción sentida al sustituir al Aznar de la guerra, de las privatizaciones y de las políticas antisociales por el mirlo blanco de Zapatero; un Zapatero que salió vituperado por su reformas laborales y de las pensiones, por el cambio Constitucional del 135 y el sometimiento a la UE y por los recortes sociales. Después llegó Rajoy y aunque parecía imposible, todo empeoró y, sobre todo, la represión se exacerbó. La Brunete del 155 (PSOE incluido), a pesar del impagable – o no – muro de contención de la movilización popular de solidaridad en el resto del Estado alzado por Podemos e IU y sus Comunes, junto a la corrupción del PP y de la Casa Real, empezaban a apestar, sobre todo en Europa.

Pero no es el vaivén del péndulo. La crisis actúa y la movilización popular también y la debilidad parlamentaria es cada vez mayor.

Ahora, de forma inesperada, llega Pedro Sanchez. La mejor definición nos la da Giuseppe Tomasi de Lampedusa en El Gatopardo: Para que todo siga igual necesitamos que todo cambie.

El hedor de la descomposición del PP era tan potente que no se pudo esperar al cambio de caballo en la derecha que hubiera supuesto Ciudadanos en unas próximas elecciones. Hubo que poner una válvula de seguridad para controlar la presión de la olla. Y el PSOE hizo una jugada inteligente y arriesgada que salió bien; y salió bien porque no hubo poderes fácticos que se opusieran a que saliese.

Y poco más. Quizás el ejemplo más claro sea la llegada de los 629 del Acuarius, procedentes de Libia, bajo el aplauso mediático generalizado cuando más de 1.000 llegaron en dos días y abarrotan los CIEs. Y sobre todo, ni una palabra de las causas que les empujan a salir de sus países destrozados por la guerra impulsada por la Unión Europea y EE.UU., como es el caso de Libia, aniquilada – entre otros – por el flamante secretario general de Podemos-Madrid, el general retirado Julio Rodriguez.

Es seguro que ninguno de los graves problemas que destrozan la vida de la clase trabajadora a diario será resuelto: el paro, las pensiones, los CIEs, los desahucios, la privatización de la sanidad y la educación y el deterioro de lo público…

Dirán, y es verdad, que la coraza de hierro de la UE y de la OTAN impiden cambios sustanciales…a un gobierno que representa a sectores sociales que nada tienen que ver con la clase trabajadora y que se contentarán fácilmente con un cambio de fachada.

Pero la debilidad del nuevo gobierno y sus contradicciones en una UE inestable y en crisis constituyen bazas muy importantes para la movilización popular. Una movilización que tiene que apoyarse con más fuerza que nunca en las luchas obreras – Amazon o la espléndida huelga general del metal en Cádiz marcan el camino – , en la incorporación de la lucha de mujeres y pensionistas, y en la unificación de los sectores en lucha, en torno a programas que incluiyan la Ruptura con la herencia de la Dictadura, la recuperación de lo robado en las privatizaciones, el No Pago de la Deuda y la salida de la UE y la OTAN.

Red Roja se significó mucho en el apoyo a las CUP en Catalunya en las últimas elecciones, cómo ves el día a día de Catalunya en estos momentos.

El papel jugado por Red Roja en relación con las CUP y, en general, con la lucha del pueblo catalán es el mismo que ha venido realizando desde la salida de IU y del PCE: mostrar en el discurso y en la práctica, y costase lo que costase, como se vio con Iniciativa Internacionalista, su compromiso con el Derecho de Autodeterminación y su solidaridad frente a la represión. Todo ello al servicio de la construcción de la más amplia y potente unidad internacionalista de la clase obrera.

El otoño catalán nos dejó a la clase trabajadora y a todos los pueblos del Estado español dos lecciones políticas clave.

La primera es que la Ruptura que la Transición abortó sigue pendiente y su culminación es un hecho político mayor, insoslayable para las aspiraciones políticas de los pueblos del Estado español y de la clase obrera.

Mostró que ninguno de los pueblos del Estado español puede realizar esa tarea de forma aislada. Para llevar a cabo la necesaria Ruptura con el Régimen del 78, una finalidad estrictamente democrática, es necesaria la acción conjunta y ello requiere construir la más amplia confluencia entre fuerzas políticas de la izquierda de todas las nacionalidades y pueblos del estado español. El objetivo central debe ser cambiar la actual correlación de fuerzas mediante la lucha y la movilización social.

La segunda hace precisamente referencia a la necesidad estratégica de construir la unidad de clase, tanto al interior de las nacionalidades oprimidas, como en la unidad internacionalista.

Uno de los aspectos esenciales que han condicionado el proceso catalán ha sido que una parte importante de la clase obrera no entendió – a diferencia de lo que sucedió durante la lucha contra la Dictadura – la relación entre sus objetivos de clase y los derechos democrático-nacionales de los pueblos. Y esa asignatura está pendiente. Y la forma de resolverlo no puede ser otra que la fusión mediante la unidad que crea la lucha – por reivindicaciones obreras y sociales. Y para esa función pueden ser claves los CDRs, sin duda la criatura política más importante que la lucha del pueblo catalán ha engendrado.

Los CDRs han sido la expresión organizada de un potencial revolucionario que no se detuvo ante la ilegítima legalidad burguesa impuesta y que fue el que materialmente hizo posible el referéndum del uno de octubre y la huelga general dos días después.

El compromiso de Red Roja tiene que ver directamente con la construcción de la unidad internacionalista proletaria y asumimos gustosamente como organización comunista la responsabilidad de desmentir el ultraje a esa teoría y esa práctica que dirigentes que se autoproclaman de la misma tradición en IU y el PCE han realizado durante el proceso catalán.

Defendemos, con Lenin que: “Esta reivindicación, que no es obligatoria para los demócratas burgueses, es obligatoria para los socialdemócratas. Si nos olvidáramos de ella o si no nos decidiéramos a propugnarla, temiendo herir los prejuicios nacionales de nuestros compatriotas rusos, se convertiría en nuestros labios en mentira odiosa…el grito de combate: ¡Proletarios de todos los países, uníos!”.

Y la construcción de esa unidad es imprescindible para construir el verdadero gran “procés”, el de la Revolución Socialista, que requiere fortalecer el movimiento obrero y popular en torno a reivindicaciones concretas y a lo que llamamos líneas de demarcación (que la clase trabajadora y los sectores populares puedan percibir directamente e imposibles de asumir por el poder): No Pagar la Deuda y preparar la salida de la UE y de la OTAN.

El pasado 15- M. se cumplieron siete años de aquellas movilizaciones en las plazas de todo el país, qué queda de aquello, cuál fue su evolución…

El 15M, fue, como las Marchas de la Dignidad, un intento de respuesta a la debacle social producida por la respuesta del capitalismo a la crisis: descargarla brutalmente sobre la clase trabajadora. Fue una importante experiencia de masas de la que, en síntesis, queda un aumento sustancial del nivel de información y de conciencia en personas que nunca antes se habían movilizado, al tiempo que un regusto amargo de impotencia. Dos frases, que ya se habían empezado a usar en las movilizaciones contra la invasión de Iraq, y que en 2011 se extendieron como la pólvora, sintetizan el sentimiento generalizado de deslegitimación del orden institucional del que aún quedan rescoldos “Lo llaman democracia y no lo es” y “No nos representan”.

El sentimiento de impotencia se relaciona directamente con la ausencia de resultados prácticos de gigantescas movilizaciones que en su forma y en su discurso bebían directamente del movimiento antiglobalización: abandono del análisis de clase y anti-imperialista y cuestionamiento de la organización para adoptar lenguajes y posicionamientos ”transversales”, que luego el postmodernismo encarnado en Podemos, llamaría “relatos”.

No hubo análisis de las estructuras de poder económico, ni de las dominación político-cultural, luego el programa era imposible.

Sin la identidad de clase y la disección del imperialismo, no podemos conocer a nuestros enemigos y mucho menos enfrentar su poder.

Luego vendrían las Marchas de la Dignidad con un avance programático muy importante, el No al Pago de la Deuda y el cuestionamiento de que bajo la camisa de fuerza del Tratado de Estabilidad de la Zona Euro, pudieran hacerse realidad las mínimas reivindicaciones de derechos. Ahí estaba el esperpento trágico de Syriza. Esperpéntico como experimento político, y trágico para clase obrera y las clases populares griegas.

Pero precisamente porque las Marchas de la Dignidad apuntaban lejos y demostraron una insólita capacidad de movilización alrededor de propuestas rupturistas, se conviertieron en un peligro, sobre todo para quiénes centraban su propuesta en el tristemente conocido: “vótame a mí que yo lo solucionaré desde del gobierno”

Podemos con artes de prestidigitación intentó canalizar electoralmente esas esperanzas ofreciendo a los graves problemas sociales la fácil solución de una papeleta en una urna. Mientras por el camino, se iba dejando – preventivamente – todas y cada una de las propuestas que pudieran suponer alguna ruptura con el poder establecido. Su “relato” acabó convertido en un mal cuento que cada vez convence a menos gente.

Queda pendiente la tarea oscura y paciente de enfrentar el formidable desarme ideológico al que ha sido sometida la clase obrera y los pueblos y construir su poder de la única forma posible: a través de la propia experiencia de la lucha.

Todo ello con una juventud con experiencias muy diferentes y a la que se le pretende amputar el hilo histórico de la continuidad del combate de la clase obrera para destruir el capitalismo. Y, sobre todo, frente a una ideología de las clases dominantes que se aplican con todos sus medios, porque saben que les va la vida en ello, en fragmentar luchas y sujetos, ofreciendo cualquier tipo de señuelo que evite el enfoque integral de las estructuras de poder y la correspondiente necesidad de su destrucción.

Por ello desde el poder mediático, cultural, educativo, religioso, etc, se aplican poderosos recursos a instilar en cada una de las conciencias de los dominados la idea de la imposibilidad/inutilidad de la construcción de la organización comunista revolucionaria. Precisamente para ocultar la más grandiosa aportación de la revolución de Octubre: que hay una teoría y un método – no un dogma, ni una receta – que hace posible que los condenados de la tierra destruyan las cadenas y afronten la construcción de una sociedad en la que el ser humano desarrolle todas sus capacidades y en la que toda discriminación sea imposible: el socialismo.

¿Las movilizaciones de los pensionistas suponen un nuevo eslabón en la lucha antes, contra el gobierno del PP y ahora continuando el combate por sus objetivos?

El movimiento en defensa de las pensiones públicas puede tener gran trascendencia, por varios motivos:

Toda movilización arroja luz sobre el sin fin de razones que permanecían ocultas y que se deben a las pensiones de miseria, sobre todo las de las mujeres: el escarnio del copago de medicamento que deja al 27% sin retirar los fármacos prescritos de la farmacia, las personas mayores muertas por frio, asfixia o incendios por no poder pagar la luz, los desahucios, etc.

Aunque nacieron señalando en primer alugar al PP, que es quien gobernaba, ponen en la picota – también – al PSOE , a CC.OO. y a UGT, que fueron quienes han ido acordando recortes tras recortes desde 1985 (ésta vez sin el apoyo de CC.OO.). Y sobre todo quienes pactaron, ahora con CC.OO. también, en 2010 la reforma más salvaje: el retraso en la edad de jubilación hasta los 67 años y el aumento en el tiempo de cotización para acceder al 100% de la pensión.

– Cuestiona también directamente un “pacto de Estado”, que como los Pactos de la Moncloa, involucró a todo el arco parlamentario y a los dos “sindicatos mayoritarios” en un compromiso estratégico que se sustentaba sobre la falacia de la insostenibilidad de las pensiones públicas y abre la puerta a las pensiones privadas: el Pacto de Toledo. Para muestra un botón: CC.OO. y UGT participan junto a la CEOE y el BBVA en la gestión del Fondo de Pensiones de la Administración General del Estado. Por esta “gestión”, que incluye la cotización en Bolsa y la inversión en fondos de capital-riesgo, reciben alrededor de un millón de euros anuales.

Se comprenderá ahora la negativa de la Coordinadora Estatal de pensionistas, como de la Marea Pensionista a aceptar que quienes han colaborado decisivamente al saqueo, se coloquen junto a ellos en la pancarta.

Pero la denuncia de mayor trascendencia que es preciso hacer es el intento de CC.OO y UGT, junto a PSOE, IU y Podemos de situar la responsabilidad de recortes y privatizaciones exclusivamente en el gobierno del PP. Se oculta sí el papel decisivo de la UE y el FMI ante los que se pliegan, sin excepción todos los gobiernos europeos independientemente de su color (Syriza incluida), para a continuación hacer creer que con un gobierno “progre” los problemas podrían resolverse.

La nueva solución mágica que parecen haber encontrado estos partidos y sindicatos es que las pensiones sean financiadas mediante los Presupuestos del Estado cuando las cotizaciones no alcancen…

Es difícil creer que se trate sólo de una ingenuidad. ¿Han olvidado que la Ley de Estabilidad 2/20121 que desarrolla el Tratado de Estabilidad, Coordinación y Gobernanza de la Zona Euro incluye a la Seguridad Social entre las Administraciones Públicas sometidas a la regla de gasto?¿No saben que todos los presupuestos públicos están sometidos al control férreo de la UE para el cumplimiento de los objetivos de reducción del déficit y del pago de la Deuda?.

Por otro lado la UE acaba de advertir contra cualquier aumento de las pensiones de la Seguridad Social que exceda la Regla de Gasto2 establecida por el Tratado de Estabilidad de la Zona Euro y la citada Ley 2/2012. Como Red Roja viene repitiendo la UE ha intervenido de hecho todas las administraciones públicas, incluida la Seguridad Social para impedir que cualquier gobierno anteponga las necesidades sociales al pago de la Deuda y al cumplimiento de los objetivos de déficit público, mediante la imposición de la citada Regla de Gasto.

De esta forma, si el gasto en pensiones se incluyera en los Presupuestos Generales del Estado, estaría doblemente intervenido y obligado a recortes: como gasto de la Seguridad Social y como gasto del Estado. Y dado que , como hemos visto, lo previsible es la intensificación de la caída de los ingresos de la Seguridad Social, lo que harán es imponer aún más drásticos recortes en las pensiones. Y todo ello para conseguir lo más rápidamente posible el objetivo mayor que persiguen: que los Fondos de Pensiones se hagan con las pensiones públicas, casi 140.000 millones de euros en 2017.

Para desmontar el infundio basta mirar a Grecia: Syriza ha rebajado hace pocos meses un 30% las pensiones mínimas, de 486 euros a 384. El gobierno “izquierdista” acomete éste y otros recortes para hacer frente al pago de la Deuda. Y Grecia financia el déficit de la Seguridad Social a través de los presupuestos estatales. Es la decimotercera rebaja desde que se firmó el primer Memorándum con la UE.

Por todo ello es indispensable preservar la independencia del movimiento de pensionistas de cualquier utilización electoral, así como dotarle – como se está haciendo ya – de estructuras descentralizadas de barrio y de pueblo que permitan profundizar y consolidar un movimiento que es de largo alcance.

Un elemento clave para la consolidación de estas comisiones locales es la recuperación para la lucha de dirigentes obreros, hoy jubilados, que lideraron luchas importantísimas contra el desmantelamiento del sector industrial – mal llamado “reconversión” – y las privatizaciones de grandes empresas públicas. Ese es un tesoro de memoria, de conciencia y de resistencia obrera que hay que recuperar a toda costa y que puede insuflar fuerza inusitada a esta lucha estratégica.

En cualquier caso, el largo recorrido está garantizado. Como dicen: “Gobierne quien gobierne las pensiones se defienden”. Un buen augurio que habrá que materializar impidiendo que – como ha ocurrido tantas veces – un movimiento genuino acabe vampirizado por objetivos electorales.

¿Y las feministas, tras la huelga del 8 de marzo?

El 8 de marzo fue una explosión de recuperación del espacio social de quienes encabezan todas las estadísticas del desastre: del paro, del desempleo sin prestaciones sociales, del empleo temporal y a tiempo parcial, de las pensiones de miseria, del consumo de ansiolíticos y antidepresivos, de las inmensas jornadas de trabajo tras salir del curro, de quienes sufren las consecuencias de los recortes en becas de comedores escolares, de la falta de escuelas infantiles públicas, del colapso de los servicios de atención a los mayores y a las personas dependientes, de la falta de medios de planificación familiar, de la violencia machista…

La calle fue ocupada por mujeres de todas las edades: algunas veteranas de muchas luchas y la mayoría, incorporándose por primera vez a la conciencia de que los problemas que atormentan cada día, son colectivos, y que vale la pena luchar. Fue la culminación, por ahora, de una escalada de participación muy importante, porque desde hace algunos años las movilizaciones van creciendo en participación. Eso es sin duda lo más importante, el balance más positivo.

El análisis de la convocatoria de la huelga en sí, es más complejo. Por un lado, hubo diferentes convocatorias.

El sindicalismo a la izquierda de CC.OO. y UGT llamó a la huelga general de toda la clase obrera para denunciar la especial situación de explotación de las mujeres. Fue minoritaria, es verdad, pero apuntaba correctamente a la asunción por parte de toda la clase de la reivindicación de quienes más soportan explotación económica y dominación machista.

La huelga que más visibilización mediática tuvo – obviamente – es la llamaba sólo a las mujeres, pretendiendo que los hombres hicieran su trabajo y se ocuparan de las tareas domésticas. Digo – obviamente – porque es claro que esta huelga apuntaba a los hombres, no al capital, como responsable de la situación de las mujeres. Se les pedía que hicieran de esquiroles, que ese día se ocuparan de los niños, de los ancianos, de la comida, etc.

La consecuencia directa es que no había reivindicaciones concretas: ni más escuelas infantiles o centros para mayores públicos, ni aumentar las pensiones, ni disminuir los años de cotización para la pensión de las mujeres con cargas familiares, ni más centros de planificación familiar, ni comedores escolares gratuitos y comedores de centro de trabajo, etc, etc.

El resultado de movilizaciones tan gigantescas, al igual que el del 15 M, es amargo y encierra un grave riesgo de desmoralización en la medida en que todo permanece igual al día siguiente

El planteamiento que subyace es el siguiente: la contradicción fundamental es la que enfrenta a mujeres con hombres. La idea es profundamente errónea y contribuye decisivamente a escamotear a las mujeres que la causa fundamental de sus males es la explotación de clase y que para enfrentarla son necesarias mujeres y hombres.

El machismo y el patriarcado, que hay que erradicar de la clase obrera, son inoculaciones de la ideología burguesa dominante (que lleva incorporada el patriarcado) en las cabezas de los hombres (y de muchas mujeres). Hay que extirparlas como un cáncer, porque oprimen a las mujeres y porque contribuye a perpetuar el capitalismo.

Es preciso incorporar todo el potencial de lucha y de resistencia de las mujeres, que hoy está escondido y desperdiciado y que ellas han demostrado a lo largo de la historia. La tarea que queda es ardua y paciente y concierne tanto al sindicalismo de clase, como a los movimientos sociales: es preciso abrir cauces a la organización e identificar luchas concretas que acompañen la toma de conciencia.

El punto más débil de ese feminismo burgués e imperialista es que se asienta sobre bases biológicas que situarían en la misma trinchera a Ángela Merkel y a una trabajadora inmigrante, porque las raíces sociales – que son las reales – están atravesadas por la contradicción fundamental: capital – trabajo, burguesía – proletariado, o dominación frente a resistencia anti-imperialista. Y las mujeres de la burguesía – exactamente igual que los hombres – son enemigas de las mujeres trabajadoras y de los pueblos subyugados, y para destruir esa dominación de clase, es preciso forjar la unidad internacionalista más firme entre el conjunto de la clase obrera. Nada hay más verdad que ese: ¡Proletarios y proletarias de todos los países, uníos!

En estas últimas semanas has estado en dos países muy pero que muy ejes del mal, en Cuba y Venezuela, por diversas actividades, cómo viste la situación en dos países asediados por el imperialismo.

Compleja y contradictoria. Por un lado se da una firme voluntad de resistir en la gran mayoría del pueblo, a pesar del impacto duro del bloqueo imperialista sobre las condiciones de vida. Eso no deberíamos olvidarlo nunca cuando analicemos lo que allí sucede, para no caer en la estupidez del pensamiento radical o supuestamente ultraizquierdista que denuncia magistralmente Silvio en su “Canción en harapos”: lo fácil que es “condenar y hacer papeles para la historia para que te haga un lugar”.

Por otro lado se constata que la dirigencia política en los dos países intenta soslayar ese sabotaje y aislamiento constante a través de medidas que se alejan de profundizar en el socialismo y buscan nuevos horizontes en las relaciones económicas que ofrecen países como China, Rusia o Irán, menos asfixiantes, pero que son relaciones capitalistas, que incrementan la dependencia y se basan en la explotación. Las repercusiones en la conciencia de los pueblos son complicadas. La conciencia anti-imperialista permanece sólida, pero la forja del ser humano nuevo – clave de bóveda de todo proceso revolucionario, incluido el meramente anti-imperialista – es difícil cuando las desigualdades sociales no disminuyen – aunque sean incomparablemente menores que en países capitalistas – y se desarrolla la corrupción inherente a la búsqueda prioritaria del beneficio.

A Cuba la encontré, como siempre, repleta de personas inteligentes, informadas y comprometidas sin condiciones con la Revolución. También preocupadas por tendencias que se observan en algunos sectores, en los que como decía, prevalece el afán de lucro. La incógnita de la respuesta popular al cambio de Raúl por Díaz Canel estuvo en la calle el primero de mayo. Asistí a una manifestación enorme, repleta de juventud y alegría, de trabajadoras y trabajadores que como cada año se levantaban a las cuatro y media de la mañana para mostrar que la Revolución son ellas y ellos y sigue bien viva.

Sobre Venezuela escribí hace pocas semanas un artículo que publicó insurgente.org en el que resumo mis impresiones, también contradictorias por el modelo económico dependiente del petroleo y el social, vinculado a la renta petrolera. La esperanza depositada en el Petro para sacudirse el yugo del dólar y las crecientes relaciones con China y Rusia y siempre sobre la cuerda floja, temiendo una nueva escalada de terror escuálido dirigido desde EE.UU (y bajo cuerda por la UE y sus multinacionales, sobre todo las españolas) y con el paramilitarismo colombiano siempre a punto.

La esperanza y la fuerza del pueblo de Venezuela está en las Comunas y en su desarrollo. Espacios integrales de socialismo donde se condensa la conciencia internacionalista latinoamericana. Como escribía recientemente en el artículo titulado: “Y el genio escapó de la botella”.

“Las Comunas lo tienen muy claro: somos los tierruos, los hediondos, los de la patá en el suelo.

Son sin duda el corazón del proceso Bolivariano y la parte más avanzada en el interior de la lucha de clases que, inevitablemente, la atraviesa.

Al despedirnos de la Comuna El Panal nos dijeron: en la Comuna usamos la palabra camarada. Camarada es amor, compañerismo, alegría, solidaridad… Si a mí me preguntaran ¿quién es Chávez?. Yo diría: un camarada”.

En América Latina asistimos a lo que se viene llamando el enésimo giro a la derecha tras la experiencia de varios gobiernos que se calificaron -algunos autocalificados- de progresistas, ¿qué está pasando, Nines?

El acoso contra Cuba, Venezuela y Bolivia se acentúa con la caída de gobiernos progresistas en América Latina y se ratifica con la desestabilización imperialista en curso en Nicaragua que sigue exactamente el mismo patrón que en Venezuela. En el Seminario5 del Instituto Superior de Relaciones Internacionales celebrado hace poco en La Habana al que asistí se analizaron estos cambios de gobierno en países como Ecuador, Argentina, Brasil, etc, junto al terrible saldo negativo del “proceso de paz” entre el gobierno de Colombia y las FARC – que hace pensar en los asoladores resultados de procesos semejantes ocurridos en Centroamérica en los años '80 – y unida a una dura escalada represiva que intenta frenar la respuesta popular a la agudización de la crisis económica.

Estos hechos, que ponen en evidencia lo efímero de los cambios basados fundamentalmente en procesos electorales y el callejón sin salida que espera a procesos de paz que confían en las buenas palabras de los gobiernos y de los buenos oficios de dirigentes internacionales que sólo conducen al desarme del ejército popular y – en el caso de Colombia – al asesinato sistemático de sus líderes, repitiéndose así la atroz experiencia de la Unión Patriótica, también el los años 80 del siglo pasado.

Hay ahora consecuencias más graves de la desaparición de las FARC que repercuten directamente sobre Venezuela y por ende en el conjunto de las fuerzas revolucionarias de América Latina. El territorio ocupado por las FARC, precisamente en la frontera con Venezuela ha sido inmediatamente ocupado por paramilitares8, las AUC concretamente, quienes en repetidas ocasiones han organizado desde allí las acciones terroristas en Venezuela, desde el golpe contra Chávez en 2002, el asesinato del fiscal Danilo Anderson en 2004 o la campaña criminal de 2017.

La incorporación de Colombia a la OTAN9 y el incremento constante de bases militares de EE.UU. en America Latina (12 en Panamá, 9 en Colombia, 8 en Perú, 3 en México, 3 en Honduras y 2 en Paraguay) son nuevas amenazas de un imperialismo estadounidense en bancarrota económica y cuyas aspiraciones de control geoestratégico están sufriendo importantes reveses en otras partes del mundo. Y esas dificultades podrían acrecentar la importancia relativa de su “patio trasero” donde EE.UU. podría obtener todo lo que necesitase.

Podría…siempre que los pueblos latinoamericanos estuvieran dispuestos a permitírselo. Unos pueblos, incluidos los de aquellos países en los que ahora gobiernan lacayos del imperialismo que se saben sentados sobre un volcán, hartos de saqueo y dominación imperial que alimentan su cerebro y su corazón con la revolución cubana y la bolivariana y que esperan impacientes que llegue su hora.

No superes un renglón para definir:

PABLO IGLESIAS: aprendiz de brujo a quien el tiempo descompuso la poción mágica.

ERREJÓN: el último de la fila de los aspirantes a un trocito de poder de la mano del PSOE

ALBERT RIVERA: un fascista disfrazado de centro por el IBEX 35 inesperadamente descabalgado.

MARIANO RAJOY: El gallego que más chistes ha inspirado después de Franco.

PUIGDEMONT: La dignidad de la pequeña burguesía nacionalista.

OTEGI: Una promesa incumplida.

 

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