La prostitución de la violencia y las elecciones

El atentado de Madrid a un tren cargado de trabajadores, estudiantes e inmigrantes ha sido un ejemplo claro de la política de la derecha globalizada. El objetivo del terrorismo es meternos el miedo en el cuerpo y eso intenta conseguir el bombardeo de Iraq, la propaganda sobre detenciones de activistas de ETA con explosivos en España o el propio atentado del 11M. También lo consiguen con la precariedad laboral, la movilización geográfica, la amenaza de paro o el desmantelamiento de las políticas sociales.

El comunicado de Abu Hafs-Al Masri bien podría haber sido suscrito por Bush y Aznar. Usando el nombre de Dios, la teoría del ojo por ojo que tanto escuchamos y leemos en los medios desde el 11 de Septiembre y el planteo de "contra ellos o contra mí" se esta convirtiendo en discurso habitual.

Lamentablemente no parece que el pueblo español esté sacando ninguna conclusión de lo que ha pasado el 11-M. Aznar hizo ayer su mani bajo su eslogan partidista y los dos millones de madrileños que participaron solo expresaron su rabia y frustración. La izquierda brilló por su ausencia y sólo algunos grupos a titulo individual intentaron darle al atentado de Atocha su verdadero contenido. La consigna de un pueblo consciente tendría que ser la repulsa unánime contra el gobierno que ha puesto a los ciudadanos en la mira, los engaña y manipula con el horror de la tragedia y los utiliza para legitimar la política de violencia y rapiña.

La violencia prostituida

La violencia en manos del pueblo no es violencia, es justicia. Por eso cuando los pueblos recurren a la violencia es en defensa propia. La violencia popular no agrede voluntariamente a la gente de su clase ni tampoco utiliza la violencia para la simple venganza. Por tanto no era muy creíble que hubiera sido la izquierda abertzale la autora del atentado de Atocha. Sin embargo, la derecha española ha demostrado históricamente que es capaz de esto y mucho más. Y ya sabemos la consigna cacareada por personajes siniestros de la estructura militar española: "no hay nada como una buena guerra para unir a un país".

Asi que aquí estamos, con rabia y con el riesgo de perder la vida en cualquier momento y lugar. Tendremos que acostumbrarnos a vivir con esto.