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Euskal Herria :: 23/09/2021

"El error, al menos mío y lo asumo enteramente sin echar culpas a nadie"

A. Baserrigorri
Antonio Torres es un viejo camarada y amigo andaluz. Malagueño, sindicalista y comunista, fué responsable de la desaparecida Andalucia Comunista

"El error, al menos mío y lo asumo enteramente sin echar culpas a nadie, no fue fiarme de la socialdemocracia españolistas, sino de dirigentes históricos del movimiento jornalero andaluz"

Antonio Torres es un viejo camarada y amigo andaluz. Malagueño, sindicalista y comunista, fué responsable de la desaparecida Andalucia Comunista. Independentista, he querido hablar con el para tratar de actualizar, los conocimientos que, como internacionalista, quero tener sobre el entrañable pais andaluz

 Lo primero, Antonio, tocayo….¿ Como definirias la situacion andaluza, vista desde un punto de vista social y también nacional?

La situación de Andalucía es dramática, la pandemia del Covid 19 y sus consecuencias han venido a exponer de forma cruda y evidente nuestra situación de dependencia y marginación. Andalucía tiene asignado una serie de roles que evitan un desarrollo propio y endógeno, autocentrado, como decían los teóricos marxistas de la dependencia; nuestra super especialización en actividades primarias, extractivas y en el turismo nos hacen especialmente vulnerables a cualquier sacudida, por leve que sea, en el sistema capitalista. Según los datos del INE publicados en mayo de este año 12 de los 15 barrios más pobres del Estado español son andaluces, 12 de las 15 ciudades más pobres del Estado español son andaluzas o de los 10 municipios con más paro del Estado español 7 son andaluces. Pero hay algo más curioso –o no- y es lo siguiente: se nos dice desde que el turismo es nuestra tabla de salvación y casi la única manera que tenemos en Andalucía de crear riqueza y empleo, pues resulta que no es así, que es falso; cuando tomas esos datos del INE te das cuenta de que municipios como Marbella, Estepona, Torremolinos, Fuengirola o Mijas están a la cola en la clasificación por rentas; el motivo está claro, se trata de un modelo basado en la super explotación de los trabajadores y trabajadoras, con bajos salarios, precariedad, temporalidad, etc., una situación que favorece los comportamientos empresariales más brutales y autoritarios; igual ocurre con Níjar, en Almería, pero en este caso con la agricultura del plástico, por eso, esto que digo sobre el turismo se puede trasladar al campo, donde encima, esos comportamientos son más brutales y despiadados, especialmente contra las mujeres trabajadoras inmigrantes.

Por supuesto, la salida a esta situación no está en un desarrollismo que aspire a la utopía reaccionaria de igualarnos a los territorios más ricos del Estado español o de Europa; un modelo de desarrollo propio y autocentrado solo es posible en Andalucía en base a dos ejes: uno, soberanía nacional, y dos, un planteamiento estratégico socialista, es decir, un planteamiento de poder político obrero y popular y de transformación/destrucción del modo de producción capitalista. Digo esto no solo como aclaración, sino también como crítica a cómo se ha concebido el desarrollo económico y social andaluz en las últimas décadas, y a cómo el proceso autonómico sirvió para crear una quimera desarrollista, utilizada por el PSOE, y cómo, por desgracia, otros actores políticos importantes del momento, como el PSA o el PCE no supieron, no pudieron o no quisieron dar una alternativa.

Nuestra situación material determina nuestra conciencia, por supuesto no de una forma lineal y estrecha, pero generalmente a un subdesarrollo económico y social le suele acompañar un subdesarrollo político; en la Andalucía actual existe conciencia andaluza, valga la redundancia, pero esa conciencia no está politizada, no se convierte en reivindicación política de masas, como si pasó durante la Transición, a pesar de que es cierto que de unos años para acá está habiendo una cierta ampliación de la conciencia política –conciencia nacional- , un mayor interés histórico por conocer nuestro pasado fuera de las tergiversaciones del nacionalismo español, un resurgir cultural, especialmente en la música, etc. Hay quienes consideran que esta efervescencia supone una “tercera ola del andalucismo” (la primera sería con Blas Infante en las primeras décadas del siglo XX y la segunda durante la Transición), yo personalmente discrepo de esa visión, como ya he expuesto en varios artículos.

 La ultima vez que nos vimos en Malaga definias la situacion de Andalucia como de colonia interior del estado español ¿Podias explicar esto para la gente que lea la entrevista?

Bueno, a mí el término “colonia interior” tal y como lo definió el mexicano Pablo González Casanova no me convence, ni me parece acertado para el caso andaluz, si acaso el término “colonialismo interior” puede tener sentido para grupos étnicos oprimidos como los afroamericanos en los EEUU, poblaciones indígenas en Latinoamérica, o el caso del Apartheit en Sudáfrica. Darle el título de “interno” no aporta nada ni en este ni en otros casos de naciones orpimidas como Escocia, Canarias o Córcega, ¿interno porque formamos parte de un Estado? Claro, pero la cuestión es cómo hemos sido incorporados a esos Estados no que formamos parte de ellos que es la consecuencia de lo anterior, ¿o acaso Senegal o Mali o Argelia no fueron también, con sus peculiaridades incorporadas a Francia?

La cuestión es que el nacimiento de lo que hoy es Andalucía tiene lugar por un proceso de conquista y ocupación militar del al Andalus del Guadalquivir que empieza con la batalla en 1212 de las Navas de Tolosa y termina con la caída de Granada en 1492. Los cuatro reinos resultantes de esa conquista: Jaén, Córdoba, Sevilla y Granada, se incorporan a la corona castellana de forma muy diferente a otros territorios, pura conquista. Las tierras se reparten entre los nobles, y especialmente con los Reyes Católicos, se prohíben religión, lengua, costumbres, vestimentas, etc. Quienes a partir de entonces toman el control económico de Andalucía son una nobleza terrateniente invasora, por un lado, y por otro, a raíz de la conquista y colonización de América, una burguesía comercial afincada en los puertos de Cádiz y Sevilla, y con el tiempo, en el de Málaga. Si te fijas, esta última burguesía comercial también es foránea: genoveses, catalanes, franceses, alemanes, ingleses más tarde, etc. Posteriormente, tanto la construcción de ferrocarriles, obra fundamentalmente de capitales británicos, franceses o belgas, como los núcleos industriales andaluces del siglo XIX, son obra de agentes externos, si tomas los grandes apellidos de la peculiar “industrialización andaluza” como Larios, Heredia, Echevarrieta, Ybarra, Pickman, Benjumea, Loring, Grund etc., ninguno era andaluz, ¿por qué? Porque Andalucía quedó como un territorio en el que la población local estuvo vetada al ascenso social y al poder económico; esto para cualquier país es determinante porque implica que toda su economía va a estar extravertida, por cierto, muchos de esos “grandes” apellidos que he nombrado también fueron grandes terratenientes. Tenías una pequeña burguesía que durante todo el siglo XIX y parte del XX se estuvo debatiendo entre la radicalización ante el peligro de proletarización y su escasa capacidad de acumulación, y por otro, su dependencia de esos grandes capitalistas para existir. Estos capitalistas jamás pensaron centrar y diversificar la economía andaluza, sino en extraer la mayor cantidad tanto de materias como plusvalías y a la mayor velocidad posible, ¿a dónde quiero llegar con todo esto? A que toda esta gente se comportaron como colonos, o mejor dicho como colonialistas, y lo hicieron porque políticamente, en lo real, así fue considerada Andalucía desde la conquista. Por supuesto esto ha cambiado en las últimas décadas, quizá ya esos apellidos no tengan tanto peso en la economía andaluza, aunque habría que ver caso por caso, porque no es la misma la suerte que han corrido los Domecq que los Larios, por poner un ejemplo, también es cierto que ha habido más movilidad social, no mucha tampoco, pero evidentemente la ha habido, pero, a pesar de que no haya datos exactos que lo avalen y solo me apoyo en indicios y sensaciones, me atrevería a decir que la inmensa mayoría de los cargos directivos de multinacionales instaladas en Andalucía no son andaluces.

Por otro lado, como ya he señalado anteriormente en la economía andaluza prima lo extractivo, la agroexportación y el turismo, actividades que caracterizan lo periférico y lo colonial o semicolonial, y todo esto, sin entrar en algo fundamental como es la cultura y señas de identidad andaluzas, es decir, en el proceso de cómo se ha conformado esa cultura y señas de identidad, de cómo han sido manipuladas y presentadas como españolas, o como la realidad material ha moldeado la conciencia que los andaluces y andaluzas tienen de si mismos. Como andaluz, leo Los Condenados de la Tierra de Fanon y me veo reflejado.

Por supuesto, Andalucía no es Palestina ni el Sahara ni Puerto Rico, quizá los más claros ejemplos de países que se pueden considerar estrictamente como colonias sin ningún género de dudas, pero de lo que no se puede tener dudas es de que Andalucía fue y sigue siendo un país del que se extraen recursos que no generan un desarrollo económico y que no beneficia a la inmensa mayoría de la población y de que, prácticamente desde que existe, el poder económico ha estado en manos no solo de personas de fuera de Andalucía sino que esas personas han procurado que los beneficios que extraían en Andalucía repercutieran o ayudasen a desarrollar a otros territorios. El desarrollo de unos territorios ha comportado dialécticamente el subdesarrollo de otros. Podemos leerlo en Marx y Engels cuando escribieron sobre la cuestión irlandesa, en Lenin cuando nos expone la teoría del imperialismo, en Bujarin con su interesante La economía mundial y el imperialismo, en Gramsci con la “cuestión meridional”, o en los teóricos marxistas de la dependencia, como Samir Amin, etc.

 Voy a entra a saco con la cuestion de Podemos...Andalucia Comunista se rompe en el momento que se decide participar de ese proyecto, del cual salisteis trasquilados, y una parte no quiso participar….¿Como fué exastamente el proceso de ruptura de Andalucia Comunista?

Pues no tengo más remedio que negarte la mayor. Vamos por parte porque creo que aquí se están enredando cosas que no tienen nada que ver y que son fruto de la difusión de bulos y mentiras. A ver, hablas de un proceso de ruptura y lo relacionas con una presunta participación en Podemos: falso. Voy a intentar ser lo más claro posible. Lo primero, yo abandono el Comité Ejecutivo de Andalucía Comunista sobre el 15 de agosto de 2015 y abandono el partido en octubre de 2015, por tanto, lo que ocurriera después de octubre de 2015 es cosa de otras personas, de quienes estuvieran militando y especialmente en puestos de dirección. Mi baja del Comité Ejecutivo tuvo que ver con un comportamiento que en mi opinión fue muy desleal y contrario a lo acordado en las normas de funcionamiento del Comité Ejecutivo por parte de quien por aquellos años ejercía las tareas de organización; mi posterior abandono del Partido tuvo que ver con unos planteamientos que entendía oportunistas y sectarios y que tenían como consecuencia bandazos y giros bruscos de timón en la línea política del Partido. Por tanto, aquí Podemos no tuvo absolutamente nada que ver.

Hablas de ruptura, como si el Partido en aquellos años hubiera estado dividido sobre la cuestión de Podemos, pues no, mira, podíamos tener muchas más diferencias o incluso divisiones sobre cómo afrontar la participación en el SAT – que justo en octubre de 2015 celebraba su II Congreso Nacional- que sobre Podemos. Por otro lado, entiendo que mi marcha del Partido, así como la de otros camaradas, no se puede calificar de ruptura. No hay ni un Comité Nacional ni un Congreso en el que se escenifique una ruptura, o dos visiones irreconciliables sobre una cuestión fundamental, lo que se da es un goteo sostenido en el tiempo de militantes que no terminan de comprender ni de asimilar ni, por supuesto, de estar de acuerdo con las decisiones de la dirección de Partido en diferentes momentos. Para mí eso no es una ruptura y, ni mucho menos, una escisión.

En cuanto a Podemos, no hay ni un solo documento de ningún órgano que aprobase la entrada de Andalucía Comunista en Podemos, porque nunca se tomó tal decisión. Lo que pasó fue lo siguiente, se decidió o mejor dicho se dio vía libre a que si en algún lugar, en alguna localidad o barrio en los que tuviéramos presencia, había algún círculo de Podemos –cuando éstos existían de verdad y tenían actividad- en los que se pudiera trabajar y hacer avanzar nuestras posiciones, se participara y así ocurrió, por tanto, era una decisión que dependía del caso concreto; por cierto, la célula de Málaga, a la que yo pertenecía, decidió volcarse enteramente en un círculo de Podemos cuando yo ya no pertenecía al Partido, te lo digo por desmentir eso de que hubo una ruptura motivada por la participación en Podemos. En todo caso, esa decisión tenía sentido en un momento en el que existían en Andalucía muchos círculos de Podemos especialmente activos y en algunos casos hasta combativos, igualmente, hablamos de los años 2014/2015, un momento en el que gran parte de lo que en aquellos momentos podíamos considerar como nuestra base social, ante una CUT que se mantenía en IU y un MAIS (Movimiento Andaluz de la Izquierda Soberanista) –del que Andalucía Comunista formaba parte- que había entrado en vía muerta, optó por apoyar y acercarse a Podemos. Digo esto último porque es necesario contextualizar, en política un año puede durar un siglo, y de todo aquello hace ya 6 años.

Otra cuestión fue la participación en la candidatura Utopía y Dignidad encabezada por Diego Cañamero en las primarias de Podemos que paso seguidamente a explicar. Desde el entorno de Cañamero se pusieron en contacto conmigo para ver si queríamos participar en esa candidatura, nosotros dijimos que sí, ¿por qué? Porque en las conversaciones que yo mismo tuve con esas personas puse encima de la mesa la necesidad de que esa candidatura sirviera para impulsar un proceso más amplio de unidad popular soberanista y de izquierdas. La persona del entorno de Cañamero que habló conmigo de esta cuestión me dijo que estaba de acuerdo, pero que de momento nos centrásemos en esa candidatura y que después de las primarias se iría viendo cómo trabajar esa posibilidad. Por desgracia, esa posibilidad se vio abortada en diferentes momentos –en diferido- por el propio Diego Cañamero que jamás estuvo interesado en crear esa alternativa política porque sus intenciones eran otras.

Por resumir y aclarar todo esto: no hubo entrada en Podemos, eso era absurdo e inconcebible para la inmensa mayoría de la militancia de Andalucía Comunista, lo que hubo fue participaciones puntuales y motivadas según el caso en determinados espacios que en su momento ofreció Podemos, nada más, punto.

Desde más de 1000 kilometros de distancia, y lo digo abiertamente y con la confianza de un amigo y camarada creo que cometisteis un gran error fiandoos de la socialdemocracia españolista que representaba Podemos…

No tengo más remedio que volver a lo mismo, nadie en Andalucía Comunista se fiaba de Podemos, es más, desde el minuto uno tuvimos calado al triunvirato que dirigió al primer Podemos, es decir, a Iglesias, Monedero y Errejón. Otra cosa es lo que ocurrió con esa base social, con ese público al que nos dirigíamos y con esas personas con las que coincidíamos en el SAT o en los movimientos populares que en su mayoría dieron su apoyo o participaron en Podemos. Por otro lado, a la gente de Anticapitalistas ya la conocíamos, en mi caso, en la década del 2000, cuando en Andalucía se llamaban Espacio Revolucionario Andaluz, ya tuve discusiones con ellos sobre la cuestión nacional andaluza, cuando no se cortaban en acusarnos de tener una visión “tercermundista” de Andalucía o de “querer imitar a los vascos”.

El error, al menos mío y lo asumo enteramente sin echar culpas a nadie, no fue fiarme de la socialdemocracia españolistas, sino de dirigentes históricos del movimiento jornalero andaluz, y este error que cometí es aun más grave cuando yo precisamente no era nuevo, es decir, yo venía de dos experiencias militantes con lo que se podría llamar el espacio SOC/CUT que no fueron positivas, una cuando milité en la CUT y la otra cuando se conformó el BAI (Bloque Andaluz de izquierdas). Me encerré en una falsa dicotomía de “o con ellos o la nada”, y no era así en absoluto porque habían más opciones. Cuando salí de Andalucía Comunista me esforcé en dos cuestiones: una, la reconstrucción de un espacio militante comunista andaluz, la otra, hacer realidad la propuesta que hice cuando se creó la candidatura Utopía y Dignidad; respecto a esta última cuestión y llevado por esa falsa dicotomía de la que antes he hablado, intenté hacer lo que pude, pero fue inútil, el conjunto de personas que formaban ese liderazgo histórico del movimiento jornalero andaluz tenían muy claro que querían diluirse en Podemos y subordinarse a la línea de Pablo Iglesias, a mí entender radicalmente contraria a lo que siempre ese liderazgo había venido defendiendo históricamente. Hoy, y me duele mucho decirlo, personas como Diego Cañamero guardan un silencio sepulcral ante el desastre monumental del “gobierno más progresista de la Historia”.

 ¿Piensas que hay un espacio en Andalucia para un proyecto como el que representó en su momento Andalucia Comunista?

Por supuesto que sí, un sí rotundo. Vamos a ver, si estamos hablando de Andalucía como un país periférico, marginado, dependiente y oprimido, lo hacemos en base a un instrumento de análisis –el marxismo-, no por sensaciones y apariencias. Por tanto, sin una organización política armada del marxismo-leninismo, por supuesto, sin dogmas, sin sectarismos ni visiones ultra vanguardistas, pero tampoco sin caer en el oportunismo, decía, sin una organización armada de la ideología marxista poco camino hacia nuestra liberación vamos a recorrer. Y esto no es solamente válido para Andalucía.

A ver, antes hemos hablando de la experiencia de Andalucía Comunista, pues bien, habría que decir también rescatando lo positivo que tuvo esa experiencia que en ciertos momentos logramos hacer avanzar la conciencia allí donde estábamos y hacíamos un trabajo organizado y sistemático. Mira, cuando lo más agudo de la crisis, cuando estaban de moda lemas como “No es una crisis, es una estafa” que desviaban la atención hacia el mal comportamiento de los capitalistas financieros y no entraban a analizar las dinámicas del capitalismo y cómo inevitablemente llevan a la crisis, nosotros salimos con la caída tendencial de la tasa de ganancia explicada por Marx; cuando el actual ministro Alberto Garzón soltaba el mantra keynesiano de que se trataba de una crisis de subconsumo, nosotros le dimos la vuelta a esos argumentos y afirmábamos que se trataba de una crisis de sobreproducción, igual pasó cuando Eduardo Garzón –el hermano de Alberto- escribió una serie de artículos disparatados en los que trataba de explicar el subdesarrollo andaluz por una mera desventaja geográfica. Llegamos a tener una militancia en un momento determinado orgullosa de pertenecer a un partido comunista que luchaba por la liberación nacional de Andalucía y eso ocurrió porque procuramos que ni Marx, ni Engels, ni Lenin, ni tampoco Blas Infante fueran letra muerta, sino algo real, palpable, diario, presente en nuestro día a día militante en el Partido, en el SAT o en los movimientos sociales y populares. Volver a repetir eso tal cual es imposible, pero lo que es perfectamente posible, porque hay condiciones, es la existencia de un espacio político comunista que intervenga en el día a día de la clase obrera y del conjunto del pueblo trabajador, y que a partir de esa intervención se vuelva a generar esa subjetividad revolucionaria que en los mejores momentos de Andalucía Comunista logramos crear.

Por tanto, espacio hay porque el análisis objetivo de la situación apunta a que mientras sigamos desempeñando este rol en la internacionalización del capital, nuestro futuro no puede ser otro que el de la miseria y la opresión; a que es necesaria una ideología, unos principios y un instrumento de análisis, y a que sin organización los principios no se pueden llevar a la práctica.

¿Consideras posible que haya personas que den el paso de hacer el trabajo inmenso de crear una organización netamente comunista en Andalucia?

Claro que las hay y si no hay más es porque no se ha hecho un trabajo sistemático ni una apelación a esos sectores que objetiva o subjetivamente están interesados en una organización política con esas características. La gente no va a acudir a ti, tú tienes que acudir a la gente, y tienes que hacerlo de forma organizada, sincera, con humildad, pero con la seguridad de ofrecer una alternativa de cambio real.

 ¿Como calificarias Adelante Andalucia? ¿No crees que estan muy escorados a la derecha y con las mismas tendencias españolistas pese a que su discurso dea otro? El cúmulo de siglas que esta habiendo en Andalucia, ¿Estan en la orbita de Adelante Andalucia?

Bueno, antes de entrar a responder estas preguntas quisiera dejar claras algunas cuestiones. La primera es que siento mucho respeto por determinadas personas que están participando en Adelante Andalucía, siento un profundo respeto por su labor militante en el SAT o en otros sindicatos de clase o en movimientos sociales y en el tejido popular. La segunda es que quiero que esas personas comprendan que mis críticas no se deben llevar a lo personal y pongo un ejemplo, si digo que Adelante Andalucía es oportunista no estoy insultando a nadie, el oportunismo es una acusación puramente política no personal, por dura que sea. Por último, y esto quizá va a ser difícil de entender fuera de Andalucía, cuando se hace una crítica a Adelante Andalucía hay que tener un especial cuidado porque subjetivamente hay gente que entiende que se está construyendo un proyecto político del que Andalucía está huérfana, evidentemente, herir sensibilidades de personas con cierta conciencia política andaluza no ha de ser motivo para no criticar, pero sí para hacerlo con cuidado, con tacto y con mucha pedagogía.

Hay una frase del que fue gran líder de los Panteras Negras, Huey Newton que venía a decir: “Como revolucionarios, debemos darnos cuenta de las diferencias entre lo que el pueblo puede hacer y lo que hará. El pueblo puede hacer todo lo que desee pero solo hará aquello relacionado con su nivel de conciencia”. Comprender lo que quiere decir esta frase en Andalucía es un ejercicio más complejo de lo que aparentemente parece. Vamos a ver, yo entiendo que ahora mismo el nivel de conciencia del pueblo andaluz es el que es, por tanto, entiendo que un espacio político soberanista y popular amplio ha de responder en primera instancia a lo que puede hacer de acuerdo a ese nivel de conciencia, el problema empieza cuando esa atención a lo más inmediato y a ese estado de conciencia supone renegar o anular el debate estratégico de cómo ir hacia la liberación nacional y el socialismo; esto se agrava además cuando la organización que destaca por encima de todas y a veces hasta anulando al resto es Anticapitalistas, ¿qué se deriva en la práctica de todo esto? Pues en todo un argumentario lleno ocurrencias que mezclan el marketing, la pose intrascendente y la continua y excesiva apelación a los sentimientos y que llevan a una praxis errática y fundamentalmente centrada en el ideal institucional. Desde los discursos de la “tercera ola andalucista” que dan la sensación equivocada de un gran movimiento andalucista y de un nivel de conciencia que por desgracia no se ha alcanzado, hasta la peligrosa confusión entre sujeto político y organización política, la apelación a un confuso “patrimonio constitucional andaluz”, o cuestiones ya disparatadas como afirmar que el 28 de Febrero de 1980 se ejerció del derecho de autodeterminación. A veces, todo es tan de pose y hay tan poca convicción que todo recuerda al anuncio de Cruzcampo con la Lola Flores y el “acento”.

A lo más estratégico que se llega es a una futura presencia en las instituciones, especialmente en el parlamento español –“tener voz en Madrid”- con la que forzar al gobierno español de turno a que invierta más en Andalucía. No me niego en absoluto a dar la batalla en las instituciones, a estar en presentes en ellas, es más, en la fase actual es imprescindible estar en ellas, por otro lado, tampoco me niego, evidentemente, a que el gobierno español invierta más en Andalucía y se puedan solucionar situaciones sangrantes por ejemplo en infraestructuras, pero si a estas alturas no tienes claro que ningún gobierno español –por la propia naturaleza del Estado- va a ayudar a superar nuestra situación de marginación y dependencia es que realmente no se tienen los pies en el suelo ni la cabeza sobre los hombros. De ahí que, en muchas ocasiones el término “soberanía” en Adelante sea casi un chicle que se estira significando mil cosas, o ninguna. O se tiene conciencia de que hay que ir a una acumulación de fuerzas paciente para romper con el Estado postfranquista español o no avanzaremos, mientras la soberanía quedará en el aire, sin saberse bien en qué y cómo se puede materializar.

Por último, y no menos importante, la internacionalización de la economía capitalista y lo que eso supone para Andalucía y para un futuro soberano es ignorado; tener claro qué rol cumple Andalucía en la internacionalización de la economía es fundamental, nos va la vida en ello, porque si no no podremos organizar nuestros sectores productivos, desde la agricultura hasta el golpeado sector industrial. Al respecto, preocupa mucho el peso de una organización como Anticapitalistas, con su apoyo en un pasado no muy lejano a las “revoluciones” libia y siria, es decir su apoyo a la agresión imperialista a Libia y Siria, o, recientemente su actitud hacia Nicaragua haciendo que los parlamentarios de Adelante pidieran una reunión al embajador por la “represión del régimen de Ortega”, mientras en Cuba se estaba viviendo la enésima injerencia extranjera para destruir la Revolución o cuando en Colombia hay un auténtico genocidio social. Y si ya entramos en cuestiones vitales como la Unión Europea, el euro, la OTAN o las bases militares norteamericanas en Andalucía, la cuestión se complica porque la ambigüedad es absoluta; dentro de Adelante solo Defender Andalucía parece tener una posición clara de rechazo al respecto, pero el resto solo se dedican a lanzar críticas dirigidas más a determinadas maneras de funcionamiento –por tanto susceptibles de ser corregidas- que a marcos que cumplen una función estructural, entre ellas, impedir la soberanía de los pueblos, el progreso, la democracia y, por supuesto, el socialismo.

 Formas parte del colectivo “Alboreaa”...¿Que piensas que podemos esperar de él, piensas que fruto del debate puede surgir un nuevo colectivo o partido comunista nacional andaluz?

Bueno, ¿qué podemos esperar? Pues que de momento lo que cabría esperar es que crezca y se fortalezca. Se está haciendo un trabajo de análisis lo más riguroso posible y desde situaciones muy precarias, es decir, con personas que estudian y/o trabajan y que no pueden dedicar todo su tiempo a la militancia, tal y como les gustaría. Somos personas que nos tenemos que buscar la vida, por eso creo que lo que se está haciendo tiene aún más valor.

Sin debate es que es imposible construir nada, sea un partido comunista o un club de fútbol de barrio. La cuestión de los debates a la hora de construir una organización comunista es centrarlos, es decir, saber qué debatir y en qué momento toca debatir una cosa u otra. Por poner un ejemplo, a lo mejor no tan absurdo y quizá bastante real, no puedes hablar de tener una estructura organizativa basada en el centralismo democrático cuando sois 5 personas, pero ojo, que a veces puede ser más central y determinante debatir sobre el Manifiesto Comunista, el Anti Dühring, sobre la teoría imperialista de Lenin o sobre en nuestro caso la Historia de Andalucía, que sobre cuestiones muy inmediatas y candentes, ¿qué quiero decir? Que o tienes un suelo donde pisar, o no podrás echar a andar. Hay que saber qué suelo se pisa y a dónde quieres llegar antes de echarte a andar, que no se me entienda mal no estoy haciendo apología de debates estériles, del academicismo y del elitismo intelectual, sino de algo tan injustamente despreciado e infravalorado en la izquierda andaluza como es la ideología: qué visión tenemos del mundo y en qué sentido y cómo queremos transformarlo.

 Una pregunta sobre el peligro fascista...¿Piensas que el fascismo esta logrando legitimidad social en todo el estado y el peligro es mas importante de lo que pensamos? ¿Se hace lo sufucuente para frenarlo?

El peligro de una manera o de otra siempre ha estado ahí, venimos de un régimen que se basó en el pacto entre políticos del régimen fascista y un sector de la oposición al mismo, es decir, PSOE, PCE y los representantes políticos de las burguesías nacionales vasca y catalana. Por tanto, lo primero que habría que hacer es caracterizar al régimen del 78 tal cual es, como un postfranquismo, pero nunca como una superación del fascismo.

Walter Benjamin venía a establecer una relación entre ascenso del fascismo y revolución fracasada, eso podía tener sentido en los años 30 del siglo pasado, pero no en la actualidad. Si lo medular del fascismo tanto hoy como ayer es el disciplinamiento autoritario de la clase obrera, impidiendo su organización y lucha, y contaminando la conciencia obrera de nacionalismo, chovinismo, racismo, fanatismo religioso, irracionalidad, egoísmo, homofobia y machismo, entonces, debemos concluir que las nuevas formas de fascismo son más preventivas que resultado de revoluciones derrotadas. En el Estado español, el ascenso no solo de Vox, sino en general de lo que parece una nueva hegemonía reaccionaria –al que se han prestado gustosamente los grandes medios de comunicación- tiene que ver con una pretensión de la oligarquía de un cierre definitivo de la crisis de régimen que se viene arrastrando desde hace casi una década, reforzando la monarquía postfranquista española y disciplinando a la clase obrera en base a un nacionalismo español exaltado, el anti feminismo y el racismo. Ante este panorama, Unidas Podemos ha fracasado al pretender una imposible versión “progresista” del régimen postfranquista, frustrando a importantes sectores de la población que o bien por sentido práctico votarán al PSOE o se irán a la abstención, que por desgracia en este caso no es tampoco una opción política progresista, sino apática e impregnada de desesperanza que tanto gusta al fascismo.

Mi experiencia me dice que al fascismo, en su diversidad de apariencias, se le hace frente día a día; cuando hemos estado fuertes en los barrios, ofreciendo alternativas y haciéndonos visibles, no solo los grupos abiertamente fascistas reculaban, sino también la llamada “derecha civilizada”. Recuperar la calle, la organización y la lucha popular es vital, fiarlo todo a las instituciones ha sido lo peor que ha podido ocurrir y ahora estamos pagando las consecuencias.

¿Como ves el estado de salud de las ideas marxistas, comunistas hoy día en 2021, en tu pais y en el resto del mundo

Creo que el marxismo siempre ha gozado de una estupenda mala salud de hierro. Quienes han tratado de negarle en diferentes oleadas, algunas incluso reivindicándose “marxistas”, su capacidad de análisis y su utilidad práctica transformadora, como quienes han pretendido convertirlo en un fetiche o en dogma, han fracasado. El posmodernismo en sus diferentes variantes sirven para entretener, especialmente en los centros universitarios de los Estados imperialistas, pero en la práctica no han demostrado nada, bueno sí, que sirven de coartada y justificación ideológica a los intereses del capital. Sin embargo todas esas derrotas de las diferentes corrientes anti marxistas, ya sean oportunistas como dogmáticas no se ha traducido en una clarificación ideológica ni en una práctica consecuente.

Últimamente, en el Estado español y en Europa vivimos un ataque al marxismo desde posturas posturas nacionalistas y reaccionarias que reivindican a Marx, Engels, Lenin o Stalin. Tomando al reformismo como su muñeco de paja, plantean una falsa lucha, que puede llegar a ser atractiva –de ahí su peligro-, por rescatar el marxismo de las garras del posmodernismo y el pensamiento líquido, pero lo hacen apelando a la nostalgia, a un presunto “Estado de Bienestar” desaparecido –y que el reformismo es incapaz de reinstaurar-, al nacionalismo español –con no pocos tintes racistas e islamófobos-, al machismo o la homofobia. Hasta qué punto estas posturas son un peligro real o no está por ver, el caso es que en sus propuestas medulares no salen de un populismo nacionalista español inofensivo para la gran oligarquía imperialista española.

Pues eskerrik asko, amigo, camarada y esperemos que el futuro nos vuelva a reunir en breve y podamos tener una larga conversacion, cara a cara sobre estos y otros remas

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