Convocatoria: Mauricio Macri debe renunciar

El 14 de junio Federico Sturzenegger renunció a la presidencia del Banco Central, en medio de una corrida cambiaria. Tres meses más tarde la corrida continúa, tras una devaluación que supera el 100 por ciento. Para un gobierno que practica el monoteísmo de mercado, la situación es clara: el mercado de capitales descree de la palabra del Ejecutivo. El ingeniero Macri habla para los mercados, y la corrida bancaria recobra potencia. Los mercados desconfían del gobierno. Por eso, el dólar no tiene precio. La corrida bancaria se transformó en crisis política. Hay que ponerle fin; ese el principal problema a resolver. De lo contrario la miseria y el hambre, a niveles inenarrables, será el destino de la mayor parte de la sociedad argentina.

A nadie se le escapa que la moneda norteamericana constituye la referencia obligada de todo el sistema de precios. De modo que un dólar sin precio supone un país sin moneda. El Banco Central se desangra, gasta dólares cada vez más difíciles de reponer; el FMI asegura los dólares que permitan a los bancos salir de las Lebacs, para después fugarlos: igual que en el 2001. Las reservas de libre disponibilidad – no las que el Central proclama, sino las que realmente puede gastar- caen día a día, por tanto el default está a la vista. No se trata de una hipótesis terrorista sino de una evidencia. Un asesor del presidente de los Estados Unidos explicó que están estudiando un retorno a la convertibilidad. El gobierno rechazó airadamente ese “consejo”. El motivo es obvio: la convertibilidad equivaldría a admitir que se desatará una hiperinflación en medio del default. La recomendación norteamericana resulta clara: como la Argentina marcha hacia el default, y como ya no tiene moneda, la estampida de los precios terminará siendo imparable. La convertibilidad responde a esa doble catástrofe, mientras termina de ahogar cualquier camino productivo. Mientras tanto, el gobierno de Macri prosigue el ajuste que sirve para precarizar aun más el trabajo, aumentar la transferencia de recursos del trabajo hacia el capital, potenciando la crisis política.

Este no es un destino inevitable. Es posible detener la corrida; para eso hay que torcerle el brazo a los bancos-, controlar la hemorrágica fuga de capitales y restablecer la moneda. Este gobierno no puede. Y como no puede, debe dar un paso al costado.

“¡De ningún modo!”, grita la oposición, “el gobierno debe terminar su mandato, así lo exige la Constitución”. Cuidado, la Constitución fija un plazo para la duración del mandato, al igual que posibilita el relevamiento anticipado en caso de acefalia. La sociedad tiene el derecho democrático a preservarse, a exigir que se evite la catástrofe. La Constitución no impide la renuncia del presidente. Es más, establece las condiciones de juicio político por falta de idoneidad. Y este bien puede ser el caso. No se trata de una opinión antojadiza: No tenemos moneda, no tenemos sistema de precios, la cadena de pagos cruje y se rompe, el proceso productivo está al borde de la completa inmovilidad.

Por eso, les abajo firmantes nos autoconvocamos y exigimos la inmediata renuncia del presidente de la Nación; que el Congreso aplique la ley de acefalia, para convocar a elecciones a la mayor brevedad posible.

Octubre de 2018

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Primeras firmas:

Alejandro Horowicz (UBA); Jorge Beinstein, (UBA-UNLP); Lucas Rubinich, (UBA); Marcelo Langieri (UBA); Guillermo Caviasca (UBA); Natalia Vinelli, Barricada TV; Miguel Mazzeo (UBA-UNLA); Néstor Kohan, (UBA); Daniel Marcos, Movimiento Emancipador; María Vatuone, Centro Cultural El Plumerillo; Marcela Santucho; Daniel de Santis, investigador; Rubén Rojas Breu (UBA); Jorge Sorda (UBA); Paula Klachko (UNPAZ); Enrique Meler (UBA); Marisa Timor (UBA); Bernardo Maresca, sociólogo; Luis Lito Fuertes, Trabajadores estatales peronistas; Jorge Rachid, dirigente peronista; Matías Diez, Socialismo Latinoamericano; Lucas Rozenmacher (UBA – UNGS; Fernando Basso (UBA); Carlos Norberto Pafundo; Alberto Nadra, periodista; Carlos Alberto Val, MOJUSO; Grupo Nomeolvides; Irene Marrone, UBA;

Adhesiones a: macri.debe.renunciar@gmail.com