Volver a Rodolfo Walsh

A manos de un grupo de asesinos militares de la ESMA en el barrio porteño de San Cristóbal.

Las inmensas movilizaciones del 24 y este presente tan difícil que transitamos casi que nos obligan a volver a quien fuera sin dudas nuestro periodista más brillante del siglo pasado.

Su capacidad en la investigación y su prosa se combinan de tal manera que no hacen más que asombrarme aún en las relecturas: “Operación masacre”, “¿Quién mató a Rosendo?” y, por supuesto, su “Carta abierta a la Junta Militar”.

Son notables sus aportes para el periódico de la CGT de los Argentinos [del peronismo revolucionario] y también de gran valor su obra más estrictamente literaria: sus cuentos y sus sátiras teatrales –“La batalla” y “La granada”- con las que nos divertimos con varios cursos en las clases de Lengua y Literatura.

Pero hoy, inevitablemente, se trata de volver a su inmensa Carta. Porque frente a tanta confusión, en un escenario tan corrido a la derecha, con tanta dificultad para encontrar algún rumbo la Carta nos puede servir de brújula.

Cuesta creer la precisión de esa Carta: en la lectura ajustada de la realidad, en los datos minuciosos, en las interpretaciones brillantes de todo el proceso de transformación económica y social que recién empezaba su marcha.

La caracterización inicial es contundente:

El primer aniversario de esta Junta Militar ha motivado un balance de la acción de gobierno en documentos y discursos oficiales, donde lo que ustedes llaman aciertos son errores, los que reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades.

Cada párrafo que sigue desarrolla y justifica en forma descarnada esa afirmación.

Para avanzar luego sobre las razones de fondo de tanta violencia jamás vivida en nuestro país:

Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada.

Más abajo nombra a los responsables intelectuales y a los beneficiarios de esta transformación:

Dictada por el Fondo Monetario Internacional (…) la política económica de esa Junta sólo reconoce como beneficiarios a la vieja oligarquía ganadera, la nueva oligarquía especuladora y un grupo selecto de monopolios internacionales…

El cierre de nuevo nos conmueve, allá arriba, seco, contundente, Walsh deja escrita la frase para su epitafio, dirigida a sus asesinos, a esa banda de cobardes que nos robó hasta su cadáver:

Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles.

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