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Venezuela :: 20/10/2010

Aristóbulo disociado o fumando lumpias chimbas

abrilinsurgente.org
El problema de la revolución bolivariana no es electoral, el problema es de entusiasmo; el entusiasmo es político, no técnico

NdeLaHaine: "fumando lumpias chimbas" significa fumando marihuana de la mala.

En el programa de José Vicente Hoy, trasmitido por Televen, Aristóbulo Istúriz [miembro de la dirección nacional del PSUV y diputado] resaltó que “si nosotros hubiésemos logrado que un millón 800 mil patrulleros llegaran cada uno a 10 electores, es evidente que hubiésemos logrado el objetivo, otro elemento importante tuvo que ver con la propia unidad del partido”. Ultimas Noticias 18/10/10.

Aristóbulo echa por tierra toda la reflexión del comandante Chávez a propósito de los resultados obtenidos el 26 de septiembre, vuelve e insiste en que el problema de la Revolución Bolivariana, es de partido y maquinaria. Es, en resumidas cuentas -según Aristóbulo- un problema electoral.

NO compañero Aristóbulo, esa lumpia no está buena, usted no está midiendo ni calibrando la situación de la revolución hoy. El problema no es electoral, el problema es de entusiasmo, el entusiasmo es político, no técnico. El desafío de la Revolución Bolivariana hoy pasa por lo que el mismo presidente llamo repolarizar la sociedad venezolana, haciendo uso del texto expuesto por el compañero Reinaldo Iturriza, ¿lo habrá leído usted Compañero Aristóbulo?, aquí le dejamos un extracto por si acaso no tuvo tiempo de hacerlo:

“Repolarizar significa precisamente esto: avanzar en el proceso de radicalización democrática de la sociedad venezolana. Sí, radicalización democrática. Ésta implica recuperar y afinar "los mecanismos de interpelación mutua entre Chávez y la base social del chavismo, buena parte de la cual está hastiada de la cortedad de miras estratégica del chavismo oficial, que insiste en comportarse como minoría". Implica recuperar lo que hizo grandioso al chavismo: si éste "significó la progresiva politización del pueblo venezolano, fue porque hizo visible a los invisibles y dio voz a los que nunca la tuvieron". Significa, de igual forma, una lucha sin cuartel contra "burócratas, corruptos, dirigentes mediocres, oportunistas, estalinistas", ninguno de los cuales "es hegemónico en el chavismo. Su existencia está lejos de ser aceptada de manera cómplice o resignada por el resto, y en cambio es fuente permanente de malestar y conflicto". Significa, también, saber leer los signos, donde los hubiere, de "hastío por la política" en las bases sociales del chavismo.”

Digamos que esto es sólo parte del asunto, que hay mucha tela que cortar, pero aferrarse a la defensa del partido y la maquinaria, por ser -me imagino, en el caso tuyo- responsable de los resultados del 26 de septiembre no ayuda a la construcción y a la consolidación de la Revolución Bolivariana, no ayuda a despejar el camino que tenemos los revolucionarios hoy de avanzar en fortalecer nuestra apuesta de liberación, no corrige los errores, no aplica las 3R a la potencia como lo pidió el camarada Chávez. Por el contrario, dispersa y contagia de desidia al chavismo que espera nuevamente el gran sacudón para avanzar en sobremarcha hacia esa revolución nuestra.


Pd: José Vicente Rangel hace un análisis hoy sobre los resultados, demasiado burgués para nuestras preferencias pero ahí te lo dejo a ver si a la próxima entrevista te das con más furia, o te fumas unas lumpias de las buenas.

1 Continuando con el análisis del resultado electoral del 26S, del nuevo cuadro que surge y su proyección, es pertinente hacer una doble consideración que tiene que ver con los polos en que está dividido el país. Uno es el bloque del chavismo liderado por Chávez, aún mayoritario, tanto por su evidente anclaje electoral como por el sólido poder que tiene en el entramado institucional; el otro es el antichavismo que ratificó su histórico electoral, ahora reflejado en una representación parlamentaria de la que carecía por su infinita capacidad para incurrir en el error. Hay que pasearse ahora por lo que posiblemente harán ambas fuerzas en pugna respecto al mítico objetivo de la macro elección de 2012: presidente de la República, gobernadores, alcaldes, asambleas regionales. ¿Qué harán el chavismo y el antichavismo? No se trata de pronósticos. En mi caso quiero precisar algunos aspectos relativos al desenvolvimiento político de ambas formaciones a partir de este momento. Las dos tienen que hacer reajustes. Pero en lo personal, respecto a la oposición -y dada mi identificación con el chavismo-, no iré más allá de la siguiente observación: si su comportamiento no se ajusta al marco de la Constitución; si opta por retornar a pasadas aventuras; si no evalúa debidamente la manera como fue retribuida por su participación electoral y atiende las voces de la desesperación, iría directamente al fracaso. Una oposición democrática, respetuosa de las reglas de juego, capaz de rechazar la tentación golpista, cuando es sabido que en su seno hay tendencias que la auspician -estimuladas desde el exterior- tendría posibilidades de competir. ¿Pero a qué atenerse con ella? Su política sigue siendo una incógnita.

2 ¿Y el chavismo? Con este movimiento -al que estoy adscrito y apuesto democráticamente- el análisis es más complicado. No por temor a la reacción ante lo que pudiera expresar, ya que si de algo estoy convencido es de su capacidad para asumir la crítica. Me inquieta, sí, la utilización que el adversario pueda hacer de lo que me preocupa. Ejemplo: un mensaje reiteradamente confrontacional, con una carga retórica que divide sin necesidad; el manejo táctico de la polarización, que jugó su papel en determinado momento frente a la desestabilización y que en la actualidad habría que evaluar si revierte negativamente contra el proceso bolivariano; el funcionamiento de los gobiernos central, regional y local; la gestión pública; el seguimiento de proyectos y obras gubernamentales; la política de alianzas (¿en verdad existe?); la relación con las capas medias de la población y sectores del empresariado nacional y progresista; el tema de la propiedad privada para clarificar límites y redefinir aspectos claves. Entre otros asuntos. Para el chavismo, que tiene como proyecto la transformación socialista del país, pacífica y democráticamente; que enfrenta al adversario en el terreno electoral; que expone la suerte de la revolución en comicios libres, dilucidar los aspectos señalados es decisivo. Sería de una torpeza, sólo comparable a aquella en que incurre la oposición, subestimar el resultado del 26S, revelador de una pérdida apreciable de influencia del chavismo en sectores de la población afines y en áreas geográficas que hasta hace poco eran bastiones inexpugnables. Algo se movió en el piso político y social del chavismo, aparte de la merma de votos y no alcanzar la ambiciosa meta de los dos tercios de la Asamblea Nacional. Este dato importa, sin duda. Pero hay algo más de fondo que invita a la autocrítica. Lo que subyace en el resultado; lo que se oculta tras las cifras, es más preocupante. Se percibe desencanto en la población por la ineficacia oficial, las tensiones que generan determinadas acciones gubernamentales, la confusión entre partido y gobierno, y el desgaste que acarrean las luchas intestinas. Situación que, por suerte, no alcanzó características de catástrofe electoral porque el poderoso liderazgo de Chávez lo impidió y porque el arraigo popular del movimiento bolivariano operó a última hora. Para mi hay dos lecturas del 26S, la que proviene de la decisión de los votantes reflejada en el número de parlamentarios, y la que tiene que ver con lo que pudo ocurrir y no ocurrió que, no obstante, constituye una tácita advertencia. El enigma futuro puede resolverse favorablemente si hay una autocrítica sincera, desprejuiciada, hecha con humildad Lo otro es dejar que, por inercia, se produzca un desenlace fatal. Volveré sobre el tema.

 

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