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Medio Oriente :: 30/01/2007

Carta al embajador del Estado de Israel sobre el "inexistente" genocidio palestino

Felisa Sastre - La Haine
Para quienes conocemos lo que está pasando en Palestina desde hace más de 60 años, la carta que ha dirigido a la alcaldesa de Ciempozuelos -publicada ampliamente en sitios de Internet de marcado carácter fascista- no nos ha producido "estupefacción" alguna

Al contrario de la que sí le ha producido a usted el que un municipio madrileño, Ciempozuelos, haya decidido organizar actos en el Día de la Memoria del Holocausto judío y de la Prevención de los Crímenes contra la Humanidad, dedicados a recordar el genocidio que desde hace más de seis décadas se viene cometiendo contra el pueblo palestino. Y no nos ha producido sorpresa porque es la forma habitual de actuar de cualquier representante diplomático del Estado de Israel en el exterior: intimidar y difamar para evitar que la realidad de los hechos trascienda a la opinión pública.

Voy a intentar contestar punto por punto a las afirmaciones de su escrito para impedir que mis palabras puedan ser interpretadas como anti-semitismo ( palabra tótem a la que recurren ustedes para descalificar y evitar el diálogo con quienes mantienen posturas diferentes a las suyas, desde antes de la creación ilegal de su Estado (proclamado unilateralmente y sin respetar lo acordado en la Resolución 181 de noviembre de 1947 de la Asamblea de Naciones Unidas que preveía una Comisión para la ejecución de la partición de Palestina en dos Estados, con unión económica entre ellos). Hablaré con más detalle después de ese famoso antisemitismo del que se sirven para paralizar las acciones de protesta contra las violaciones de los derechos humanos, los crímenes contra la humanidad y el genocidio lento pero continuado que vienen perpetrando contra un pueblo indefenso, chivo expiatorio del genocidio cometido por los nazis no sólo contra los judíos, sino contra discapacitados, gitanos, homosexuales, socialistas, comunistas y republicanos españoles. Algo que ustedes premeditadamente olvidan o silencian para mantener viva la llama de su holocausto que impida la mirada atenta sobre lo que está sucediendo en el Estado de Israel.

Usted considera afrenta no conmemorar, una vez más, la Memoria del Holocausto (por supuesto sólo el de ustedes) y lo atribuye o bien a ignorancia o bien a indiferencia hacia lo ocurrido a los millones de judíos inocentes, lo que casi resulta ridículo: ignorar las barbaridades cometidas por los nazis sería prácticamente imposible para cualquier ciudadano del mundo occidental tras más de cuarenta años de difusión de aquellos horrores mediante películas de gran éxito, series de televisión, reportajes y artículos en los medios escritos y centenares de libros editados sobre la materia, pero no veo en qué medida puede constituir afrenta alguna para las víctimas dar importancia a la segunda parte de la convocatoria: la prevención de los Crímenes contra Humanidad. Y sólo se pueden prevenir si se conocen. Los cometidos contra sus antepasados, insisto, no sólo se han dado a conocer - y se siguen haciendo públicos- transcurridos más de 60 años de los hechos, sino que han sido reparados en la medida de lo posible -con excepción, claro está de las vidas irrecuperables- mediante multimillonarias indemnizaciones, devolución de propiedades confiscadas, reparaciones de los daños materiales sufridos, posibilidad de retorno a sus hogares, etc.

Pero en la actualidad, le indigne o no, le produzca estupefacción o la simule, y aunque lo declare "inexistente" se viene produciendo, ante la impasibilidad de la comunidad internacional, un auténtico genocidio con los palestinos (el Art. II de la Convención para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio, establece claramente en qué consiste el genocidio: "En la presente Convención, se entiende por genocidio cualquiera de los actos mencionados a continuación, perpretados con la intención de destruir, total o parcialmente, a un grupo nacional, étnico, racial o religioso". El Estado de Israel lo lleva cometiendo contra los palestinos por el hecho de serlo, por ser los habitantes autóctonos del territorio que los sionistas ansiaban ocupar desde finales del siglo XIX (mucho antes del Holocausto) y del que se apoderaron mediante la fuerza y el terrorismo, haciendo caso omiso de lo comprobado por los rabinos vieneses enviados a explorar la situación. ¿Le suena, Embajador, el telegrama que remitieron desde Palestina? ¿Conoce su texto: "la novia es hermosa pero está casada con otro hombre"? Ese otro "hombre" eran los palestinos- judíos, musulmanes y cristianos- que habían vivido en paz y convivencia respetuosa durante siglos y que habían respetado y honrado sus lugares santos respectivos.

Sí, se trata de un genocidio- le recomiendo la lectura de los artículos del eminente profesor israelí, catedrático de la Universidad de Haifa, Ilan Pappe, recientemente publicados en The Electronic Intifada y accesibles en español en estas mismas páginas (http://www.lahaine.org/index.php?p=16935) y en las de rebelión.org (http://www.rebelion.org/noticia.php?id=45311).

Embajador, ahora lo que "toca" - adoptando el lenguaje coloquial de nuestros políticos- no es seguir conmemorando y recordando lo que está en la mente de todas las generaciones: en la actualidad no son los judíos los perseguidos, los humillados, los discriminados, los asesinados selectivamente, los confinados en guetos terribles abocados al exterminio "natural" del hambre y de la desesperación. Ahora toca hablar de los que sí están sometidos a una ocupación militar feroz desde hace cuarenta años por un Estado que se proclama democrático y construye Muros de Segregación; expolia continuamente tierras palestinas; construye colonias judías y carreteras de uso exclusivo para judíos; impide los movimientos de la población ocupada; les niega el acceso a los hospitales y escuelas; concede el "derecho al retorno" a Israel a personas que jamás han pisado Palestina, siempre que tengan sangre judía, mientras se lo niega a los palestinos expulsados de su tierra desde 1948 y hacinados en los campos de refugiados de los países limítrofes. Un Estado, al que usted representa entre nosotros, que se permite "ejecutar selectivamente" sin proceso judicial alguno a quien considera "atenta contra su seguridad’. Que destruye edificios y barriadas enteras como castigo colectivo para luchar "contra el terrorismo". Que el pasado año, según datos de la organización israelí de defensa de los derechos humanos, B"tselem, asesinó a 660 civiles palestinos, 140 de ellos niños. ¿Se imagina, embajador, qué ocurriría en España, si el Gobierno autorizara al ejército español a arrasar en el País Vasco las casas de las familias- con sus habitantes dentro- de los supuestos terroristas de ETA? ¿Que permitiera que las excavadoras les arrancaran sus medios de vida y que un "muro defensivo" aislara a comunidades enteras de sus campos y tierras? ¿Lo permitiría la tan proclamada "comunidad internacional"?

Pero hablemos también de Hamás y de su calificación como organización terrorista. En la tradición europea, la resistencia contra las fuerzas ocupantes nunca se ha considerado terrorismo, todo lo contrario, los resistentes franceses se recuerdan como héroes; los partisanos, como patriotas. Pero si se trata de la resistencia palestina contra una ocupación ilegal, condenada en múltiples resoluciones de la ONU incumplidas por Israel, entonces se trata de terrorismo. Hamás fue vencedor limpiamente de las primeras elecciones legislativas democráticas en los territorios ocupados por Israel. El mismo ex presidente Jimmy Carter así lo atestiguó. Pero ni EEUU ni sus satélites de la Unión Europea, tan demócratas ellos, aceptaron el resultado de las elecciones. Y desde hace un año no han hecho sino contribuir a la bien diseñada política de limpieza étnica de Israel (Consulte a los nuevos historiadores israelíes, lea a Avi Shlaim, catedrático de Oxford, o a Benny Morris que no se priva de lamentar públicamente que la limpieza étnica de 1948 no fuera completa, por no volver a mencionar al valiente y amenazado de muerte Ilan Pappe). Hamás respetó la tregua, mientras el ejército israelí llevaba a cabo sucesivas operaciones de castigo contra poblaciones indefensas, con ataques aéreos, marítimos y terrestres (¿Se acuerda, embajador, de la familia asesinada en la playa de Gaza? ¿Se le han olvidado ya las operaciones de este verano, denominadas poéticamente "First Rain" (Primera lluvia) o "Summer Rain" (lluvia de verano) contra la Franja de Gaza que produjeron 184 muertos, 42 de ellos niños, y más de 650 heridos según datos de Médicos Sin Fronteras?

Usted se permite dictar "doctrina" a los representantes elegidos democráticamente por los ciudadanos españoles pero no está dispuesto a que los demás tengan sus propias opiniones, y de forma arrogante se une a la tradición sionista de la difamación y de la negación de los hechos. Y los hechos, embajador, son tozudos. Ustedes han expulsado al pueblo palestino de sus tierras; han ocupado militarmente sus aldeas y pueblos; han construido colonias exclusivas para judíos en los lugares arrasados por sus fuerzas armadas donde antes existían pueblos y aldeas palestinos; se han anexionado más del 25 % del territorio que la ONU asignó para el futuro Estado palestino, y ocupan por la fuerza el 100% del territorio de la Palestina histórica "que aparece como "Israel" en los mapas de los libros de texto israelíes" (lea, por favor, el interesante artículo de John V Whitbeck Israel’s immoral 'right to exist' en http://weekly.ahram.org.eg/2006/825/op14.htm) o su traducción española en http://www.lahaine.org/index.php?p=19426). Por si fuera poco ocupan desde 1967 los Altos del Golán (Siria), han invadido en dos ocasiones Líbano ( todavía está en la mente de todos las barbaridades cometidas por las fuerzas armadas israelíes este verano pasado contra los indefensos civiles libaneses y las infraestructuras básicas del país). Ustedes, es decir Israel, el Estado que tan ardientemente representa, han atacado unilateralmente países terceros vulnerando como en tantas otras ocasiones el derecho internacional: Túnez, en 1985 para acabar con la OLP, movimiento palestino de resistencia, ya evacuada de Líbano tras la primera invasión en los años 1980; Iraq, en 1981, para destruir instalaciones de energía nuclear, porque sólo ustedes, el pueblo elegido, pueden disponer en Oriente Próximo de arsenales nucleares).

Y todavía considera que somos quienes defendemos el derecho de los palestinos a una vida digna y a resistirse contra los ocupantes ilegales de su tierra, los que ofendemos a los "justos", es decir a los masacrados por los nazis. Sinceramente, embajador, son gentes como usted y su Gobierno, y quienes les apoyan, los que manchan, denigran, ofenden y traicionan la memoria de todos aquellos que murieron- como ahora los palestinos- por una visión racista del mundo y del pretendido derecho de ciertos grupos étnicos a disponer de un lebensraun (espacio vital en la terminología nazi) a costa de quien sea.

Para terminar, querría hacerle un aclaración, los que defendemos la causa palestina y queremos que el mundo abra los ojos a lo que está pasando en Gaza y en Cisjordania, no somos antisemitas: los palestinos son tan semitas como sus hermanos judíos. Ya sabe, descienden también del patriarca Abraham, ellos de Ismael y ustedes de Isaac. Tampoco somos anti-judíos. Las cosas claras, estamos en contra de todos aquellos que no respetan los derechos humanos, discriminan, asesinan, expolian a otros pueblos y se consideran protegidos de los dioses, sean judíos, musulmanes, cristianos o budistas. ¡Ya está bien de cortinas de humo!

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