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Bolivia :: 21/11/2019

El pantano del Golpe: escenarios del momento actual en Bolivia

José Luis Ríos Vera
Con las distintas fuerzas políticas poniendo en acción y acelerando sus propias cartas, la lucha de clases en Bolivia se agudiza

Más de 70 bloqueos populares tienen paralizadas las carreteras de Bolivia, según señaló la Administradora Boliviana de Carreteras (ABC) este 19 de noviembre. Con fuerte presencia en los departamentos de Cochabamba, La Paz, Santa Cruz, Chuquisaca, Oruro y Potosí, los bloqueos más enérgicos rodean la ciudad de La Paz y se presentan en mayor medida en las vías que llevan a Oruro y Cochabamba. Miles de camiones se encuentran varados.

Las masivas movilizaciones y organizaciones en la ciudad de El Alto dieron a la señora Jeanine Áñez 48 horas para que presente su renuncia. De lo contrario, la ciudad de La Paz experimentará un enorme cerco y bloqueo indígena-popular que impida el flujo de bienes y servicios y colapse su sistema de infraestructura que conecta con las principales vías del país.

Actualmente, los bloqueos ya impactan en distintas ciudades, las cuales resienten el desabasto de diésel, gasolina, gas LP, alimentos, etc., lo que llevó, por ejemplo, a una brutal escalada de represión militar la mañana del día 19 para romper el cerco popular a la planta de hidrocarburos Yacimiento Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB), ubicada en Senkata, ciudad de El Alto (tres muertos y 30 heridos). De acuerdo con la Defensoría del Pueblo de Bolivia, al 19 de noviembre, la ofensiva golpista-militarista ha dejado 24 muertos, 715 heridos, 1186 detenidos (en total) y 50 detenidos actualmente.

Con las distintas fuerzas políticas poniendo en acción y acelerando sus propias cartas, la lucha de clases en Bolivia se agudiza.

A las decisivas fortalezas de la rebelión popular le ha seguido la profundización de los aparatos policiaco-militares y de su brutal activación represiva, único arco (de muerte) en el que por ahora puede sostenerse el autonominado nuevo gobierno (golpista) conformado por Áñez, sus ministros de facto Jerjes Justiniano, Arturo Murillo, etc. -los golpistas Carlos Mesa y Luis Fernando Camacho esperan agazapados una especie de golpe militar “final”-, y coordinado desde el área central de las fuerzas armadas con contactos desde Washington.

Mientras se agrava la brutal represión policiaco-militar en contra de las enormes y heroicas poblaciones de indios, campesinos y trabajadores en general, el gobierno de facto hace sus cálculos para dominar la escena que lleve a la convocatoria a elecciones bajo su control.

El golpismo en Bolivia no tiene potencia. Se asienta en una usurpación presidencial ocupada por una mujer proveniente de un partido político que logró menos del 5 por ciento de los votos.

La extraordinaria resistencia de todo el movimiento popular junto a las posiciones del partido del Movimiento Al Socialismo (MAS) de Evo en el poder Legislativo (con los dos tercios de la representación en las dos Cámaras), le imponen al golpe de Estado serios límites para su desenvolvimiento, por lo cual, al día de hoy, se encuentra empantanado, colmado de impotencia e imposibilitado de consolidarse.

De ahí que en los últimos días, los golpistas presionados por las distintas fuerzas accedan (con gran renuencia y oposición) a participar en distintos escenarios de negociación con distintas instancias y fuerzas políticas (representante de la ONU, embajadores de la Unión Europea, parlamentarios del MAS, Conferencia Episcopal, sectores campesinos, obreros, indígenas) para encontrar una salida al impasse político que ha sumido a Bolivia en semanas de golpe, terror y lucha social.

Las propuestas de Negociación Política y Diálogo Nacional encaminadas a la organización de nuevas elecciones que de salida a la crisis son mayoritarias entre el conjunto de estas fuerzas políticas. Es evidente que desde un inicio han sido también impulsadas por el mismo MAS y convocadas por el propio Evo, incluso, poniendo en la mesa su candidatura.

Solo la irracionalidad de los golpistas y de su miedo a una derrota de los poderosos intereses que representan, los hacen retroceder y calcular otras vías por las cuales poder encauzar el golpe de Estado.

Con base en la Constitución Política del Estado Plurinacional de Bolivia ­‑la que el bloque golpista ha venido atropellando paso a paso-, solo el Poder Legislativo puede convocar a nuevas elecciones y constituir nuevos tribunales electorales para ello. Así, bajo el control de los dos tercios de la representación parlamentaria por parte del MAS, y las decisivas hazañas de las fuerzas populares, el bloque golpista-imperialista se confronta con cuatro escenarios:

1. Dialogar y negociar con las distintas fuerzas políticas y resolver bajo consenso nacional una convocatoria electoral y el nombramiento de la autoridad electoral;

2. Un salto hacia delante con el cierre del poder Legislativo bajo el puño militar (golpe “tradicional”) y enfrentar a sangre y fuego a la rebelión popular;

3. Gobernar mediante autarquía golpista y “decretos supremos” (inconstitucionales), encauzando el proceso electoral bajo control del bloque golpista (sin Evo, sin el MAS, con “supervisión” de la OEA, etc.,), es decir, la puesta en acción de un PROCESO ELECTORAL DE EXCEPCIÓN, bajo control del golpismo y para el golpismo;

4. El escenario 3 supone su entrelazamiento en buena parte con el 2; esto llevaría a la operación y despliegue de una especie de “golpe híbrido” (militarismo-control mediático-gobierno de excepción), más acorde a los actuales tiempos de las nuevas dictaduras latinoamericanas, y del Estado de excepción y de contra-inseguridad nacional.[1]

Son estos los escenarios que reflotan en estas horas por las que atraviesa Bolivia. Y todos caminan, incluyendo el primero, que puede llevar a la frustración del golpe y de su derrota. Veamos.

Este martes 19, Evo denunció la militarización de la Plaza Murillo en la ciudad de La Paz que rodea la Asamblea Legislativa y la existencia de un “plan” para cerrarla. A ello se suman las amenazas (día 17 y 18) del ministro Arturo Murillo en contra de diputados y senadores del MAS, sobre la creación de una “nueva fiscalía especial” que “podrá” encarcelar a legisladores y parlamentarios por “subversión y sedición” (Escenario 2). En este cuadro se inserta la denuncia penal en contra del presidente derrocado Evo Morales presentada (18/11/2019) por el diputado Rafael Quispe (Unidad Democrática) y su abogado Omar Durán ante el Ministerio Público, por los supuestos delitos de “alzamiento armado contra la seguridad y soberanía del Estado, instigación pública a delinquir, asociación delictuosa, organización criminal, terrorismo, financiamiento al terrorismo, discriminación, incitación al racismo” y otros dos delitos más.

A ello se añade que el bloque golpista, el cual desconoció el hilo de la sucesión constitucional atropellándolo absolutamente, ha impuesto los decretos 4078 y 4082. El primero versa sobre la llamada “Carta blanca para matar” otorgada a los cuerpos represivos e instrumentos de muerte para abrir fuego letal contra los manifestantes. El segundo, que incrementa en más de cinco millones de dólares el presupuesto para equipar a las fuerzas armadas de instrumentos y armas para asesinar (Escenario 2).

Por si fuera poco, el día 18 de noviembre se dio a conocer que el gobierno de facto “estudia” la vía de “decretos supremos” para convocar a elecciones y conformar los tribunales electorales, lo que atropellaría las facultades del poder Legislativo (Escenario 3). 

Por otro lado, según se ha informado la noche del martes 19 de noviembre, se ha presentado un “principio de acuerdo” entre los parlamentarios del MAS que concentran el 70 por ciento de la Asamblea y legisladores de la oposición y actualmente del gobierno de facto que tiene el 30 por ciento de la representación.

Dicho “principio de acuerdo” consiste en la reunión de la Asamblea Legislativa para el próximo jueves 21 en donde las fuerzas parlamentarias del MAS y del bloque golpista discutirán la elaboración de dos proyectos de Ley. El primero para convocar a nueva jornada electoral; el segundo para establecer los procedimientos para nombrar a las autoridades electorales tanto a nivel nacional como departamental (Escenario 1). 

Los horizontes de Bolivia se debaten sobre estos históricos días decisivos.

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[1] Jorge Beinstein, “Las nuevas dictaduras latinoamericanas”, https://beinstein.lahaine.org/b2-img/Beinstein_nuevasdictaduras_marzo2018.pdf. 

 

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