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Europa, EE.UU. :: 29/09/2022

La advertencia de Putin en su contexto

Umberto Mazzei
Esa advertencia en lugar de acercar, como dicen los “expertos” de las cadenas de televisión occidentales, aleja la posibilidad de una guerra nuclear

El ejército de Zelensky está desangrado y ha tenido tantos muertos que los deja tirados en el campo de batalla para que los rusos los entierren. La clara superioridad militar de Rusia no logra sentar en una mesa de negociación coherente al régimen de Ucrania porque Zelensky es solo un títere sin capacidad de decidir. EEUU lo usa para hostigar a Rusia y desgastarla en una guerra prolongada, como hizo Washington con la Unión Soviética en Afganistán donde todos los muertos eran afganos y rusos. ¿Algún parecido?

En el mes de marzo, en Ankara, se había logrado un acuerdo donde Ucrania aceptaba la independencia de Donesk y Lugansk y se declaraba país neutral. Por su parte Rusia aceptaba suspender el cerco de Kiev.

Rusia abandonó el cerco e inició un repliegue, pero Washington envió a Boris Johnson a Kiev para que convenciese a Zelensky de romper el acuerdo. Fue entonces cuando se montó el teatro de la masacre de Bucha propagado por toda la prensa occidental sin haber enviado ningún periodista a verificar los hechos a pesar de la discrepancia entre lo declamado por Kiev y lo dicho por el Alcalde de Bucha. Los ingleses son expertos en ese tipo de montajes (white helmets). Ese montaje o lo que haya sido sucedió después de que las tropas rusas acampadas allí ya se habían retirado a sus cuarteles.

En la OTAN creen poder agotar a Rusia prolongando la guerra, como era el proyecto inicial de Washington al disuadir a Zelensky de aplicar los acuerdos de Minsk. Al mismo tiempo la prolongación artificial del conflicto aleja a Alemania de Rusia, que es la idea básica de la OTAN.

Vladimir Putin finalmente concluyó que no puede negociar con Kiev, que el verdadero problema, por supuesto, es Washington y que Washington no negociará con él hasta que lo vea debilitado por la destrucción que causa el armamento que la OTAN envía a Zelensky mientras al mismo tiempo, según el plan, las sanciones destruirían la economía rusa.

Durante este proceso los muertos no son estadounidenses ni de la OTAN. Los centenares o miles de muertos son ucranianos que en realidad, por raza y cultura, son rusos. Como cualquier hecho imprevisto puede desbordar esa guerra, Putin optó por una movilización parcia, trayendo fuerzas adicionales, con el propósito explícito de terminar con esto.

Putin sabe, como lo sabe cualquier analista informado, que en Washington y Bruselas se habla mucho desde hace varios meses sobre la viabilidad de librar una guerra nuclear limitada contra Rusia utilizando las llamadas armas nucleares tácticas. Rusia también las tiene.

Este tipo de rumores busca aterrar a los rusos. Esta iniciativa busca aprovechar el hecho de que Rusia hace ya tiempo que ha dejado muy claro que solo usaría sus armas nucleares como represalia en caso de que la OTAN o alguien más la ataque.

La advertencia de Putin solo quiere reafirmar o advertir que responderá con sus armas nucleares. Esa advertencia en lugar de acercar, como dicen los comentaristas occidentales, aleja la posibilidad de una guerra nuclear porque en Washington saben que Rusia en el caso de guerra nuclear tiene una ligera ventaja en el número de cabezas nucleares.

Y sobre todo tiene con qué hacerlas llegar por su gran ventaja misilística a cualquier lugar que quiera sin que la OTAN pueda interceptar su trayectoria, porque son hipersónicas y maniobrables. El más peligroso es el Avangard, un misil balístico hipersónico capaz de desplegar en su Summit 15 planeadores con cabeza nuclear que además de ser hipersónicos son maniobrables hacia un objetivo. En leguaje OTAN tienen el apropiado nombre de Satán.

Rusia cuenta con misiles crucero hipersónicos (9 veces la velocidad del sonido) con capacidad nuclear y un alcance de 17.000 km. Es casi imposible interceptar un misil crucero hipersónico.

Es improbable que en la OTAN estén todos locos aunque Stoltenberg padezca frecuentes delirios. La advertencia de Putin es un recordatorio para devolver a los mandos del Pentágono y la OTAN una sobria lucidez y comprendan que no pueden derrotar a Rusia. Comprender el riesgo que corren con un escalamiento hace posible que Washington se acerque a negociar entre iguales una salida a de la crisis militar en Ucrania.

La advertencia de Putin tiene un propósito contrario de los disparates que oímos de los “expertos” de las cadenas de televisión. Putin quiere apartar a los psicópatas que gobiernan Occidente de la tentación de precipitar una guerra nuclear para vencer a Rusia en Ucrania. Y, al mismo tiempo, evitar que un acuerdo negociado desmienta los alardes de los jefes de la OTAN que desean la humillación de Rusia.

La advertencia de Putin les recuerda que quien juega con fuego puede salir quemado, y en el caso de armas nucleares tácticas o de las otras el riesgo es salir calcinados si se les ocurre usarlas. Putin dejó claro a Washington que debe abandonar sus fantasías de un Zelensky vencedor y sentarse a negociar una salida sensata que respete las garantías de seguridad que pide Moscú.

Lo que sucede y sucederá en Europa es consecuencia del golpe de Estado estadounidense contra el Gobierno legítimo de Ucrania congregando gamberros nazis en plaza Maidan en el año 2014. Lo que sucede ahora lo resumió entonces en apenas dos palabras Victoria Nulan, la vicesecretaria de Estado de Washington que orquestó aquel golpe. Lo dijo cuando nombraba el Gobierno que ella puso en Kiev: ¡Fuck Europe!

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