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Argentina :: 26/11/2003

Neuquén y Salta: la patria petrolera del estilo K

Sebastián Hacher
Siete heridos de bala en represión en Neuquén y pedidos de captura en General Mosconi contra dirigentes de los desocupados.

Al escribir estas lineas, termina un día en el que se vivió la represión mas violenta desde que asumió el gobierno de Néstor Kirchner. Desde la mañana y hasta la caída del sol, el Barrio San Lorenzo, el mas pobre y populoso de la sureña ciudad de Neuquén se vio sacudido por el accionar policial, que dejó al menos 22 heridos, muchos de ellos con balas de plomo (1).

Los trabajadores desocupados se habían convocado para oponerse al plan del gobierno provincial de Sobisch, que implica dejar de cobrar los subsidios de 150 lecops (U$S 45) en efectivo y hacerlo a través de una tarjeta magnética que permitiría poder comprar sólo en negocios habilitados. Para los desocupados, que dejarían de manejar dinero en efectivo, el resultado sería estar atado a los supermercados y pasar a cobrar simplemente "una bolsa de comida por mes". Para el gobierno neuquino sería lo contrario; un negocio redondo, por que además de tener un control sobre los ya magros gastos de los "beneficiarios", la tarjeta que alcanzaría a gran parte del 10% de los habitantes de la provincia que sobrevive con los subsidios, sería administrada por el Banco Provincial de Neuquén, el mismo que suele utilizar Sobisch para dar créditos a sus allegados a cambio de favores políticos. Un poco más de dinero a la caja chica nunca viene mal.

La represión conmocionó a toda la ciudad; el Barrio San Lorenzo se levantó para no permitir el ingreso de la policía. Se cortó la ruta frente a Cerámicas Zanon, los estudiantes tomaron las calles del centro de la ciudad y una movilización de organismos de Derechos Humanos y sindicatos se movilzaron hasta el lugar mismo de la represión. Para mañana está llamado un paro provincial de los sindicatos estatales (CTA) y docentes (ATEN) y una movilización que acompañará a los desocupados del MTD desde el San Lorenzo hasta el centro de la ciudad.

Entre los heridos de bala durante la represión se encontraba Heriberto Chureo, presidente de la comisión vecinal del barrio y uno de los máximos referentes del Movimiento de Trabajadores Desocupados de Neuquén. Chureo recibió un balazo en el estómago, a corta distancia, y las últimas noticias que tenemos de él es que lo están operando. El tiro ingresó por delante y todos los testimonios coinciden en que se trató de un acto deliberado; la policía sabía quien era y lo quisieron eliminar.

A miles de kilómetros de allí, en el norte de Salta, un fiscal acaba de pedir la detención del máximo líder de la Unión de Trabajadores Desocupados de General Mosconi, Pepino Fernández. Sobre él pesan alrededor de 70 causas judiciales por cortes de ruta y movilizaciones y esta nueva orden de detención, viene luego de una violenta represión a un corte de ruta que el 20 de Noviembre reclamaba que el pago de una deuda que las empresas petroleras y el estados mantienen con los ex- trabajadores desde la privatización de YPF (Yacimientos Petrolíferos Fiscales).

Quizás Chureo y Pepino no se conozcan personalmente, pero tienen mucho en común. Ambos son dos hombres callados, de mirada profunda, que parecen devorar cada palabra cuando escuchan. Los dos sonríen cuando hablan, con la tranquilidad de quién está diciendo verdades simples que muchos no quieren escuchar; se trata de esa gente que cuando habla es de difícil contradecir.

Adquirieron esa forma de ser en lugares similares, quizás gracias a esa especial disciplina que da el trabajo duro en lugares inhóspitos. Chureo es de un ex-trabajador de la construcción, que durante años fue uno de los miles que levantaron piedra por piedra las grandes represas de Neuquén. Pepino, un obrero que supo recorrer el país entero trabajando en la vieja petrolera estatal.

A pesar de que viven un extremo y otro del país, las ciudades donde viven Chureo y Pepino tienen muchas similitudes; son dos comarcas petroleras que conocieron la época de las grandes obras y empresas del estado, y que sufrieron un aumento sideral de la desocupación con las privatizaciones de la década del 90; en el Barrio San Lorenzo de Neuquén hay un 40% de desocupación y en General Mosconi un 50% de la población no tiene trabajo.

Y seguramente también por eso los movimientos de los que forman parte Pepino y Chureo tienen una característica también común; ambos están formados por trabajadores e hijos de trabajadores que quedaron desocupados en los últimos años, y que todavía mantienen la aspiración de conseguir un trabajo genuino. En Salta cortan la ruta frente a las petroleras exigiendo trabajos reales, y en Neuquén, exigen 10.000 puestos a Repsol y tienen una alianza estratégica con los trabajadores que recuperaron la fábrica Cerámicas Zanon. Y ninguno de los dos movimientos se quedan en palabras; el MTD de Neuquén es experto en hacer asfalto y casas , montó una fábrica de bloques y otra de cartón, además de obtener varios puestos de trabajo en Zanon. La UTD de Mosconi tiene también varios proyectos productivos, desde huertas hasta fábricas y sueña con abrir una escuela para trabajadores.

Ambos movimientos tienen mucha historia. El MTD de Neuquén es hijo directo de los sindicatos de la construcción de los 80', de los primeros movimientos de desocupados del año 92 y de los levantamientos de Cutral Có del 96 y el 97. La UTD de Mosconi nació en una zona que tiene 5 muertos en diversas represiones policiales y de la gendarmería a los cortes de ruta de los últimos años.

Pero no es sólo por eso que el estado argentino reserva para ellos las balas y la cárcel.

Además de ser modelos en cuanto a la destrucción de economías regionales, Neuquén y General Mosconi son las dos de las reservas de gas y petróleo mas grandes del país. La cuenta neuquina tiene reservas comprobadas por 188.774.000 m2 de petróleo y 188.774.000 m2, y la cuenca del Noroeste, donde está Mosconi, 29.949.000 m2 de petroleo y 161.748.000.000 m3 de gas.

En Neuquén el gobernador Sobisch no se cansa de repetir que tiene una "alianza estratégica" con las petroleras, fundamentalmente con la española Repsol YPF. Y para demostrarlo acaba de prorrogar automáticamente las concesiones a las empresas Repsol YPF, Pioneer Natural Resources, Pluspetrol, Chevron-Texaco, Capex y Petrobras. La mayoría de ellas vencen dentro de 10 años, y representan el 47% de la producción petrolera y 56% la gasifera de todo el país.

En General Mosconi tiene una de sus principales bases la empresa Tecpetrol, del grupo Techint, que acaba de firmar con el gobierno nacional un acuerdo para construir un gasoducto de 1500 km, por un valor de 1000 millones de dólares. El mismo día la empresa anunció y luego desmintió que se retiraría de la zona. Luego, el 25 de Noviembre, envió junto con Refinor (actualmente en manos de Petrobras) una carta al gobierno nacional exigiendo que " intervengan frente a los ataques piqueteros".

Antes recibir la carta, el ministro del interior Fernández había declarado sin que se le moviera un pelo que “cuesta conseguir una empresa que quiera algún lugar de estas características, y que ahora tenga que irse porque algunos energúmenos piensen que esa actitud es la que resuelve el tema es una locura”.

Y quizás, el precio que estén pagando Pepino y Chureo sea el de vivir en pueblos que sabiéndose encima de una montaña de oro negro se niegan a desaparecer; pueblos que encarnan la resistencia a una patria petrolera sin habitantes que el gobierno y las empresas parecen querer fundar.

Sebastián Hacher
sebastian@riseup.net
Buenos Aires, 25-26 de Noviembre del 2003

(1) Entre los heridos de gravedad, también se encuentra el reportero gráfico de Télam José María Delloro, que recibió un cartucho de gas lacrimógeno en la cabeza. Según informaron sus compañeros, se encuentra internado pero fuera de peligro. Además de expresar nuestra solidaridad, es oportuno recordar que el "tiro a la cabeza del periodista" es uno de los deportes favoritos de la policía de Neuquén y que hasta el momento cuentan con impunidad garantizada para hacerlo una y otra vez. Resulta también indignante que mientras los trabajadores de prensa sufren la represión, los editores de los medios cierran la boca al respecto e intensifican la campaña para criminalizar la protesta social. Entre ellos nuevamente Joaquín Morales Sola -el columnista estrella de La Nación- que está intentando calcular si el clima social alcanza para matar piqueteros o si todavía falta un poquito más.

 

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