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Mundo, Claudio Katz :: 04/10/2023

Progresismos, derechas y luchas populares en Nuestra América

Alfonso Insuasty / Claudio Katz
Entrevista con el economista marxista Claudio Katz :: El progresismo hoy carece de liderazgos que impongan agenda, como Chávez, Evo o Cristina

La Red Interuniversitaria por la Paz (REDIPAZ), el Grupo de Investigación Kavilando y CEDINS, continúan profundizando sobre los temas relevantes de Nuestra América. En esta oportunidad Claudio Katz, Investigador de la UBA de Argentina, parte del Grupo CLACSO, habla del nuevo ciclo progresista en la región, de los vientos y giros hacia extremas derechas y el papel el movimiento social y popular en estos contextos.

Escuchar entrevista completa: https://youtu.be/UPQd8KSxfHg

¿Cómo entender, analizar este retorno hacia gobiernos de derecha y extrema derecha en el Mundo?

El ascenso de la derecha, especialmente en Europa, ya es un proceso que lleva su tiempo, no es una novedad. La derecha y la extrema derecha están gobernando varios países desde hace un tiempo, tienen bloques parlamentarios significativos y han ido cobrando fuerza como una forma de reacción contra los efectos de la globalización neoliberal. En Europa, en las últimas décadas se ha expandido el desempleo, la pobreza, el deterioro de los salarios y los distintos gobiernos han sido partícipes de estos factores causantes.

En este contexto la derecha irrumpió asumiendo ese descontento como bandera discursiva y de manera muy reactiva,pero, culpando en parte a las mismas víctimas por los sufrimientos de toda la sociedad, en vez de destacar que son los grupos dominantes, los capitalistas, las grandes empresas los directos responsables. La derecha ha encontrado en los inmigrantes, en las minorías, en los sectores de protegidos, los "responsables de los sufrimientos sociales" y han ido generando este clima "de pueblo contra pueblo". De esta forma, la derecha y la extrema derecha ha ganado fuerza en Europa, con muchas contradicciones y diferencias con el pasado.

Es claro que se trata de una derecha sumamente demagógica, muy inconsistente y carente de políticas mínimamente sólidas y en general, allí donde gobiernan, caso Hungría, caso Polonia, más recientemente Italia, mantienen una gestión dentro de los lineamientos de la derecha conservadora clásica. Como banderas, usan los símbolos nacionales de cada país, pero a la par, participan de la Unión Europea, reivindican las monedas nacionales, pero aceptan el Euro, defienden la soberanía nacional, pero, convalidan la OTAN y la presencia de bases militares norteamericanas en Europa y en su gran mayoría, se han sumado al bloque que la OTAN aupando la guerra en Ucrania.

El otro gran referente de la derecha mundial está en EEUU, encarnado en la figura de Trump, la que verdaderamente ha fijado la agenda de la extrema derecha mundial, es esta ultraderecha estadounidense la más influyente en América latina.

¿Qué tanto la sociedad ha girado hacia estas posturas de extrema derecha?

En EEUU y Europa hay ascenso de la derecha y ultra derecha, pero también reacciones. Fíjate, por ejemplo, la última elección de España, donde se esperaba un triunfo holgado de la derecha y un cogobierno pero, hubo una reacción importante que frenó ese proceso. Es una dinámica ambivalente, yo te diría, muy distinta a lo que se vivió en la primera mitad del siglo XX con el fascismo. En 1920, 1930 1940 nosotros vimos el proceso del fascismo clásico, que no eran solamente de discurso, sino que era un proceso contrarrevolucionario que apuntaba contra la pujanza que tenían los movimientos socialistas, las dinámicas de revolución socialista y el espectro general del comunismo. El fascismo fue una reacción contra procesos que tenían esa envergadura. Se gestó para destruir modalidades del proletariado y organizaciones muy desarrolladas de la clase obrera europea y apuntaló una Guerra Mundial que desangró a la sociedad durante un largo período. Bueno, no estamos viviendo aún, algo equiparable.

Lo que existe en la actualidad es una amenaza, una posibilidad, un peligro de darse un proceso de este tipo, pero no existe ni un escenario de guerras inter-imperialistas de la escala de la Segunda Guerra mundial, no existe una dinámica de movimientos sociales fascistas de la envergadura que tenían en esa época, no existe un liderazgo con acciones paramilitares cuyo objetivo sea la destrucción de organizaciones Obreras, de exterminio de adversarios a escala global como si lo encarnó Hitler, Mussolini, Franco.

La dinámica de la derecha conservadora clásica se ha derechizado aún más bajo en la agenda antifeminista, antiambientalista, antiigualitaria, estamos en ese punto de convergencia de agendas de la derecha clásica con una derecha más extrema, pero que no modifican cualitativamente el escenario de El Régimen Constitucional hacia modalidades en totalitarias que sí vimos en la segunda mitad del siglo pasado, este es el escenario.

Y ¿qué vivimos en este sentido, en América Latina?

Sí, lo que hemos tenido es dos procesos de la derecha clásica muy nítidos.Primero, en el siglo pasado, los años 90, se dieron diversos proyectos económicos de transformación neoliberal con gobiernos derechistas, toda una década en toda nuestra América y, más acotado en Centroamérica. Después vivimos una brusca interrupción con el ciclo progresista. Segundo, una extrema derecha que emerge a partir y como respuesta a este primer ciclo progresista.

Es clave decir que, la derecha latinoamericana sigue siendo la derecha neoliberal, conservadora, clásica, pero lo que ha irrumpido con fuerza son formas específicamente latinoamericanas de la ultraderecha muy dependientes del "trumpismo" estadounidense, es allí donde tiene su base.

Esta derecha se encuentra muy conectada con el lobby antichavista y anticastrista de Miami,es una ultraderecha muy distinta a lo que en el siglo XX se conoció como "ultraderecha Latina", que era una ultraderecha nacionalista, centrada en el dominio del Ejército sobre la vida civil y con un discurso, un pensamiento nacionalista y desarrollista. Este tipo de ultraderecha no es la ultraderecha actual.

La ultra - derecha actual es muy neoliberal en su programa económico y está más sometida a EEUU y al Departamento de Estado. Es una ultraderecha que se ha unido para frenar las demandas sociales, populares y democráticas que emergieron durante los 10 años del primer ciclo progresista. Su objetivo, restaurar el "orden" contra cualquiera de las peticiones populares que rodearon al ciclo progresista. Es una derecha que, como en Europa y EEUU, disfraza su conservadurismo con mensajes de rebeldía.

Es una ultraderecha que culpa a las minorías desprotegidas por las desgracias que genera el capitalismo, en nuestra región, más que hostigar a los inmigrantes, giran hacia un discurso punitivo contra la delincuencia, como el gran enemigo de la sociedad, es una derecha a la que toca poner atención más en lo que hacen, que lo que dicen.

Pero yo te diría que, es importante decir, que hoy en Nuestra América hemos tenido ya, tres intentos fracasados de ultraderechas:

Primera, en Brasil. La gran derrota de Bolsonaro, un gobierno que fracasó, que generó todo tipo de desgracias para la población brasileña incluyendo la devastación del Amazonas, pasando por las muertes durante la pandemia, siguiendo con el deterioro del nivel de vida. Bolsonaro no pudo además, cambiar las relaciones de fuerza, no pudo construir finalmente un régimen totalitario, no pudo mantener preso al expresidente Lula y finalmente si logra generar es una gran reacción popular, al punto que fue derrotado en las urnas. Luego, Bolsonaro intenta un golpe de Estado contra Lula y también fracasa, dejando sobre el bolsonarismo una perspectiva podría decir de disolución.

Segunda, en Bolivia. Se vivió un gran intento de Golpe de Estado, todo un complot desde la región de Santa Cruz, incluso ambicionando la secesión del país, crear la República en Santa Cruz para manejar desde allí un bastión de la derecha,pero, han sufrido una contundente derrota gracias al movimiento popular, un intento de golpe que terminó con la detención de su líder Camacho, también de Jeanine Añez quien fungió como presidenta temporal, entre otros.

Tercera. En Venezuela. Donde han quedado debilitados la derecha y ultraderecha, su líder Guaidó no pasa de fantoche de civil. Y por dentro, de la derecha venezolana en medio de divisiones, más bien están orientándose a participar en las elecciones y tratar de recuperar fuerzas por vía de los comicios.

Y ¿Colombia, Chile y Argentina?

Claro, Colombia es un bastión central de la ultraderecha, el uribismo no es discurso solamente, se acompaña de una fuerza paramilitar responsable del asesinato cotidiano de líderes sociales. Colombia es en América latina,el ejemplo más peligroso, dramático de lo que significa una ultraderecha de acción, sangre, muerte y masacres. Aún esto, la derecha en Colombia ha sufrido la primera derrota histórica en concreto.

El gobierno en cabeza de Gustavo Petro como presidente, es el primer gobierno progresista. En el resto de América latina evidenciamos ciclos, un vaivén, pero en Colombia es la primera vez que viene.

La misma disputa en Chile, porque ahí es una ultraderecha que reivindica en forma explícita al pinochetismo. En Chile se ha habido recientemente oscilaciones, un giro del electorado que en muy poco tiempo han dado lugar al triunfo del progresismo y luego, el triunfo de la ultraderecha.

Existe una incógnita de lo que pasará en Argentina, lo que puede llegar a ocurrir en México, un problema serio sin resolver es Perú allí la ultraderecha ha sido el sostén discursivo ideológico del golpe militar contra Castillo, opera una dictadura cívico-militar clásica, pero también nos dan la pista de cómo la derecha y la ultraderecha actúan con los instrumentos tradicionales del golpismo.

Hablemos un poco del fenómeno Bukele del Salvador.

Un caso para reflexionar. Autoritarismo con rasgos de totalitarismo, con un manejo desastroso en materia de DDHH, con gran poder mediático.

Este fenómeno se entiende mirando el pasado, una serie de gobiernos de derecha, izquierda, progresistas que no cumplieron con sus promesas, el país siguió sumido en una economía resquebrajada, dolarizada, quienes migraron empezaron a regresar, nuevas generaciones sin oportunidades, entonces es una gran advertencia, Bukele nos está diciendo, miremos con atención lo que hacemos y no hacemos, porque los desengaños esta vez no conducen solo a un gobierno derechista, sino que pueden conducir un gobierno ultraderechista.

¿Cómo va este nuevo ciclo de gobiernos progresistas y qué puede venir para América Latina?

Hay que entender este nuevo ciclo que empezó en 2019, 2020, 2021 como una reacción frente al fracasado mini ciclo de derecha anterior. La restauración conservadora que intentó Trump con Macri, Bolsonaro, Uribe, Piñera, duró muy poco. El grupo de Lima, la propia OEA declinaron ante el cúmulo de fracasos políticos, económicos y sociales que afrontaron. Ahora estamos en un renovado ciclo progresista en un segundo turno que es más extendido, pero al mismo tiempo menos cohesionado y disruptivo que el anterior.

Te diría que, con excepción de Ecuador, donde probablemente vuelva a ganar ahora un gobierno progresista, Paraguay y Uruguay y de algunos países centroamericanos, prácticamente toda la región está pintada de color progresista, con la novedad que esta oleada también se ha extendido a Centroamérica incluyendo países como México y Honduras. Pero, este escenario, al mismo tiempo, carece de fuertes liderazgos logrando imponer una agenda de manera contundente, ese era el papel que tenían Chávez, Evo Morales, Cristina, este tipo de liderazgos, hoy no los tenemos.

Esta carencia de agenda y liderazgos que cohesionen hace que el tonode este progresismo sea de extrema moderación, de llamativa tibieza. Es como un progresismo adornado, conservador, temeroso, que no se pone en pie. Es cierto que la CELAC y Unasur han sido recompuestas,pero, son reuniones donde impera el discurso, pero no hay ningún tipo de iniciativa concreta de soberanía alimentaria, soberanía energética, soberanía financiera, de acción típica como región.

¿No hay proyecto Regional?

Me parece que Faltaría un proyecto regional, de país de región.Hoy no hay nada parecido a lo que significó el Alba en el siglo anterior, un referente para retomar la idea de la unidad latinoamericana con proyectos concretos en materia energética, manejo común de la divisa, de normas de intercambio regional comercial, una postura común frente a los EEUU, una política económica común frente al resto del mundo, nada de eso está.

Y te diría que, dentro de la región hay hoy como dos contextos del ciclo progresista, hay países donde la expectativa de cambios, políticas sociales y económicos sigue latente y las mayorías populares siguen apostando a este ciclo progresista, siguen esperando los beneficios. Me parece que Brasil, Colombia, México abren un contexto de esperanza.

En Brasil el consenso en torno al Gobierno de Lula es muy grande, la esperanza en transformaciones de redistribución del ingreso es muy alta y se espera que el Gobierno de Lula no repita la frustración del primer gobierno. Hay una expectativa, semejante en México, a pesar de que López Obrador ya tiene casi cumplido su mandato, en parte porque el mandato de López Obrador ha incluido mejoras sociales limitadas, además algún tipo de mejoras y proyectos de desarrollo económico que son vistos por gran parte de la población, como avances, y la expectativa que hay en el Gobierno de Gustavo Petro es equivalente, es un gobierno que recién debuta y ya le apuesta a las reformas base necesarias.

Sin embargo, vemos también desilusión, dos casos muy evidentes, Chile, donde la decepción es muy visible, el resultado de los comicios para elegir a los 51 consejeros constitucionales que redactarán una propuesta de nueva Constitución para el país dejó en manos de la derecha tamaña tarea, esta es una constancia del gran rechazo a la gestión del presidente Boric. Es que, nada del gran programa en materia de avanzar hacia la educación gratuita en un sistema de privatización de la enseñanza, poner fin al sistema de privatización de las jubilaciones, etc., nada de esto sucedió y por el contrario este presidente ha aceptado la agenda de la derecha en la militarización del sur contra los mapuches, una política autoritaria frente a las protestas populares.

En Argentina hay una frustración equivalente con el Gobierno de Fernández, un gobierno que no cumplió ninguno de sus promesas, aceptó la agenda también de la derecha en materia del agronegocio y avanzó hacia un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional que para el pueblo argentino solo ofrece un futuro de sangre, sudor y lágrimas, puros padecimientos sin ningún beneficio y por eso existe desengaño.

El caso de Perú es un poco más conflictivo porque ahí hubo un golpe militar, pero el golpe militar no oculta que Castillo gobernó sin ningún norte. Un presidente que tuvo 50 ministros, que careció de alguna brújula para alguna dirección y qué obviamente, generó un gran desengaño entre los sectores populares.

Aún esto, no creo que podamos todavía predecir, pronosticar, diagnosticar que la derecha recompone sus fuerzas y vuelve a tomar las riendas de América latina. Me parece que todavía falta mucho para que eso ocurra.

En este contexto, ¿qué papel vienen jugando los movimiento sociales y populares?

Entre el 2019 y el 2022 se produjeron grandes levantamientos populares en América Latina, Bolivia, Chile, Perú, Honduras, Colombia, que tuvieron como efecto la caída de gobiernos neoliberales y el surgimiento de gobiernos progresistas. Una nueva oleada de movilizaciones populares que confirman que América Latina es una región donde se localiza una gran pujanza de acciones populares de distinto tipo, pero de gran intensidad.

Una fuerza que ningún gobierno derechista pudo manejar, todos debieron dar un paso al costado y ver cómo esa protesta en la calle se transformaba en una victoria en las urnas de los gobiernos progresistas. La derecha tiene que lidiar en nuestra región con este protagonismo popular.

Cuando un gobierno derechista intenta ir más allá de lo que la población tolera, afronta inmediatamente una reacción popular, el último caso, el más reciente Ecuador, era el único país de Sur América relevante (dejando de lado Paraguay y Uruguay) que mantenía un gobierno neoliberal. El Gobierno de Laso al seguir indicaciones del Fondo Monetario, terminó enfrentando un levantamiento popular, una reacción de la CONAIE, del movimiento indigenista más fuerte, llevando al país a unas elecciones donde tal vez regrese el progresismo.

Quiere decir que esa tendencia que vimos en 5 o 6 países en los últimos años, sigue reapareciendo en los lugares donde el neoliberalismo intenta llevar adelante su agenda de agresión contra los pueblos. Quizás en Panamá estamos viendo también una dinámica parecida, por lo tanto, yo creo que hay que prestar mucha atención a estos sucesos.

Basta mirar lo que ocurre en Europa, lo que ocurre en otras zonas del planeta para advertir que la fuerza del movimiento popular en América es particular, hay una gran vitalidad del movimiento social latinoamericano, mientras que el movimiento social europeo afronta dificultades.

Creo que, tenemos que tomar con orgullo, pero sobre todo con cierta serenidad y mayor paciencia, la dinámica de los movimientos en nuestros países. Todos nosotros esperaríamos una traducción más acelerada de esas irrupciones sociales en proyectos políticos radicales de izquierda que generan escenarios más favorables a los movimientos populares, pero, eso tiene su ritmo.

Nuestra región recuperó gravitación económica mundial, por la revalorización de los minerales,la agroexportación, la energía, somos probablemente la región con recursos naturales, con bienes comunes más ambicionado por las grandes potencias, competimos con África en eso. Es el anhelo de las grandes potencias apropiarse de esos recursos para desenvolver sus economías a cuesta de nuestra propia pobreza.

La derecha tiene un plan y es el neoliberalismo, basado en la privatización, el extractivismo. Los neoliberales no inventan nada nuevo, es lo que ha hecho el colonialismo siempre, desde la llegada de los conquistadores a nuestra región.

Lo importante es que en América Latina se delinean alternativas. Hay, por ejemplo, periódicas cumbres de las organizaciones sociales de las distintas corrientes populares que trabajan elaboran estrategias para la defensa del territorio, los bienes comunes, el agua, procesos que requerirán tener muy en cuenta que en nuestros procesos se necesita acción común, unidad latinoamericana, una gran resistencia al imperialismo norteamericano, que no solo expropia a nuestros bienes, sino que tiene de embajadores sus agentes, sus voceros, sus bases militares localizadas en algunas naciones. Es importante advertir que EEUU siguen viendo a América Latina bajo la óptica de la doctrina Monroe, como un "patio trasero"el cual ellos manejan como a un subordinado más.

Es importante unir fuerzas para resistir, de eso depende el futuro para la región.

Pero atención, también tenemos que observar que otras potencias como China también están actuando, aunque no es equiparable en tanto no actúan de la misma manera, debemos ser conscientes que América Latina tiene que negociar de otra forma con China, Rusia, etc.

Para este fin es imperativo consolidar un bloque común, para negociar con un gigante en los términos de una pequeña potencia que negocia con un gigante y no un ramillete de países balcanizado que carecen de todo poder.

Si América Latina no sabe aprovechar este momento geopolítico, pues simplemente China participará del festival de extractivismo que comparte con Europa y EEUU.

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