Por un frente amplio contra la impunidad de las instituciones herederas del franquismo

Tras el golpe de Estado contra la República y la posterior guerra civil, motivada por la pérdida de influencia y poder de la alta burguesía y sus sectores afines como la jerarquía católica o un ejército denostado por la debacle colonial española, los sectores reaccionarios del Estado Español se concentran en la defensa de un proyecto de acumulación capitalista que los une en su destino. Un proyecto que se desarrolla inicialmente con el franquismo y que tras la muerte del dictador pasa a una nueva fase donde gracias a la participación de España en la OTAN y la UE consigue que su gran capital, desarrollado entorno a la corrupción franquista y a otros procesos de privatización y expolio posteriores, pase a expandir sus capitales. Y a asegurar con ello el desarrollo imperialista de cierta burguesía del Estado.

Esas fuerzas reaccionarias han permanecido desde 1939 en una unidad de destino. Juan Carlos de Borbón, como heredero designado y criado por el propio Franco, ha sido y es el elemento bisagra que conectó el Régimen de Franco con la transición a democracia burguesa limitada, y que garantizó con ello que esa unidad de destino se perpetuara y legitimara más allá de la muerte del dictador.

Tras el inicio de una investigación internacional (Fiscalía de la República de Suiza) de las presuntas actividades fraudulentas de Juan Carlos de Borbón, que en ese momento ostentaba la Jefatura del Estado, se activó una estrategia que pretende impedir que esa unidad de destino se vea afectada en este contexto.

Es dentro de esa estrategia en la que se enmarca la abdicación de Juan Carlos en su hijo Felipe y también esta marcha, no tan improvisada, de Juan Carlos de Borbón del Estado español.

Desde el gobierno, y los partidos hegemónicos del actual régimen (teóricamente enemigos) están presentado esta cuestión como un “asunto personal”, tratando en todo momento de desvincular y desvincularse de una actividad llevada a cabo durante más de 40 años que si se demuestra cierta los señalaría como cómplices necesarios.

Por todo ello, es natural el apoyo o cobertura que desde el Estado, controlado por esa “unidad de destino” , se da a todos los elementos que la componen. Que va desde la Monarquía a la iglesia pasando obviamente por todas las grandes fortunas y por los partidos políticos creados o adaptados para el fortalecimiento de un juego de democracia burguesa que ha servido de garantía a estos fines.

Por tanto, la marcha de Juan Carlos, solo persigue tratar de sostener toda esta estructura.

Juan Carlos no huye de la justicia española. La justicia española es parte de la misma estructura cómplice a la que pertenece la corona y que del mismo modo que no investiga a Juan Carlos, también se niega a investigar el papel de Felipe González en la guerra sucia y los GAL mientras que en contrapartida sí persigue a músicos por llamar a Juan Carlos ladrón en sus canciones.

No se trata sólo de querer salvar a la dinastía de los borbones sino de mantener el acuerdo que les sostiene y mantiene su hegemonía desde 1936.

Es el momento de hacer una lectura política y compleja sobre todo esto y usar ese análisis para una intervención no contra la Monarquía, solo es una parte y en última instancia la más prescindible, sino una intervención contra esta unidad de destino en lo universal de la burguesía española y todos sus elementos reaccionarios afines.

No por casualidad ha aumentado el discurso abiertamente fascista en todas partes. De forma preventiva están tratando que obviemos que esto no es más que lucha de clases.

Necesitamos no perder otra oportunidad. Ya hemos perdido demasiadas. Y desde todos los pueblos del Estado y desde todas las corrientes que se digan republicanas, de izquierdas, comunistas, independentistas de izquierda, necesitamos configurar un Frente conjunto con una sola consigna que nos unifica: acabar con este régimen.

TRABAJADORAS ANDALUZAS-TA