Venezuela resiste la arremetida fascista del imperialismo gringo

El imperialismo es la manifestación cabal del poder político y militar de los capitales bancarios y financieros globales, volcados en el escenario geopolítico, buscando controlar y someter estados y sus gobiernos; buscando apoderarse de materias primas y de minerales estratégicos; en plan de controlar poblaciones y mano de obra barata; y en el plan de acaparar territorios (Groenlandia, Malvinas, Panamá, Venezuela).
La violencia organizada, con sus máquinas de guerra, es la herramienta de su operación tal como lo comprobó la segunda guerra mundial desatada por el imperialismo alemán contra los pueblos de Europa, el soviético y el africano.
En la posguerra ha sido la practica permanente del estado imperialista norteamericano por todo el planeta, para lo cual ha organizado una infernal maquinaria bélica con múltiples tentáculos y casi mil bases militares.
Con ese dispositivo ha realizado agresiones en Vietnam, contra la Unión soviética, contra China, contra Corea del Norte (víctima del esclavismo samurái japonés) contra Cuba, contra Nicaragua sandinista, contra Irak, contra Irán (en sociedad con el régimen sionista), contra Afganistán, contra Venezuela, contra Granada, contra el movimiento guerrillero campesino colombiano, contra la nación argentina (Malvinas) y contra Salvador Allende.
La prepotencia y arrogancia de los yanquis es como una peste parecida al Covid.
La misma que se ha encontrado con la resistencia y la lucha heroica de todos los pueblos, como el soviético, que, con el Ejército rojo, aplastó la bestia hitleriana; como el coreano, que se alzó contra el invasor japonés; como el nicaragüense, que destruyó la Contra financiada con la droga; como el cubano, convertido en la pesadilla de la contrarrevolución de Miami; como el vietnamita, que hizo morder el polvo de la derrota a los carniceros gringos; como el afgano, el de Irán, el yemení e Irak que hoy dan ejemplo de lucha combativa contra misiles, mercenarios, portaaviones y armas nucleares amenazantes; y como el chino épico en su batalla contra todos los imperialismos de todos los pelajes que se disputaron el territorio de esa nación que sobreviviente con la gran revolución campesina de 1949.
Resistencia es el ejemplo de las masas campesinas y populares colombianas que después de 200 años alcanzaron un importante lugar en el Estado con el gobierno transformador de Gustavo Petro, sometido al asedio incesante de las castas fascistas de la ultraderecha terrateniente y militarista.
Resistencia es la que ha mostrado a lo largo de 25 años la revolución bolivariana y el pueblo heroico de Venezuela con el liderazgo de Chávez y Maduro.
Resistencia en todas las formas, es la fórmula para enfrentar hoy la toma imperialista del sur del mar Caribe para intimidar y doblegar a la patria de Bolívar.
Esa resistencia es la de todos los pueblos latinoamericanos que deben organizarse y volcarse en la solidaridad militante con las masas populares venezolanas.
No hay que perder la calma. Serenidad, ante todo. Nos quieren aniquilar con la más detestable guerra psicológica y mediática. No van a pasar.