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Argentina :: 16/12/2011

La "fiesta de la democracia": a los DDHH rogando, y con la patota dando

CORREPI

El sábado pasado se llevó adelante la “fiesta de la democracia”, y en su discurso inaugural, la presidenta reelecta se mostró sin disimulos: pidió a los trabajadores que sean “agradecidos” con el derecho a huelga, y los llamó a no “extorsionar”, poniendo como ejemplos de acciones delictivas la lucha de los docentes en Santa Cruz y de los ferroviarios.

Cristina calló, desde luego, que los compañeros docentes tuvieron que soportar meses en las rutas heladas, ante la negativa de la gobernación a escucharlos; que tuvieron que enfrentar reiteradas veces el ataque de las fuerzas de seguridad, que una y otra vez intentaron desarmar la lucha, sacando delegados a la madrugada de sus casas o deteniendo la caravana de apoyo desde Buenos Aires, sin olvidarnos de la represión sufrida cuando acampaban frente al ministerio en capital federal.

Tampoco mencionó que, cuando su gobierno prefiere no poner la cara y pagar el costo político de reprimir abiertamente, mientras se enmascara detrás de la bandera de los DDHH, en Santa Cruz, como en todo el país, aparecen las patotas de la burocracia sindical u otros grupos afines.

Donde quedo más clara la utilización de esa “tercerización de la represión” fue, precisamente, en lo que la presidenta llamó “el conflicto con los ferroviarios”, cuando la patota sindical comandada por Pedraza, delfín del gobierno, quiso callar el reclamo de los trabajadores tercerizados a los tiros, matando a Mariano Ferreyra.

Así funciona el derecho a huelga kirchnerista. Sobre los trabajadores antiburocráticos y combativos, que no se venden y que pelean por lo que les corresponde, cae, una y otra vez, el palo del estado, blandido por sus fuerzas represivas o por la represión tercerizada.

Lo vemos todos los días, en la línea 60, que acaba de sufrir otro ataque patoteril; con los QOM, con Cristian Ferreyra, en el Indoamericano y en Jujuy, con la exigencia de vivienda digna; en los sindicatos, donde empresas y gobierno delegan la represión a la burocracia.

Y se repitió, en estos días, en la línea 135 de colectivos del Grupo DOTA. El trabajador Germán Amor fue despedido, como respuesta a su actividad gremial, lo que motivó la lucha por su reincorporación. El compañero recibió amenazas telefónicas anunciando que “si no se dejaba de joder iba a terminar en el Riachuelo”. Luego, las amenazas fueron en persona, por parte del delegado sindical de la empresa, Rodríguez Leovino, que le dijo que “no joda” más con el juicio y que no ande más por la empresa. El 6 de diciembre, la escalada llego a la agresión física. El mismo Rodríguez Leovino lo atacó a golpes y lo amenazó con un arma de fuego, dentro de la empresa y con el silencio de la patronal.

Desde CORREPI llamamos a luchar contra la represión, herramienta del estado para oprimir a la clase trabajadora y el pueblo, en todas sus formas.

http://correpi.lahaine.org

 

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