Problemas en el paraíso: Un cuento con moraleja para el gran capital en Turquía

Ex-Primer Ministro y actualmente Presidente de Turquía, Erdogan, lleva tiempo hablando de su sueño de convertir a Turquía en la "China de Europa". En abril pasado, cuando el ministro de Economía, Zafer Çağlayan se reunió con inversionistas extranjeros en Londres, declaró con orgullo que los "costes laborales en Turquía son aún más bajos que en China". El presidente de la Cámara de Comercio de Berlín, Eric Schweitzer, hizo una declaración similar antes que el ministro Caglayan. En una reunión con los empresarios turcos en 2010, Eric Schweitzer dijo que las "exportaciones de Turquía a Alemania se triplicaron en los últimos 20 años y Turquía puede ser la China de Europa". No son sólo palabras para satisfacer a la audiencia.
La industria en Turquía crece de manera constante, incluso ahora, cuando el resto de Europa lucha contra los resultados de la crisis económica y las falsas recetas de las políticas de austeridad. Sobre todo en los sectores manufactureros, es muy fácil apreciar un cambio de las inversiones europeas hacia Turquía. Hoy, Turquía es el octavo mayor productor de acero, y en 2011-2012, tuvo el crecimiento más rápido de los diez principales países productores de acero del mundo. Casi todos los principales fabricantes de coches tienen una planta de producción en Turquía y están deslocalizando parcialmente la producción hacía Turquía. Entre 2009-2014, el empleo en las fabricas de montaje de automóviles en Turquía, se multiplicó por 3,5. En los primeros siete meses de 2014, las plantas de Renault, Hyundai, y Toyota en Turquía exportaron el 80 por ciento de su producción, Ford exporta el 75 por ciento, MAN el 85 por ciento. El mayor mercado de exportación para estos productos sigue siendo el mercado europeo, a pesar de una disminución de la demanda debido a la crisis. FIAT, que cierra las unidades de producción en Italia, acaba de declarar que va a exportar 175.000 coches Fiat Doblo turcos a Estados Unidos hasta el 2021. Es posible dar muchos más ejemplos de este tipo.
Pero este rentable clima de negocios para los capitalistas tiene un precio para los trabajadores. El salario mínimo en Turquía es de alrededor de 330 euros y el salario mínimo no es una excepción en Turquía, es bastante común incluso para los trabajadores cualificados. Según una reciente investigación, más de 5 millones de personas trabajan por el salario mínimo. Turquía tiene el mayor índice de mortalidad en accidentes de trabajo en toda Europa y ocupa el tercer lugar en el mundo entero. Según las estadísticas oficiales, cada año más de 1.000 personas mueren en el trabajo, pero es sólo la cifra oficial, porque muchos trabajan en negro, por lo que no hay manera de saber el número real. Una ONG calcula la cifra en 1.886 trabajadores muertos en accidentes de trabajo sólo en 2014. Y en los últimos años, como un nuevo fenómeno, se extiende la "subcontratación" como nueva forma de trabajo precario con menos derechos en una misma fábrica. En una sola fábrica se pueden encontrar cinco o seis compañías diferentes que emplean a trabajadores que hacen exactamente el mismo trabajo, pero con diferentes condiciones de trabajo.
Pero este, inseguro, no organizado "paraíso de obra barata" para el gran capital no es suficiente: el Gobierno Erdogan publicó un documento denominado "Estrategia Nacional de Empleo", en el que se afirma que "los costes laborales no salariales son demasiado altos en Turquía; con el fin de aumentar el empleo, las "cargas de los empleadores" tienen que ser revisadas y tiene que aprobarse una nueva normativa". Y algunas de estas nuevas regulaciones también se explican con detalle en este documento, hay varias nuevas leyes a la espera de ser promulgadas, que consisten en; introducción de un salario mínimo regional (lo que significa menos del salario mínimo para algunas regiones del país), un fondo de indemnización por despido (que reduce el paquete de indemnización a la mitad) y empresas de trabajo temporal, junto con todas las demás medidas de flexibilidad.
En general, la gran mayoría de la fuerza de trabajo, está desorganizada y la cobertura de la negociación colectiva es de alrededor un 5 por ciento. Es la tasa de sindicalización más baja de los países de la OCDE. Y la mayoría de los sindicatos son prácticamente "sindicatos amarillos", que no han sido organizados por las confederaciones sindicales, sino que de alguna manera les han sido impuestos.
De vez en cuando, hay protestas contra este sistema de "sindicalismo amarillo". Después de la enorme masacre de la mina de Soma, donde 301 trabajadores mineros perdieron sus vidas el año pasado, el pseudo-sindicato que está "organizado" en esa mina, podría incluso no poder entrar en la región por un tiempo debido a las reacciones de las familias de los trabajadores muertos. En una entrevista concedida por uno de los trabajadores de la mina de Soma a Al Jazeera, el trabajador dice que "no elegimos ese sindicato, lo impuso el empleador, pero ahora el empresario se encuentra en la cárcel a causa de las muertes, por lo que el sindicato debería estar también en la cárcel ".
En 2012, durante las negociaciones colectivas, 1.500 trabajadores de Renault en un turno pararon la producción y no salieron de la fábrica para protestar por el sindicato que se les imponía. Con el fin de evitar que esos trabajadores se reunieran con los del siguiente turno, la dirección de Renault lo canceló. Y al día siguiente, despidieron a 35 trabajadores para frenar las protestas laborales. El sindicalismo amarillo está mucho más extendido en el sector del metal. Según las estadísticas oficiales, hay 1.400.000 trabajadores en el sector del metal turco, 170.000 de ellos son miembros de Turk Metal, un sindicato construido y fortalecido durante los años de la junta militar en Turquía en los 1980. Como un pequeño ejemplo, en 1978, este sindicato tenía 12.000 miembros y Maden IS (afiliado a la confederación sindical progresista DISK) tenía alrededor de 200.000 miembros. En 1983, justo después del golpe militar, Turk Metal tenía 130.000 miembros y Maden IS fue prohibido y la totalidad de sus miembros, incluso en lugares de trabajo como Renault, Bosch etc. Fueron obligados a afiliarse a Turk Metal.
En este contexto, 2014-2016 / 2017 las negociaciones colectivas comenzaron en el sector del metal. A diferencia de muchos países, Turquía tiene un solo nivel de la negociación colectiva, que es el nivel de empresa, por lo que no existe negociación colectiva a nivel sectorial o nacional. El Grupo de negociación colectiva lo hace para una serie de empresas donde existe ese sindicato y la Asociación de Empresarios del Metal. Así que en diferentes lugares de trabajo, los 3 sindicatos negocian por separado con el Unión de Empleadores del Metal. Este acuerdo de negociación colectiva cubre alrededor de 120.000 trabajadores en el sector del metal, lo que es una pequeña parte del total de trabajadores, sólo el 8,5 por ciento de los trabajadores del metal en el país. Y alrededor de 100.000 de estos trabajadores están "representados" por Türk Metal y una minoría de alrededor de 12.000 trabajadores por Birlesik Metal Is. Por eso la fuerza principal en este llamado "proceso de negociación colectiva en grupo" es siempre el mayor sindicato amarillo del país y cada año Birlesik Metal Is organiza manifestaciones, acciones, etc. durante el proceso, para influir sobre un acuerdo que será firmado por otro sindicato. Porque al final, el mismo acuerdo se les impone, ya que la Asociación de Empresarios del Metal 'nunca firmaría un acuerdo diferente para 12.000 trabajadores cuando ya han firmado un acuerdo para otros 100.000 trabajadores.
Todo el mundo esperaba que el proceso de negociación colectiva seguiría la misma pauta este año. Los sindicatos hicieron sus propuestas de reivindicaciones, Birlesik Metal Is exigió un aumento de los salarios de los trabajadores más jóvenes, porque en general hay una enorme brecha entre los salarios de los trabajadores de más edad y los jóvenes trabajadores en la mayoría de los lugares de trabajo del metal sindicalizados en Turquía. En algunos casos, un trabajador más joven, que hace el mismo trabajo que su colega mayor, obtiene casi la mitad de su salario y puesto que la Asociación de Empresarios del Metal (MESS) 'siempre quiere introducir subidas salariales en forma de porcentajes, ello amplía la brecha. En lugar de ese tipo de subida salarial, Birlesik Metal IS exige diferentes aumentos salariales para los diferentes grupos salariales. También hubo algunas reivindicaciones políticas que no son normalmente parte de los convenios colectivos en Turquía, como la reducción de la jornada laboral semanal de 48 a 37,5 horas, y la exigencia de que sean los empleadores los que paguen los impuestos de los trabajadores causados por los aumentos salariales. En el caso de estas dos últimas reivindicaciones, la intención era sólo comenzar una discusión pública en lugar de plantearlo directamente en la negociación colectiva.
Y durante las negociaciones, la Asociación de Empresarios del Metal presentó su paquete de exigencias: nuevas medidas de flexibilidad, cambiar la duración del acuerdo de negociación colectiva de 2 a 3 años y ningún ajuste para los trabajadores con bajos salarios. Después de algunas reuniones, el sindicato más grande y otro muy pequeño firmaron el acuerdo de negociación colectiva propuesto por la Asociación de Empresarios del Metal con algunos cambios menores. Los empleadores retiraron sus exigencias de una mayor flexibilidad, pero insistieron en que la duración del acuerdo de negociación colectiva fuera de 3 años en lugar de 2, que era lo habitual hasta ahora. Para “vender” los 3 años, aumentaron un poco los salarios durante los primeros 6 meses, un 9,78 por ciento, que puede ser considerado bueno para los trabajadores de más edad, pero que para los jóvenes trabajadores de bajos salarios, que representan casi el 70 por ciento en los lugares de trabajo, esta subida salarial sin ningún ajuste real no significa nada.
Türk Metal firmó de repente el acuerdo y sus miembros no eran plenamente conscientes de la duración y de otros detalles del acuerdo, porque sólo anunciaron la subida salarial para los primeros 6 meses. Posteriormente, trataron de evitar cualquier discusión relacionada con el acuerdo de negociación colectiva. Pero este proyecto de acuerdo, creó un enorme descontento entre los afiliados de Birlesik Metal IS, siendo su principal la duración del acuerdo. Turquía tiene altas tasas de inflación y la situación macroeconómica es bastante inestable, por lo que la mayoría de los trabajadores 3 años es demasiado tiempo. En cada convenio colectivo es posible conseguir un poco de ajuste, más la tasa de inflación, pero en el caso de un contrato de 3 años ello significa que cada dos acuerdos de tres años, los trabajadores pierden un ajustes adicional de su salario. A pesar de que el descontento más visible se refiere a la duración del contrato, la verdadera razón del descontento de la mayoría de los trabajadores es que no supone una mejora real para los trabajadores con bajos salarios. En la mayor parte de la industria manufacturera en Turquía, pero sobre todo en el sector del metal, hay una enorme diferencia de retribución entre los trabajadores más jóvenes y los trabajadores mayores. En algunos casos, un trabajador que entró en plantilla después de 2005 podría cobrar casi la mitad que un trabajador que comenzó antes de 2000. Esta situación crea gran tensión en los trabajadores más jóvenes. Sus salarios son tan bajos, que no pueden ver un futuro. Ya que no pueden vivir con estos salarios no les importa demasiado si pierden sus puestos de trabajo. No tienen nada que temer y nada que perder. Esto les convierte en el sector más militante de la clase obrera. Esta generación de trabajadores representa casi el 60 por ciento de la fuerza laboral. Y puede ser aún más la proporción en el caso del metal, que se organiza en fábricas más grandes y que tiene más rotación laboral. Así que esta nueva generación de trabajadores nunca aceptaría un acuerdo sin ningún plan para reducir la brecha salarial.
Aunque no era el plan de la dirigencia sindical, la base del sindicato presionó tanto a la organización durante las asambleas que el liderazgo de Birle?ik Metal IS se vió obligado a llamar a la huelga en esta negociación colectiva.
Pero una huelga durante las negociaciones colectivas con la Asociación de Empresarios del Metal es muy diferente a una huelga a nivel de empresa. Porque dado que MESS no firmará ningún acuerdo diferente con el sindicato, en ese caso la compañía tiene que renunciar a su afiliación a MESS y firmar individualmente los acuerdos de negociación colectiva con el sindicato. Esto provoca otro problema, porque para algunas grandes plantas podría ser más fácil poner fin a su afiliación a MESS, pero para las más pequeñas es prácticamente imposible y en ese caso, en la próxima ronda de negociación colectiva esas plantas quedarían excluidas y el sindicato tendrá mucha menos influencia.
La huelga comenzó con bastante éxito el 29 de enero, con 15.000 trabajadores en unas 50 fábricas en todo el país. Incluso en el primer día de huelga, las compañías más grandes comenzaron a renunciar a su afiliación a la Unión de Empresarios del Metal y firmaron acuerdos bilaterales con el sindicato. Se trata de empresas multinacionales como Alstom, Schneider, Bekaert etc. Luego, en el segundo día, el Gobierno intervino y el Gabinete Ministerial publicó un Decreto Gubernamental y prohibió la huelga alegando peligro para la "seguridad nacional". Justo después del Decreto del Gobierno, los empleadores anunciaron dos días de fiesta para toda la mano de obra con el fin de calmar los ánimos. Pero no fue suficiente para calmar a los trabajadores que se concentraron en los lugares de trabajo, pero sin trabajar. Consiguieron finalmente nuevos protocolos con estas multinacionales que iban más lejos que el acuerdo con la Asociación de Empresarios del Metal.
Pero para la mayoría del sector, organizado por Turk Metal, el problema de los bajos salarios no se ha abordado y la indignación crece. A finales del mes de abril, los trabajadores de Renault comenzaron a manifestarse al final y comienzo de cada turno. Poco después, estas manifestaciones se extendieron a todos los lugares de trabajo de la automoción en la región de Bursa. La principal reivindicación de las manifestaciones era que Turk Metal negociara un mejor acuerdo colectivo, a semejanza del de la empresa Robert Bosch. El contrato de Bosch era mejor porque los trabajadores de Bosch cambiaron de sindicato hace 3 años y abandonaron Turk Metal, pero fueron obligados a volver a Turk Metal por la patronal después de algunos despidos y presiones en la planta. Así que, a fin de evitar cualquier descontento y cualquier cambio de sindicato de nuevo, la empresa y el sindicato Türk Metal firmaron un contrato mucho mejor. Pero lo que no calcularon es el descontento que produjo en otros lugares de trabajo.
El 18 de abril, los trabajadores comenzaron sus manifestaciones al final de su turno, gritando "no queremos un sindicato vendido". Al final y comienzo de cada turno se organizaron manifestaciones contra el sindicato Türk Metal. Aunque en las manifestaciones participa más de la mitad de la fuerza de trabajo, cuando los trabajadores se reunieron con el presidente del sindicato local le espetaron "nos has vendido" y él respondió "si os he vendido, y eso significa que soy un buen chulo".
Tras ese comentario del presidente del sindicato local, la plantilla entera comenzó a unirse a las manifestaciones. Renault de Bursa emplea alrededor de 4.800 trabajadores de cuello azul, ya que es una gran fábrica. La mayor parte de los trabajadores ni siquiera se conocen entre sí y no hay ningún canal de comunicación adecuado entre ellos en los diferentes departamentos. Pero Internet, especialmente Facebook, jugó un papel importante en la organización de estas manifestaciones. Y una vez más, con el uso de Facebook, otros trabajadores en la región de Bursa también organizaron manifestaciones en sus lugares de trabajo. Los trabajadores de Renault decidieron reunirse en frente de la mezquita de la zona industrial el 5 de mayo con el fin de denunciar colectivamente a Türk Metal.
El segundo punto de inflexión de las manifestaciones se produjo cuando matones de Türk Metal atacaron a los trabajadores ante la mezquita. Un trabajador fue hospitalizado, pero la determinación de los trabajadores de Renault se hizo más fuerte y los trabajadores de otras plantas organizadas por Turk Metal comenzaron a enfrentarse al sindicato. Los trabajadores de Tofa?, que es la filial de FIAT en Turquía, organizaron una manifestación masiva durante su turno en contra del delegado sindical de Türk Metal que había golpeado a los trabajadores de Renault al grito de "venir aquí y pegarnos también si podéis". Los delegados sindicales de este sindicato amarillo, no han podido volver a las plantas desde entonces.
Pero estas manifestaciones preocupaban cada vez más a los empresarios que pensaban que medidas utilizar para detener estas acciones. Al principio, trataron de amenazar a los trabajadores y desde la dirección de la empresa Renault distribuyeron una carta a la fuerza de trabajo diciendo que "las manifestaciones están perturbando la paz en el trabajo y constituyen un delito, por lo que serán despedidos los que participen en ellas". Estas amenazas provocaron preocupación entre los trabajadores de Renault, sobre todo porque sabían que 30 trabajadores fueron despedidos en 2012 sólo por protestar contra el sindicato amarillo. Todos temían los despidos y empezaron a hablar de este tema entre ellos. Se tomó la decisión de no picar al comienzo del turno, no entrar en los talleres y concentrarse el patio de la fábrica. Durante varios días, los trabajadores esperaron delante de la fábrica hasta la llegada del último autobús de servicio y estar al completo. Por último, el día 6 de mayo, en el turno de la noche, cuando llegaron los trabajadores 24,00-08,00 turno llegaron, las tarjetas de algunos de ellos no funcionaban y los trabajadores de otros turnos y de las fábricas vecinas empezaron a concentrarse delante de Renault y en el patio de la fábrica. Alrededor de las 4 a.m., la dirección de la empresa hizo una declaración a alrededor de 2 000 trabajadores, anunciando que los trabajadores despedidos serían readmitidos, que todo el mundo era libre de unirse o no al sindicato que quisiera y que no habría ninguna represalia por ello. Asimismo pidieron 15 días para estudiar las reivindicaciones de subida salarial. Después de esta declaración, todos los trabajadores volvieron al trabajo, pero esto les mostró lo fuertes que son cuando actúan unidos, llenándoles de confianza en sí mismos y coraje.
Mientras tanto continuaron las manifestaciones en las plantas organizadas por Türk Metal en la región de Bursa y los trabajadores se desafiliaron masivamente de este sindicato amarillo. El 13 de mayo, la dirección de Renault declaró que, a partir del 14 de mayo, antes de cada turno el Gerente General organizaría una reunión con los trabajadores y pidió a los trabajadores de cada turno que llegasen antes para ello. Los primeros trabajadores del turno de mañana se concentraron para la reunión y el Gerente General de la empresa les dijo que "No habrá subidas salariales y si hay más paros, habrá despidos". Los trabajadores protestaron, pero volvieron a su trabajo. Cuando los trabajadores del turno de tarde llegaron a la fábrica, no se reunieron y al final de su turno, cuando llegaron los trabajadores del de noche, no salieron de la planta y los del siguiente turno no entraron. Desde entonces hay los trabajadores del turno de tarde dentro de la planta y no se produce.
Al día siguiente, los trabajadores de Tofa? (FIAT) se unieron a ellos y pararon, sin salir de la planta. Posteriormente, los trabajadores de otros lugares de trabajo como, Mako Magnetti Marelli, Johnson Controls, Coskunoz, proveedores de la industria automotriz en Bursa se unieron. En una semana, las huelgas salvajes contra el sindicato amarillo y por los aumentos salariales comenzaron en las fábricas de automóviles en otras ciudades. Ford y Türk Traktor (Case New Holland) también se unieron a ellos.
Estas manifestaciones y huelgas, son espontaneas y hay una comunicación muy débil entre los trabajadores de diferentes fábricas, utilizando principalmente Facebook. Esto crea demasiada confusión y facilita la manipulación por parte de los empleadores. Los trabajadores de Renault son probablemente los mejor organizados de todos estos trabajadores, en cada UET (unidades pequeñas de producción en jerga Renault, que se componen de alrededor de 20 trabajadores más o menos) hay un representante y luego están los departamentos que suman varias UETS, con un portavoz para cada turno, y uno de ellos es portavoz del departamento. Hay 8 departamentos por lo que son 8 representantes. Después de que la empresa se viese obligada a aceptar a estos representantes negociar con ellos, el gobernador de Bursa se reunió con ellos y la compañía les hizo varias ofertas. Cada vez que los representantes volvían a su planta y explicaban la oferta, la sometían a voto.
Mientras tanto, la empresa ha utilizado también amenazas de despido y detenciones. La dirección de Renaut y Tofa? presentaron cargos penales contra los representantes de los trabajadores, que fueron convocados a la oficina del fiscal para ser interrogados. Incluso bajo esta presión, hasta ahora los trabajadores no han cedido. Debido a la huelga de Renault de Bursa, las fábricas de Renault en Flins y Le Mans, Dacia Rumania y en España probablemente se verán afectadas. Esta situación pone a la dirección de Renault en una posición difícil, hasta el punto que en estos momentos no puede producir ningún Renault Clio 4, que es uno de los modelos más vendidos de la empresa. Por eso la direcciónn de Renault está dispuesto a hacer concesiones a los trabajadores, pero Asociación de Empresarios del Metal no les permite hacerlo porque en ese caso tendrían que revisar el acuerdo de negociación colectiva en todos los lugares de trabajo.
El mismo tipo de acciones tuvieron lugar en 1998 contra el sindicato fascista amarillo Türk Metal, pero entonces las empresas lograron contener la situación con algunas promesas falsas a los trabajadores y despidos masivos. Esta vez, los trabajadores parecen haber aprendido mucho de sus experiencias pasadas: no han consentido ningún despido y también se las arreglado para lanzar fuertes huelgas salvajes con ocupaciones de fábricas en todo el país.
Por supuesto, las empresas, tratan de asegurarse que su producción sigue y buscar la manera de contener esta situación y restablecer el orden en la industria del metal. Saben que tienen que encontrar un término medio con sus trabajadores en este momento, pero en el medio plazo también trataran de reprimirlos con despidos de sus representantes, tratando de reimponer en las plantas a Türk Metal o construir otro sindicato amarillo. Pero hay algo evidente ya, después de esta experiencia la nueva generación de jóvenes trabajadores del metal están tomando el relevo y nada será ya lo mismo.
Metin Feyyaz (nombre combinado de dos famosos futbolistas turcos de los años 90) es el pseudónimo de un organizador sindical de la izquierda alternativa turca.
toomuchonline.org. Traducción para sinpermiso.info: Enrique García







