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Euskal Herria, Nacionales E.Herria :: 17/12/2025

Muere ‘Peixoto’: el eterno militante que se se unió a ETA a través del euskera

Resumen Latinoamericano
El último adiós tendrá lugar este miércoles, en la plaza Xokoa de Baigorri, a partir de las 15:00

José Manuel Pagoaga, «Peixoto», conocido militante nacionalista, ha fallecido. Se unió a ETA muy joven y dejó una gran huella en la trayectoria de la organización, viviendo en primera persona varios acontecimientos históricos de este país. Resultó gravemente herido en 1979.

En un movimiento con una naturaleza colectiva tan marcada que a menudo ha resultado un tanto embarazoso destacar nombres propios, hay perfiles que han dejado una profunda huella, caminos unánimemente reconocidos. El de Peixoto es uno de ellos, sin lugar a dudas. Falleció en las últimas horas, tras una larga enfermedad.

Murió a los 81 años, sin regresar al lugar que abandonó en 1968 y sin reconocimiento oficial de su condición de víctima: ni en el Estado francés, ni en el Estado español, ni en el País Vasco hasta la fecha. «Esa es la recompensa que recibió por dedicar toda su vida a la identidad vasca, la unidad y la libertad del País Vasco. Quizás algún día, y de alguna manera, se le haga justicia», han declarado sus familiares.

Su cuerpo permanecerá en el tanatorio de Baigorri desde este lunes hasta el miércoles. El último adiós tendrá lugar este miércoles, en la plaza Xokoa de Baigorri, a partir de las 15:00.

José Manuel Pagoaga nació en 1944, pocos años después de que los fascistas liderados por Franco, junto con Alemania e Italia, ganaran la guerra, y pasó su infancia y adolescencia en una sociedad que experimentaba duras condiciones y un amargo ambiente de derrota, en el caserío Aranguren, en el barrio de Musakola de Mondragón.

Sin embargo, a medida que el adolescente se hacía mayor, algo empezó a cambiar en el País Vasco, y decidió no solo presenciar este cambio, sino ser protagonista. A los 18 años, se unió a la organización guerrillera ETA, junto con varios amigos y vecinos del pueblo, cuando la propia organización aún estaba en sus inicios. Y juntos, inevitablemente, crecieron. El franquismo aún estaba lejos de extinguirse, rígido y fuerte, pero a pesar de ello, o quizás precisamente por ello, porque la opresión y la represión son un buen abono para la revolución, muchos jóvenes vascos tomaron ese camino.

El propio Peixoto contó a estas páginas, en una entrevista realizada en 2021, cómo eligió luchar: «Éramos agricultores y la primera lucha, bastante dura, fue con el euskera. Porque usábamos el euskera en nuestra vida diaria. Y enseguida alguien se acercaba y decía 'habla en cristiano'. Pero enseguida se nos unía una persona mayor. '¿Qué dices? Está hablando en su propia lengua'. Fue entonces cuando nos dimos cuenta de que no estábamos solos. Cuando los ancianos se manifestaron a nuestro favor, nos impactó enormemente. Fue como darnos una razón; que había gente que quería apoyarlo. Despertó nuestra pasión por intentar ese camino. Así que me hice nacionalista a través del euskera».

Se hizo nacionalista a través del euskera y, entonces, decidió unirse a ETA. Al principio, trabajaron con pequeñas acciones --recaudación de fondos, reparto de volantes, pintura...-- y, poco después, con la colocación de banderas. Un gran salto en aquellos tiempos sofocantes.

Durante estos años, la organización sufrió muchos altibajos, tanto ideológicos como organizativos, los que suelen asociarse al proceso de definición de un colectivo. En el V Congreso de ETA (1966), Peixoto se unió al grupo que priorizaba la cuestión nacional, pero fue arrestado poco después de la división. Sin embargo, no pasó mucho tiempo en cautiverio y, al ser liberado, se dirigió a Ecuador. En sus propias palabras, con el objetivo de consolidar la formación.

Regresó en 1971. Para entonces, el País Vasco y la organización eran completamente diferentes. Durante este período, entre otras cosas, ETA llevó a cabo una acción contra el torturador policial Melitón Manzanas, el primero en cometer homicidio intencional, y el Juicio de Burgos, de gran repercusión internacional, fue concebido por el franquismo como una demostración de fuerza y finalmente desembocó en fusilamientos. La represión fue mucho más violenta, y la respuesta de la organización, que ya estaba armada en ese momento, mucho más contundente.

El conflicto había entrado, por lo tanto, en una etapa diferente, y en este contexto, ETA tenía otra división, entre ETA-M y ETA-PM («militar» y «político militar») que condicionaría por completo no solo esos años, sino también los posteriores al franquismo.

Pagoaga se unió a la milicia, y durante ese tiempo entre sus compañeros estuvieron, entre otros, Eustakio Mendizabal, 'Txikia' -colaboraron en diversas acciones hasta que Mendizabal fue asesinado en abril de 1973-, Txomin Iturbe o Jose Miguel Beñaran 'Argala', militantes heroicos que tienen un merecido lugar en la historia de este pueblo.

Relación con Telesforo Monzón

Con Argala como compañero, Peixoto se reunió con él y con Telesforo Monzón. Bergara, carismático miembro del Gobierno de José Antonio Agirre, se había establecido en el País Vasco Norte tras regresar de México y había forjado relaciones con la nueva generación de refugiados.

«Cuando Monzón tenía algo importante que hacer, nos pedía una cita y se elegían dos personas para que lo acompañaran. En un momento dado, nos enviaron a Argala y a mí. En cuanto entramos, enseguida empezó a hablarnos con mucho cariño sobre KAS Alternatiba. Nos sorprendió. No nos sorprendió, nos alegró mucho. Terminó diciendo: «Creo que a partir de ahora tendré que ir de tu mano».

Así explicó Monzón su decisión de unirse a ellos en aquella entrevista de hace cuatro años. Esta fue también una decisión histórica, ya que, de alguna manera, unió dos épocas, dos generaciones, en una sola lucha.

De hecho, el ambiente de lucha era completamente dominante en el País Vasco en los años 70; las calles ardían y las alcantarillas hirvieron. Escudándose en letras como Triple A, ATE y BVE, los poderes estatales comenzaron a atacar a los refugiados vascos en el propio País Vasco Norte. Causaron varias muertes durante aquellos años, entre ellas la de Argala, el 21 de diciembre de 1978.

Argala jugó un papel crucial en la acción contra el ejército fascista y el presidente del régimen español Carrero Blanco --que este país celebró con entusiasmo con las melodías y letras de Etxamendi y Larralde--, y cinco años después, mercenarios pagados por Madrid asesinaron con una bomba al famoso militante de Arrigorriaga, a quien Monzón creía el presidente ideal del País Vasco.

Fue una gran pérdida para ETA, y también para Peixoto, quien era un aliado y amigo cercano. Pero el arrasateño tampoco estuvo lejos de la muerte. Tres semanas después, el 13 de enero de 1979, sufrió un atentado. No murió, pero como consecuencia del ataque perdió casi toda la visión y sufrió graves daños en una mano.

«Tenemos un largo camino por recorrer, un largo camino por recorrer, y tendremos que ir paso a paso. La clave es descubrirlo en cada paso. Soy optimista», dijo en GARA en 2021.

A pesar de haber perdido la vista, José Manuel Pagoaga siempre ha visto o presentido las cosas con mucha claridad, y sus palabras han sido escuchadas o leídas con atención por compañeros y oponentes.

Y concluyó la conversación diciendo: «Soy optimista porque creo en el pueblo y porque veo que su espíritu se ha fortalecido y expandido; en el Norte, sin duda. Pero no hay un criterio para medirlo; estos son mis sentimientos».

Los sentimientos de un corazón forjado por seis décadas de lucha, en otras palabras. Y eso es algo.

 

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